自由➤ Te odio! ‹ ⋆
Su pecho dolía con cada respiración que daba, podía sentir los latidos de su corazón acelerarse a cada segundo. Los nervios se apoderaba de su débil cuerpo, su sangre helada recorría por sus venas y arterias dándole varios escalofríos, esto acompañado por el dolor de estómago. Era una horrible sensación que realmente no podía controlar.
No podía levantarse de la camilla, sus vendas se lo impedían al igual que los tubos que llevaba inclustados en su cuerpo, se sentía miserable, sin fuerzas para tomar su venganza. Pero ella sabía que debía esperar; "La venganza es un platillo que se come frío".
Su único ojo sano se clababa en el blanco cielo razo del hospital, mientras se hundía en sus pensamientos retorcidos sedientos de sangre.
¿Que paso con esa dulce mujer? ¿Que paso con esa alma cordial? ¿Que ocurrió con ese ángel?, Simplemente el cruel mundo mancho sus alas puras llenandolas de maleza, reencor y dolor."Voy a vengarte, lo juro por mi vida". — apretó sus puños dejando que se marcasen varias venas y apretó su mandíbula haciendo que sus dientes sonasen.
Alaska estaba decidida de su fuerte decisión, ya pasó mucho que se dejó pisotear por Manjiro. Ese sentimiento de amor que alguna ves sintió por ese hombre se acabó.
"¿Esto es lo que querías?, ¿Que te odie?".
Las venas en su rostro lastimado se marcaban, aunque le dolía ella se lo aguantaba, sentía más odio que tristeza.
Sus pensamientos de distintos tipos de tortura fueron interrumpidos por el ruido de la puerta abrirse, Alaska solo esperaba que no sea Manjiro porque estaba segura que lo ahorcaria con los tubos que le drenaban suero.Pero por suerte, no fue así.
— Hola Alaska. — eran los tres hombres que se encargaron de cuidar a Selina en tu ausencia.
El sentimiento de venganza se fue apagando y la necesidad de sonreírles era evidente. Una pequeña sonrisa se le marcaron en los labios de la pobre mujer.
— Hola muchachos. — saludo solo con el habla.
Los tres hombres se acercaron a la femenina trayendo consigo un ramo de flores de Lirio, era un gesto muy caballeroso de su parte.
Tomaron asiento (Sanzu/Rindo en las sillas y Ran en la camilla) listos para hacer una larga plática con su vieja amiga, y buena compañera.Ellos eran esa ayuda que Alaska necesitaba, eran esas terapias que nunca logro tomar. Eran ese hombro donde ella lograba desahogar todas sus penas sin sentir miedo o inseguridad. En pocas palabras, ellos eran esas personas fieles que todos necesitamos.
— ¿Cómo estás tomando esto?. — pregunto el pelirosa entrelazando sus dedos.
Alaska suspiro bajando la mirada.
— Es difícil, esto duele mucho. — posó con debilidad su mano en su corazón apretandolo. — Me duele mucho.
— Debes ser fuerte linda. — hablo el mayor de los Haitani. — Pasaste por mucho sufrimiento y se que esto te duele más. Pero tienes a una personita por la cual luchar, debes seguir por ella.
— Selina te ama Alaska, eres su luz de esperanza en está oscuridad. — mensiono el menor de los hermanos.
Ella trago duró aclarando su garganta, sus palabras la habían tomado por su lado más débil.
— No me rendiré aún... Tengo una tarea que hacer. — ella extendió su mano a Sanzu y a los hermanos. — Por favor, si en la peor circunstancia algo me llegase a pasar... Cuiden a mi flor por mí...
Los orbes oscuros de la femenina se fueron llenando de agua cristalina, que fue paseando gota por gota por sus delicadas mejillas hasta manchar la almohada dónde reposaba su cabeza.
Los presentes sabían a lo que se refería, y simplemente aceptaron.Aunque realmente no sabían el cuento completo de lo que Alaska hablaba. Pues claro, su jefe les lleno la cabeza con mentiras de lo que ocurrió esa fatídica noche. Pero Alaska estaba decidida de lo que debía hacer, e iba a esperar el momento adecuado.
Esa venganza no solo era por su bebé asesinando cruelmente, no, también era por ella y por la libertad de su hija.
No importa si debía sacrificarse, ella lo haría cueste lo que cueste.— No cometas locuras.. — hablo Rindou — Tienes que ver a tu hija crecer.
Esa última palabra se la susurro en su oído. Sanzu acomodo las flores de lirio sobre un jarrón repleto de agua. Los tres se despidieron de Alaska para luego irse cerrando la puerta de esa habitación. La femenina se quedó pensando las palabras del Haitani menor, tratando de recapacitar pero fue en vano, la muchacha ya tomó una decisión.
Dió un suspiro mientras intentaba reincorporarse en la cama con ayuda de sus codos y sus piernas. Lucho tanto hasta que pudo lograrlo, al sentarse sintió un fuerte estiron en su vientre que la hizo gritar de dolor, pero era normal, aún no se recuperaba del todo.
Varios médicos entraron al instante, la sujetaron con delicadeza volviendola acostar sobre la camilla.
— Por favor señorita, aún no debe moverse. — exclamó un médico. — Tomará unas semanas en recuperarse, por favor descanse.
Ella solo asintió con la cabeza, ya al ver que no tenía nada los médicos se retiraron dejándola sola nuevamente.
Cerro sus ojos dejando salir un gran suspiró.— Cuando logré mi cometido, descansaré.
Una fuerte decisión por un bien mayor, su débil corazón aún puede resistir a la última pelea.
En el próximo capítulo: "Regeneración".
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❝𝐏𝐄𝐑𝐉𝐔𝐈𝐂𝐈𝐎ᬊ (Primera Versión)
Fanfic𝙋𝙚𝙧𝙟𝙪𝙞𝙘𝙞𝙤♯ ➜ ⋮ ⟨⟨ૢ೫ ﹙﹚˖*ೃ࿔ ︶︶︶ ❝ ❙▀▄▀▄▀▄▀▄❚⃞◠ ◠ ◠│ ░ꜜ᥊░▒❫❫⭏⭏﹌🖇꒰♡꒱»❬...⑉⑉⑉⑉⑉⑉⑉⑉⑉⑉⑉⑉⑉⑉⑉⑉⁀➷ ❛Please let me go, I don't want to be your slave...❜ ꒰⚘݄꒱ ┌──── " 🌿 „ ───────── · · · · ♡ Mejor morir luchand...