≈Capítulo 53≈

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Una vez solos, su sonrisa de desvaneció.

—¿Están bien, muchachos?

—Sí. Perfectamente, supongo.—dijo Percy y yo asentí.

—He oído muchas cosas —dijo Poseidón—. Pero quería oírlo de sus labios. Cuéntamelo todo.

Así lo hicimos. Fue un poco desconcertante, porque él nos escuchaba atentamente. No nos quitaba los ojos de encima. Su expresión no cambió mientras estuvimos hablando. Cuando concluimos, asintió lentamente.

—O sea, que Cronos realmente ha vuelto. No pasará mucho antes de que tengamos una guerra total.

—¿Y Luke? —le pregunté—. ¿Realmente ya no existe?

—No lo sé, Andy. Es algo de verdad inquietante.

—Pero su cuerpo es mortal. ¿No podrías destruirlo?—dijo Percy.

Poseidón parecía agitado.

—Mortal, tal vez. Pero hay algo distinto en Luke, muchachos. No sé cómo habrá sido preparado para albergar el alma del titán, pero matarlo no va a ser fácil. Y no obstante, me temo que debe morir si queremos mandar a Cronos otra vez al abismo. Debo pensar en todo ello. Por desgracia, yo también tengo mis propios problemas.

Recordé lo que nos había dicho Tyson al empezar el verano.

—¿Los antiguos dioses del mar?

—En efecto. Los combates han empezado antes para mí. De hecho, no puedo quedarme mucho tiempo, chicos. El océano está en guerra consigo mismo. Es lo único que puedo hacer para impedir que los tifones y los huracanes destruyan el mundo en la superficie. La lucha es muy intensa.

—Deja que baje contigo —le perdió Percy—. Déjame echar una mano.

—Yo también quiero ayudar, papá—le dije

Poseidón sonrió, entornando los ojos.

—Todavía no, muchachos. Intuyo que van a necesitarlos aquí. Lo cual me recuerda...—Sacó un dólar de arena (un caparazón plano y redondo de erizo) y se lo puso en la manoa Percy—. Tu regalo de cumpleaños. Gástalo con tino. Lamento no tener nada para ti, hija.—Me paso un brazo por lo hombros.

—No pasa nada, papá, Percy es el del cumpleaños.

—Eh... ¿gastarme un dólar de arena?—dijo Percy

—Claro. En mis tiempos, podías comprar un montón de cosas con uno de éstos. Creo que descubrirás que aún tiene un gran valor si lo utilizas en la situación adecuada.

—¿Qué situación?

—Cuando llegue el momento lo sabrás.

Apreto el dólar de arena entre sus dedos. Pero aún había algo que le preocupaba.

—Papá, cuando estaba en el laberinto me encontré a Anteo. Y me dijo... bueno, que era tu hijo preferido. Había decorado su pista de combate con calaveras y...

—Me las había dedicado a mí —intervino Poseidón, completando mi pensamiento—. Y te preguntas ahora cómo es posible que alguien pueda hacer algo horrible en mi nombre.

Asintió, incómodo.

Poseidón le puso su otra mano curtida en el hombro.

—Percy, los seres inferiores hacen muchas cosas horribles en nombre de los dioses. Lo cual no significa que los dioses estén de acuerdo. Lo que nuestros hijos e hijas hacen en nuestro nombre... suele decir más de ellos que de nosotros. Y tú, Percy junto contigo Andy, son mis hijos favoritos.

Los Hermanos Jackson Y La Batalla Del Laberinto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora