IX.- Annabeth

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Capítulo IX

Annabeth 

Una chica había venido a apagar el fuego que había iniciado la flecha, mientras yo me removía incómoda en la cama de la enfermería. Pregunté qué sucedía afuera, pero igual que yo, ella no tenía idea. Quería pararme e investigar, no soportaba la idea de no saber qué sucedía; lo único que me detenía era la seguridad de Waffle. 

No, no le pondré Waffle, pero por ahora, sin Percy aquí, la llamaré así. 

La chica salió corriendo cuando las puertas de la enfermería se abrieron bruscamente, haciendo que mi corazón diera un salto (Figurativamente, claro). Trataba de atar cabos, de saber qué sucedía. 

¿Flecha encendida en fuego?

Los hijos de Apolo sólo las usaban cuando había un ataque realmente peligroso, con algo desconocido o difícilmente controlable. 

Y esa era la única pista que conocía. Me removía en la cama, incómoda e incapaz de tranquilizarme, con mi hija en brazos y adolorida. 

¿Esto no podría haber pasado mañana?, pensé, bueno, aunque hubiese sucedido mañana, no podría hacer absolutamente nada hoy. Estar embarazada es difícil, dar a luz también. 

La bebé empezó a llorar, había parado hace unos momentos pero por todo el escándalo afuera se despertó. Sabía que estas semanas iban a ser difíciles, pero, sólo con verla, la preocupación se iba. Percy, ella y yo estaríamos bien. 

—¡¿Annie?! —la voz de Percy se escuchaba ahogada. Entró a la habitación, cubierto de hojas, con pocos cortes, pero sano y salvo. Agradecí a los dioses y solté el aire que no sabía que sostenía. La bebé se calmó al escuchar la voz desconocida—. Es... Es Nico, Annie. Él... Creo que no va a lograrlo. 

—¿Qué pasó, Jackson? —alcé los brazos buscando un abrazo. Él se acercó y se acostó a mi lado, hundiendo la cabeza en mi cuello. Su explicación fue corta, pero detallada. 

—... Y no entendí lo que dijo al final, no era griego, tampoco latín. Sospecho que es francés, y... Y estoy tratando con todas mis fuerzas de recordar qué era, y no puedo y... —me abrazó con más fuerza. Sabía lo importante que era para él el hijo de Hades, aunque no eran grandes amigos, Nico había hecho muchas cosas por nosotros. Sin él, dudo mucho que hubieramos salido de... bueno, del Tártaro. 

El recuerdo hizo que mis ojos escocieran, mi mente voló hasta ese momento. Y no fueron las peleas o los monstruos que enfrentamos. Lo que realmente invadía mis pensamientos eran Damasen y Bob. Ellos dieron su vida para que nosotros salieramos de allí. 

—Hey, Sesos de Alga... —acaricié su cabello, como descubrí que le gustaba la primera vez que dormimos juntos—. Todo va a estar bien, ¿si? Nico ha pasado por cosas mucho peores, él va a superar esto. 

Y a penas terminé la frase, la chica que hace unos momentos estuvo conmigo entró a la habitación. Su expresión era fácil de leer; estaba llena de miedo, estrés y cansancio. 

—Percy Jackson, Nico te llama. 

—¿Pasa algo? —preguntó mi esposo, y salió de la cama, haciendo que extrañara su calor. 

—Está... —se aclaró la garganta. Creo que su nombre era Leelah—. Se está desvaneciendo.

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No insultos, por favor:c

Nosotros las queremos mucho para que nos insulten TnT

PREEEEEEEGUNTA: 

¿Si pudieran hacerle una pregunta a Percy, cuál sería?

—Nikky y Fer.

¿Qué piensas hacer? [II Parte]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora