Capítulo 9: "Ese amo, culposo"
Los meses pasaron y amo y mayordomo eran cada vez más unidos. Vincent, que se daba un tiempo antes del anochecer para terminar sus deberes, presenciaba ese lazo. Aunque le habían dicho a Sebastian que no tenía razón para seguir quedándose más horas de las necesarias, él les negoció algo que le llamó la atención al padre de Ciel.
—No quiero ser una molestia, señores. Si necesitan un espacio sin mí, díganmelo sin compromiso, pero me gustaría quedarme el tiempo que Ciel solicite. Sin carga extra. El dinero no es importante para mí. Es una petición un poco egoísta y de mal gusto podría decir, lo sé.
Rachel no dejó que Vincent le diera una respuesta. Había llamado a Ciel desde la sala para incluirlo en la conversación. Para su sorpresa, el pequeño estaba espiando detrás de la puerta.
—Por favor, ¿Puede quedarse? — pidió él con sus grandes ojos centellando como los de un cachorro — No será un gasto y puede cuidarme cuanto quiera.
—Ciel, no hables del hombre como si me pidieras una mascota — dijo su papá, sorprendido por la complicidad de esos dos.
Sebastian en verdad se veía decidido en su deseo de pasar tiempo innecesario con su hijo, así que les dijo que sí. Puso una condición silenciosa, sin embargo: como ellos querían, esa parte de su trabajo sería "caridad", por lo que no se contaría a su sueldo. Pensó que con ese brillante plan discutido con su esposa sacaría a la luz las verdaderas intenciones que él suponía de Sebastian, creyendo que quería dinero extra, mas los meses pasaron y no hubo ni un reclamo. De hecho, solía agradecerle. Preparaba la cena cuando llegaba, le servía y estaba con Ciel hasta la hora de dormir. Entonces, aún confundido por la relación, Vincent había caído en una tortura. Para un padre como él, que no pasaba el tiempo deseado con su hijo, ver que un hombre ajeno a su familia era el preferido de Ciel le daba rabia.
—Oye, Ciel, ¿qué dices si vemos una película? — le había dicho luego de terminar de imprimir unos documentos para el día siguiente. Ciel estaba en su cuarto escribiendo en una libreta que ocultó al sentir la presencia de su padre.
—Estoy ocupado justo ahora. Puede ser en un rato — argumentó sin hacer contacto visual. Vincent entró y se sentó a los pies de la cama detrás de Ciel, quien estaba sentado en su escritorio.
—¿Qué escribes? — preguntó.
—Nada. Tarea — contestó sin desarrollar. Vincent sabía cuándo mentía, y no solía mentirle.
—¿Sobre qué es la tarea? — continuó su interrogatorio.
—Sobre un padre entrometido — además, Ciel no solía contestarle de esa forma a menos que tuviera mucho en la cabeza —. No tuve que decir eso, ¿cierto?
—¿Pasa algo? — el mayor fue comprensivo. No tenía un pequeño rebelde. Se consideraba afortunado de que Ciel fuera "perfecto". Notas sobresalientes, responsabilidad y belleza. Su hijo era perfecto para él, así que nunca le metía más presión de la que ya se metía él solo. Le perdonaría aquel descuido.
—No — dijo él mirándolo por sobre su hombro hasta que giró el asiento —, aunque sabes que estoy mintiendo. No sé por qué sigo hablándote así.
—¿Es una chica? — Ciel lo miró incrédulo — ¿Aún no? Es que ya tienes casi dieciséis años y-.
—Papá, ya te dije que no me gustan las chicas.
—Oh vaya. Entonces... Espera. Tengo que estar ebrio para esto.
—¡No es eso! Me refiero a que no me gusta nada. ¿Qué te pasa?
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𝕷𝖆 𝕿𝖗𝖎𝖘𝖙𝖊𝖟𝖆 𝖉𝖊𝖑 𝕯𝖎𝖆𝖇𝖑𝖔
Humor⚠️NO ES SEBACIEL⚠️ Luego de dos siglos, la reencarnación ha sido exitosa y Sebastian Michaelis se reencuentra con su amo, quien goza de una vida normal y saludable. Ahora que el demonio se ha dado cuenta de la importancia del niño, su único objetivo...