≈Capítulo 24≈

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Esperamos, solo eso pudimos hacer ya que estábamos todos atados y el pastor no hacía nada para liberarnos. Al poco tiempo escuché como algo caía, algo estruendoso se azotaba en el piso.

Me sobresalté, estaba tan preocupada.

Pero luego vi algo me hizo tranquilizar de manera al sobrehumana, mi hermano saliendo de aquel lugar con Cortacorriente en su mano

-¡Percy!-grite al verlo.

Al verme sonrió aliviado, se inclinó a desatar las cuerdas que nos tenían presos a mis amigos y a mi.

-¿Cómo pudiste derrotarlo?-pregunto Annabeth sorprendida.

-Con ayuda de Artemisa y Apolo...

Al desatarnos Percy me vio las muñecas las cueles tenían pequeños cortés por las ásperas cuerdas.

-¿Estás bien?-me tomo de la mano examinando los raspones.

Asentí mientras sonreía.

-No te preocupes, hermano-dijo Tyson-, la enana es más fuerte que nadie.

Solté una pequeña risa viendo a mis hermanos. Suspiré.

-Percy-Annabeth lo llamo para que préstamos atención.

Antes que nada, mi hermano avivó las brasas de la barbacoa y arrojó la comida a las llamas, en ofrenda a Artemisa y Apolo, quiero pensar.

-Gracias, chicos -dijo-. Les debo una.

A lo lejos retumbó un trueno, así que supuse que las hamburguesas debían de oler bien.

-¡Bravo, Percy! -le felicitó Tyson.

-¿Ahora podemos atar al pastor? -preguntó Nico.

Lo vi, se sobaba la muñeca de donde las sogas le habían lastimado, en su piel pálida, se podría ver lo rojo.

-¡Sí! -dijo Grover-. ¡Ese perro por poco me mata!

Miré a Euritión, que seguía sentado tan tranquilo junto a la mesa de picnic. Ortos tenía sus dos cabezas apoyadas en las rodillas del pastor.

-¿Cuánto tiempo tardará Gerión en volver a formarse? -le pregunto Percy

Euritión se encogió de hombros.

-¿Cientos de años, tal vez? Él no es de esos reformistas ultrarrápidos, gracias a los dioses. Me has hecho un favor.

-Antes has dicho que ya habías muerto por él otras veces -recordé-. ¿Cómo es eso?

-Llevo miles de años trabajando para ese mal bicho. Empecé como un mestizo normal, pero escogí la inmortalidad cuando mi padre me la ofreció. El peor error de mi vida. Ahora estoy atrapado en este rancho. No puedo irme ni dimitir. He de cuidar las vacas y enfrentarme a los enemigos de Gerión. Es como si estuviéramos ligados el uno al otro.

-Quizá puedas cambiar las cosas -sugerí sonriendo.

Euritión me miró entornando los ojos.

-¿Cómo?

-Trata bien a los animales. Cuídalos. Deja de venderlos para ganarte la vida. Y no hagas más tratos con los titanes-dije mientras pasaba los dedos por mis raspones.

Euritión reflexionó.

-Estaría bien.

-Consigue que los animales se pongan de tu parte y ellos te ayudarán. Y cuando vuelva Gerión, quizá sea él quien tenga que ponerse a trabajar para ti-termino mi hermano.

Euritión sonrió de oreja a oreja.

-Eso tampoco me molestaría.

-¿No tratarás de impedir que nos vayamos?

-No, qué va.

Annabeth se frotó sus muñecas magulladas. Aún miraba con suspicacia a Euritión.

-Tu jefe ha dicho que alguien había pagado para garantizar nuestro paso sin problemas. Dime quién.

El pastor se encogió de hombros.

-Quizá lo haya dicho para engañaros.

-¿Y los titanes? -le pregunté-. ¿Ya les has enviado un mensaje Iris sobre Nico?

-No. Gerión pensaba hacerlo después de la barbacoa. Ellos no saben nada sobre el chico.

Nico me miraba con seriedad. No sabía qué hacer con él. Dudaba mucho de que quisiera venir con nosotros. Pero, por otro lado, no podía dejar que siguiera vagando por su cuenta sin rumbo fijo.

-Tal vez podrían quedarse en el rancho hasta que terminemos nuestra búsqueda-propuso, Percy viéndome a mi y a Nico-. Aquí estarían a salvo.

-¿A salvo? -gritó Nico-. ¿A ti qué puede importarte? ¡Dejaste que mataran a mi hermana!

-Nico -le dijo Annabeth-, no fue culpa de Percy. Y Gerión no mentía cuando dijo que Cronos desearía capturarte. Si supiera quién eres, haría cualquier cosa para que te pusieras de su lado.

-Yo no estoy del lado de nadie. ¡Y no tengo miedo!

-Deberías -le dije tomándolo del brazo-. Tu hermana no querría...

-¡Si te importara mi hermana, me ayudarías a recuperarla!

-¿Un alma por otra alma? -apunto Percy.

-¡Sí!

-Pero si has dicho que no querías mi alma...

-¡No estoy hablando contigo!-Pestañeó para contener las lágrima-. ¡Y seré yo quien la haga volver!

-Bianca no querría que la trajesen de vuelta -dije-. No así, por lo menos.

-¡Tú ni siquiera la conocías! - me gritó soltándose de nuestro agarré-. ¿Cómo puedes saber lo que habría querido?

Sus ojos negros me veían con una terrible tristeza, por algún motivo no pude verlo a la cara bajando la mirada, no puedo verlo así

-Preguntémosle a Bianca-aventuro Percy.

Lo vi sorprendida, mientras no asimilaba lo que había dicho. Y el cielo pareció oscurecerse de golpe.

-Ya lo he intentado -dijo Nico con tristeza-. No responde.

-Pruébalo otra vez. Tengo el presentimiento de que contestará si estoy yo presente.

-¿Por qué habría de hacerlo?

-Porque no ha parado de enviarnos mensajes Iris -declaré, repentinamente convencida de ello, viendo a mi hermano asentir-. Ha intentado advertirnos sobre lo que te proponías para que pudiéramos protegerte.

Nico meneó la cabeza.

-Eso es imposible.

-Sólo hay un modo de averiguarlo. Has dicho que no tenías miedo. -dijo Percy volviéndose hacia Euritión-. Necesitamos un hoyo, como una tumba. Y comida y bebida.

-Percy -le advirtió Annabeth-, no creo que sea buena...

-De acuerdo -dijo Nico-. Lo intentaré.

Euritión se rascó la barba.

-Podríamos usar un agujero que hemos cavado ahí atrás para el depósito de la fosa séptica. Niño cíclope, trae la nevera portátil de la cocina. Espero que a los muertos les guste la cerveza de raíces.

Última historia publicada y actualizada.

Me siento orgullosa para haber actualizado todas mis historias hoy.

Bueno...ya me voy por otros seis meses JAJAJAJAJ

Se despide
Zel_di_Angelo 🌸

Los Hermanos Jackson Y La Batalla Del Laberinto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora