Tú y yo.

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Kazutora corrió lo más rápido que pudo hacia la zona donde tú te encontrabas. Cuando a lo lejos vió a alguien más acercarse y desaceleró el paso en cuanto la reconoció. Sacó su celular y desesperadamente llamó al número de emergencias para pedir ayuda, pues él mejor que nadie sabía lo peligrosa que podía ser Reira.
Cómo la señal cada vez era más débil tuvo que retroceder hasta una zona con buena señal, lo cual provocaría que llegará más tarde hacia tí.

— Reira... ¿qué haces aquí?

— Estaba preocupada por tí, saliste muy pronto de la fiesta y en estado inconveniente.

Tenías miedo, pero no podías hacer otra cosa más que disimularlo.

Reira se paró frente a tí, tú estabas sentada en el piso abrazando tus piernas.

— ¿Sabes? no fuiste más que una molestia para mí, mientras mi historia de amor con Kazutora avanzaba lentamente llegaste tú y arruinaste todo.
Estuve mucho tiempo esperando reencontrarme con él y tú te lo llevaste todo en menos de un día.

No tenías las palabras para defenderte, sabías que si decías algo que pudiera hacerla enojar te haría algo.

Reira buscó en la pequeña bodega algún objeto con el cual hacerte daño, y encontró un pica hielo. Cuando lo viste quedaste paralizada, tu cuerpo no se movía.

— Te odio. Estuve planeando por muchos días como deshacerme de tí. Solo viniste a arruinar mi vida, pero una vez que te vayas, solo estaremos él y yo, juntos.

Reira empuñó el pica hielo y lo apuntó a tu abdomen. Tu mente estaba en blanco y poco a poco comenzaste a recordar momentos importantes para tí. En ese instante que buscabas mantener la calma a ti llegaron recuerdos de Kazutora; la primera vez que se vieron, cuando te invitó a su club, su primer beso y cuando indirectamente te dijo que te amaba.

Las lágrimas brotaron, cerraste los ojos y tenías un sonrisa cálida y alegre.

— Adelante, házlo. Quizá no viví una buena vida, pero tuve buenos momentos con la persona que amo. — estabas resignada, sabías que era el fin.

Reira retrocedió, sus ojos se veían asustados. Tropezó con una caja de herramientas pesada y estando en el piso comenzó a recordar sus traumas de la infancia.

— ¿Qué estoy haciendo? le haré a ella lo mismo que me hacía mi madre al verme feliz.

La niñez de Reira fue difícil, su padre abandonó a su madre cuando supo que estaba embarazada, era terrible para ella porque vivía en la ilusión de que ese hombre la amaba inmensamente. La madre de Reira intentó abortarla, pero solo se hacía daño. Y cuando ella nació no quería reconocerla como su hija, aunque con el pasar del tiempo el padre de Reira la visitaba con mucha frecuencia, pues estaba feliz de tener una hija. Su madre sintió unos celos horribles hacia Reira, porque su padre solo la buscaba a ella.
A partir de entonces su madre la castigaba con mucha frecuencia, si reía, si lloraba, tuvo que crecer reprimiendo todo lo que sentía.
Hasta que conoció a Kazutora. Él definitivamente era diferente a todo lo que ella conocía, era atento y a menudo buscaba la forma de hacerla sentir bien.

Reira poco a poco fue desarrollando sentimientos por él, aunque claro, nunca supo cómo expresarlos. Así que hacía lo que observaba de su madre; dolor, miedo y castigo. Obviamente todas sus demostraciones de afecto dejaron muy mal a Kazutora, lo cual terminó en la historia que conocemos ahora.

— ¿Reira estás bien? — te preocupaste muchísimo al ver su mirada aterrada.

Reira tomó firmemente el pica hielo y se cortó las muñecas. Esa sería su redención ante sus actos enfermizos de amor, pues no quería vivir una vida en la que Kazutora le fue arrebatado.

— ¡REIRA! ¡¿QUÉ HAZ HECHO?!

— Tranquila... esto está bien... no quiero estar más aquí, quiero irme lejos, a un mundo donde quizá si pueda ser feliz... — comenzó a llorar mientras hablaba.

— Perdóname, _____, quise hacerte daño porque querías ser feliz con Kazutora... eso me convierte en alguien igual a ella ¿no?... no quiero ser como ella...

El piso estaba repleto de sangre, intentaste parar el flujo de sangre de sus muñecas, pero salía demasiada.

— ¿Qué pasó aquí? — era Kazutora muy agitado.

— R-reira s-se cortó...

De pronto entró la policía al lugar, tomaron a Reira y la llevaron al hospital. Te pidieron narrar los hechos, pero estabas demasiado alterada y con mucho miedo, así que Kazutora intervino y pidió que los llevaran a casa.

Ambos se bajaron del coche policial en tu casa. Cuando estabas por entrar Kazutora te tomó de la mano.

— Lamento todo lo de hoy. Solo quería que pasáramos un buen rato los dos. No pensé que terminaría así.

— ¿En verdad nunca quisiste a Reira?

— ¿Eh? ¿por qué-

— ¿Ni un poco?

— Sí la quería. Me parecía muy bonita y quería pasar la mayor parte de mi tiempo con ella. Pero... ella no sabía querer.

— Si se lo hubieras dicho... probablemente esto no hubiera pasado...

— ¿Querías que le dijera algo de hace años?

— No, es solo que pudiste haberle dicho que en algún momento la quisiste, así hubieras evitado ésta situación.

— Me gustas tú. Y no quiero gastar palabras románticas ni de aprecio con otras personas que no sean tú. Lo de Reira ya sucedió y me alegra que no haya ocurrido ninguna tragedia. Sé que debe ser difícil para tí volver a verme después de esto pero quiero que sepas qué-

Te diste vuelta y lo abrazaste, mientras rompías en llanto.

— ¡Creí que no volvería a verte! ¡Tuve tanto miedo de irme lejos de tí! ¡Te amo! ¡Kazutora! ¡Te amo!

Los ojos de Kazutora se llenaron de lágrimas, intentó contenerse acariciando tu cabeza.
Te tomó de los hombros y te hizo retroceder. Limpió tus lágrimas y acarició tu rostro.

— Escucha bien. No hay nada que no haría por tí, incluso si dejas de quererme yo lo seguiré haciendo, si me quieres lejos estaré cerca sin que puedas verme, si me dices que no quieres que te deje nunca, entonces nunca te dejaré. Eso es lo que te ofrezco de mí; absolutamente todo. ¡Te amo! por favor quédate a mi lado el tiempo que quieras.

Tomaste a Kazutora de la nuca y lo acercaste a tí, dando un beso tierno y apasionado al mismo tiempo, mientras él tomaba tu cintura y te acercaba más a él.

— ¡Bien! ¡Estemos juntos por siempre!

𝓜𝓮 𝓰𝓾𝓼𝓽𝓪𝓼 𝓽𝓾 // 𝕶𝖆𝖟𝖚𝖙𝖔𝖗𝖆 𝖝 𝖑𝖊𝖈𝖙𝖔𝖗𝖆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora