XII.

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Jennie llego a su casa decepcionada, llorando, su padre le había prometido estar con ella, se sentía traicionada.
Tomó los regalos de su padre y los aventó fuertemente, estaba enojada.

"Ilusa, como fuiste a creer que el vendría"

Dijo para sí misma, ahora extrañaba más a su madre, quería que estuviera con ella y le dijera que todo estaría bien.
En ese momento recibió una llamada de Rosie.
—Hola Jen, como te fue con tu padre?—Dijo
Jennie no respondió, no podía, su respiración estaba tan descontrolada debido al llanto que no podía siquiera hablar.
Al parecer Rosé notó que Jennie estaba llorando y lo comprendió todo.
—Jen? Estas bien?—
—Podrías venir Rosie? Te necesito—Dijo Jennie con dificultad.
—Ya voy, no te preocupes—

Después de un rato Rosé llego a prisa, agradecía que tuviera una llave para entrar al departamento.
La primera impresión que tuvo fue todo el departamento hecho un desorden, había pedazos de cristales en el suelo a causa de unos vasos rotos.
Rosé se asustó demasiado, comenzó a buscar a Jennie por todos lados y no la encontraba.
—Jen,Jen, estas ahí?—Dijo tocando la puerta del baño
Logró escuchar los sollozos de Jennie
—¡Jennie por favor abre la puerta!— Dijo fuertemente.
Jennie no respondía, rosé comenzó a pensar lo peor y comenzó a patear la puerta con fuerza con la esperanza de que esta se abriera.
—JEN PORFAVOR RESPONDE—Dijo gritando
Recordó que Jennie siempre tiene llaves de remplazo y comenzó a buscarlas.
Sus manos temblorosas buscaban en los cajones. Tomó el manojo de llaves y corrió hacia el baño.
Trataba de escoger la llave que abriera la puerta pero ninguna lo hacía.
—Mierda—Dijo cuando se le cayeron las llaves.
Fue probando de una por una, desesperada, Jennie no respondía, ella sabía de lo que Jennie era capaz y eso la aterrorizaba.
—¡Maldita puerta!—Dijo
La última llave fue la que abrió la puerta.

Al entrar encontró a Jennie tirada en el suelo, con botellas de alcohol al lado y pastillas regadas por todos lados.
Al verla Rosé comenzó a llorar, se comenzó a marear al ver la sangre que salía de los brazos de Jennie.
Ella trató de suicidarse.

Rosé se quedó en shock, paralizada.
Tomó a Jennie entre sus brazos.
—Jen, porfavor, Jen despierta—Dijo tomando su teléfono con dificultad para llamar a la ambulancia.
Pasaron 20 largos minutos, la ambulancia recién llegaba. Rosé sin esperanzas, no se separaba de Jennie, pensando que la había perdido.

Los paramédicos llegaron, de inmediato inspeccionaron a Jennie.
—No tiene pulso...
—Traten de levantarla, perdió mucha sangre —

Rosé miraba la escena paralizada, tenía miedo, miedo de perderla, verla de esa forma inconsciente, destrozada, hizo que su corazón se rompiera.
No podía evitar sentir culpa...
Quizás si ella hubiera llegado antes nada de esto hubiera pasado.

Corría detrás de los paramédicos que cargaban a Jennie, subió a la ambulancia tomando la mano de Jennie.
Miraba cómo los paramédicos hacían su trabajo tratando de cerrar las heridas de sus brazos. Habrían logrado reanimarla pero seguía muy débil.
—Tuvo una sobredosis—Le dijeron
—Al parecer las heridas no son profundas, pero aún así perdió mucha sangre—
—Las pastillas que tomó son muy fuertes, ¿Sabe usted donde las consiguió?—Preguntaron
Rosé estaba tan distraída y asustada que no escucho ni una sola palabra de lo que decían.
—¿Señorita?¿Se encuentra bien?—
—Ma ande?—Dijo
—Que Si usted sabe por qué su amiga tomaba de estas pastillas—Dijo el paramédico
—Ahh, ella sufre de depresión, no es la primera vez que intenta hacerse daño, tuvo muchos problemas de adiccion en el pasado—Dijo rosé con dificultad.
—¿Podrá recuperarse verdad?—Dijo Rose
—Está muy débil, daremos lo mejor, no se preocupe—Dijo

El sonido de la ambulancia retumbaba en los oídos de rose, sentía que en cualquier momento su cabeza explotaría de las horribles sensaciones que estaba sintiendo.

Llegaron al hospital, Rosé se quedó sentada en la pequeña sala, esperando recibir noticias de Jennie.

No era la primera vez que le pasaba esto a Jennie, desde antes de que su madre muriera sufría problemas de autoestima, la razón era complicada, le hacían bullying en la secundaria, y un chico quiso abusar de ella. A los 15 años comenzó a cortar su piel, robaba el licor de sus padres y se juntaba con malas personas. Gracias a su madre logró superar su pasado, pero después de su muerte pareciera que se volvería a derrumbar.
Y ahora que sentía que su padre la dejó sola, pensó que ya no quería vivir más. Quería ir al cielo con su madre y poder ser feliz. Aunque Rosie estuviera a su lado todo el tiempo, algo dentro de ella no la dejaba sanar.

——
—¿!Donde está mi hija?!—Un hombre le gritaba a la recepcionista
—DÉJENME VERLA, ELLA ES MI HIJA!— El señor empezaba a perder la paciencia
—Tranquilo señor, trato de ayudarle, antes que nada ocupó el nombre de su hija.
—Jennie. Su nombre es Kim Jennie—Dijo
—Se encuentra en la habitación número 6—
—¿Puedo pasar a verla?—Dijo con esperanza
—Soy su padre, ocupo saber cómo se encuentra—Le suplico a la recepcionista
—Los doctores aún no han dicho nada, si gusta esperar, hay algunos sillones en el pasillo—Dijo la recepcionista

El hombre, más bien "el papá de Jennie" se dirigió hacia la habitación de su hija. Sentía un enorme dolor en el pecho y un arrepentimiento inmenso.
Al llegar a la pequeña sala se encontró con una chica que también lloraba. No la conocía, pero asumió que fue ella quien llamó a la ambulancia.
—¿Eres amiga de mi hija?—Dijo con voz aguada
—Si,  usted ya sabe por qué Jennie se encuentra en ese estado verdad?—Dijo Rose reconociendo al padre de Jennie.
—Lo se, y lo siento tanto.—Dijo el hombre bajando su mirada.
—¿Lo siente? Ja, usted no puede sentir, lo que le hizo a su hija es imperdonable, le deja de hablar por meses y el único día en que lo ve la deja plantada. No tiene el valor de llamarse su padre, más bien es un desconocido que rara vez se acuerda que tiene hija—Dijo Rosé encarándolo.

El hombre simplemente se sentó en el sillón, las palabras de la chica le habían causado un gran dolor en el pecho, y su conciencia lo estaba matando.
El era el culpable, sabía lo débil que era Jennie, sin embargo, le importó más su negocio y tener charlas con empresarios aburridos. Quería dispararse en la cabeza, sus manos comenzaron a temblar del coraje que sentía hacia el mismo. Se odiaba. Era de lo peor, de eso no cabe duda.

Después de un rato, un doctor de acercó a ambos.
—¿Familiares de Kim Jennie?—
—Si doctor, dígame cómo está mi Jennie¿Se encuentra bien? ¿Todo salió bien verdad?—Dijo Rose rápidamente con nerviosismo
—Lamento decirles pero...

ERES MÍA chaennie [GIP]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora