Prólogo

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Nunca sintió tanta sed en su vida. Los últimos días la tenían más que agotada y la carga que sentía en los hombros era mayor al peso que marcaba la báscula del aeoropuerto. Patricia, detrás suyo, se despedía con llanto exagerado de su padre. 

-¡Sí, papi! ¡A México!

Las maletas desaparecieron por detrás del mostrador, tomó los documentos y buscó entre el mar de gente alguna señal que le indicara que no debía irse, pero todos los rostros le parecieron desconocidos. La voz de Patricia interrumpió sus pensamientos:

-¡No, papi! Marcela se está encargando de todo... sí, como yo salí sin un centavo de Ecomoda... No sé, pero Marcela dice que conoce a alguien, así que supongo que no nos irá tan mal... Bueno, papi te dejo porque ya vamos a abordar, chao. 

Marcela se movía con pasos decididos hacia la puerta de abordaje. Tendría que aguantarse la sed, detenerse un momento haría que titubeara, y su renuncia a Armando Mendoza y Ecomoda tenía que ser irrebocable. En su pecho se albergaba una única esperanza y para tenerla entre las manos tenía que viajar a tierras mexicanas. Su renuncia a Colombia descongelaba los recuerdos que alguna vez tuvo que eliminar y que ahora representaban su único móvil para buscar una oportunidad nueva. Los gritos de Patricia abarcaban el espacio enorme del aeropuerto; y sus pies se sentían más ágiles que nunca. 

Yo soy Marcela Valencia, la nuevaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora