❝𝐏𝐄𝐑𝐉𝐔𝐈𝐂𝐈𝐎ᬊ (Primera Versión)

ੈ✗↪Capítulo 5.

自由➤ El ángel! ‹ ⋆

Momentos anteriores antes del acontecimiento ocurrido en el capítulo anterior.

Comenzaba a extrañarse de no ver a su mamá y eso la llevaba a preocuparse varias veces aún siendo una niña con muy corta edad. Sus pensamientos se undian en tristeza cada ves que hacía algo que le recordaba a su madre, hasta ella misma pensó en que quizás simplemente mamá la abandonó.

Estaba con su padre en un auto viendo por la venta, no demostraba una sonrisa como solía hacerlo y eso mikey lo noto.

— ¿Que tienes?.

— Extraño a mi mamá. — sus ojos se aguanto y su voz se fue rompiendo. — Quiero a mi mamá.

A mikey comenzó a dolerle algo en su pecho, es aparte endurecida se fue hablandando hasta sentirlo palpita cálidamente. Era su corazón sientiendo pena por un alma que provenía de el.

— Selina no llores hija, ven. — el estiró sus brazos esperando a que su hija valla con el.

La niña se aferró a su padre en busca de consuelo, lo abrazaba fuertemente como el a ella.

— ¿Mi mamá me abandono?. — sollozaba la pequeña en los brazos de su padre.

Mikey se quedó acariciando su cabello mientras aún la mantenía abrazada. Sus pensamientos en ese momento lo estaban condenando, se sentía culpable por ver a su hija así.

— No princesa, ella solo está ocupada. — hizo una pausa limpiando las lágrimas de su hija. — ¿Tú quieres verla?.

— Si, la extraño mucho.

— Yo me encargaré de que la veas, ahora no llores ¿Si? Te compraré lo que quieras.

Ella solo asintió volviendo a sonreír.
Mikey aunque sonreía al verla bien en su interior se estaba destruyendo así mismo, no sabía cómo sentirse en ese momento. Las emociones que sentía antes que abandonaran su cuerpo volvieron por si solas, no era tan agradable para el siendo un mafioso muy peligroso.

El auto se detuvo cerca de una heladería, el peliblanco le ordenó a uno de sus soldados a buscar un helado para su pequeña hija para poder distraerla un buen rato cosa que logro.
Gran parte del día Selina se distraía con felicidad logrando escuchar solamente su risa de inocencia. Sanzu se encargaba de vigilarla cuando ella se alejaba de su padre, en varias ocasiones el mismo tuvo que ir a buscarla.

— Oye mocosa, no te vallas tan lejos. — sonó disgustado por tener que cuidar a la niña.

Ella solo lo miro con tristeza mientras estaba sentada en el columpio, su sonrisa volvió a decaer y no fue por causa de Sanzu.
El pelirosa sintió terror al verla así, apreciaba su vida.