Todas las promesas de mi amor se irán contigo, me olvidarás, me olvidarás. Junto a la estación hoy lloraré igual que un niño porque te vas.
Jeanette
Nunca se imaginó que tendría que revivir esa parte de su vida. En aquel entonces, las voces a su alrededor eran insistentes: su futuro tenía que ser Armando Mendoza. Era lo más adecuado, lo que le había puesto el destino en bandeja de plata y lo que Margarita se esforzaba en hacerle creer. Armando era la continuación segura del legado de los Mendoza y los Valencia, la continuación del sueño de su padre. Decidió dejarlo todo, Margarita y Roberto estaban en lo cierto: su patrimonio, su vida entera recaía en EcoModa. No había lugar para un sueño más cuando ya tenía el de su familia en las manos.
A medida que los números del elevador iban aumentando su cabeza se llenaba de preguntas: ¿qué era lo que Patricia quería saber? ¿estaba dispuesta a contarle toda la verdad? ¿qué diría cuando la supiera? La solución era afrontar el inminente interrogatorio con la frente en alto, sin embargo estaba cansada de las opiniones de todos los que le decían lo que tenía que hacer y Patricia no se quedaba atrás en intentar mandar sobre su vida.
La manija de la puerta le pareció un glaciar, los dedos se le congelaban mientras sostenía lo que la separaba de revisitar su pasado. Respiró una, dos, tres veces y decidió entrar, de inmediato escuchó unos pasos urgentes que se aproximaban a ella.
— ¡Marce! — la tomó de la muñeca y la arrastró hasta sentarla frente a ella en el sillón de la habitación — ¡Marce, ya no puedo con todas estas dudas! Te juro que le he dado vueltas y vueltas y no logro completar el chisme, Marce. Yo soy tu mejor amiga, si tú no me cuentas las cosas entonces no hay manera de que te ayude con la creída esa de la Cecilia.
"¿La creída?" rió para sus adentros "¿Qué dirá entonces cuando se entere por qué me trata de esa manera?".
— ¿No pediste el servicio a la habitación?
— Claro que lo hice, pero es hora de que no llegan. Marce, no me cambies de tema —la regañó—, en este momento te exijo que me digas por qué la Presidente esa te trató tan feo el día que firmamos los contratos, porque si Gerardo no es la persona que tú me dijiste que conocías en este país entonces la historia que yo me imaginé está equivocada.
— ¿Me exiges? — la miró con severidad mientras se cruzaba de brazos.
— ¡Marce! ¡Soy tu mejor amiga, tienes que decirme! Mejor dicho, soy tu única amiga aquí, Marce. Entonces soy tu única aliada en el mundo, así que dime, dime, dime, plis— juntó las palmas de las manos en señal de ruego.
Patricia tenía razón: se encontraba completamente sola. Además de ella, no había nadie con quien pudiera sincerarse o alguien que pudiera aconsejarla o, simplemente, acompañarla en esa soledad de la que no podía despegarse. Necesitaba que Patricia volviera a ser su apoyo y para eso tenía que contarle la verdad.
— Primero dime ¿qué es eso de "la historia que yo me imaginé"? ¿Qué película te armaste?
— Bueno Marce, te voy a decir pero recuerda que tú no me dijiste nada más que "conozco a alguien en México, conozco a alguien en México" —la remedó con ese tono de regaño que solía usar con ella—, y nunca te molestaste en decirme de qué iban esas entradas de Cecilia a tu oficina o las de Gerardo, o esas miradas de serpiente que te echaba, entonces yo tuve que hacer mi mayor esfuerzo por entender.
— Habla de una buena vez, Patricia.
— 'Key, Marce. Mira, yo siempre pensé que Gerardo era ese conocido del que hablabas porque cuando me dijiste que habías conseguido que nos contrataran fue a él al que mencionaste. No sé, me imaginé que tal vez lo conociste en un cóctel de esos internacionales, uno al que no me invitaste, por cierto, y hasta ahí había llegado mi imaginación, pero la cosa no paró ahí, Marce. El día que firmamos los contratos y esa mujer te dijo que tú no eras más que una simple empleaducha, una don nadie en esa empresa, nada más que la nueva, que ella podía trapear el piso contigo si quería porque no importaba tu cuna, que no eras más que una cualqu-
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Yo soy Marcela Valencia, la nueva
FanfictionMarcela Valencia, junto con Patricia Fernández, deja Colombia después de que Beatriz Pinzón Solano quedara como la presidente legítima de Ecomoda. Ambas viajan a México con la esperanza de empezar de nuevo. Con el propósito de continuar con su vida...