2- Inscríbeme

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Capítulo 2.

Inscríbeme.

-¡Volví! -fue lo primero que dijo Élaine al ver a su familia en el aeropuerto. Los Doyle y los Green esperaban a sus hijas con ansia, ambas estaban muy felices y al llegar abrazaron fuertemente a sus familias.

-¿Cómo la pasaron? -preguntó León sabiendo la respuesta "genial, excelente, hermoso"

-Amh, bien... Pero hay algo de lo que nos arrepentimos. -Dijo seriamente Alina. Los padres de ambas los miraron sorprendidos.

-¿No les gustó? -preguntó ligeramente decepcionada Gala.

-Oh no, el viaje fue más que perfecto, pero nos arrepentimos de no haber estado para ver a Halinor y Edin pelear todos los días. -Gala y Lorena miraron a ambas adolescentes con expresiones serias, ¿De eso se arrepienten?

-En realidad, de lo que te perdiste es de una convivencia casi perfecta, hasta ayer en la cena. -dijo Uriah abrazando a su hija menor.

-Desde ya, no pienses en molestarme durante mínimo dos semanas. Porque te quebraré un brazo. -Alina miró a su hermano, el portador del comentario. Y asintió lentamente, casi con miedo por el tono oscuro de su hermano, tenía unas grandes ojeras debajo de los ojos, obviamente no tendrían que ver con Halinor, pero igualmente decidió no preguntar por ellas.

León y Lorena miraron a su hijo, ellos tampoco sabían a qué se debían las ojeras de su hijo, cuando llegaron en la mañana lo encontraron despierto preparando café.

-Hey, Eli... Dentro de un mes y medio es el cumpleaños de Edin... Y es muy cercano al de Hali... Incluso más que los nuestros.

-Ni lo piensen, no empiecen con sus planes estúpidos, hay que ir a casa. Nuestras familias están en una rara convivencia desde hace unas horas, y están esperándolas en la casa de los Green. -dijo Lorena. -Élaine, tu abuela está esperando a Edin desde ayer para saber porque no sale con Halinor en lugar de pelear con ella. -Alina y Élaine se rieron ante el comentario. Y Halinor miró de forma asesina a la mujer.

-Vamos, levántate maldito perro. -Dijo Halinor golpeando a Edin en el brazo, acababa de llegar a buscarlo como le había dicho el día anterior, ya que tenían que llevar todo para comer al salón, pero al llegar a la casa de su vecino se encontró con que dormía plácidamente con la computadora prendida a su lado. Sacó la notebook de la cama y empezó a sacudir a Edin. -¡Ya levántate!

-Alina... no me molestes, tengo sueño. -gruñó por lo bajo.

-Te dejaría dormir... Pero no me llamo Alina. ¡Ahora levántate! -gritó en su oído, y el chico saltó en su cama por la sorpresa

-Eres una bruja. -Protestó pasándose la mano por el cabello, luego miró el reloj al lado de su cama. -Siento haberme quedado dormido. ¿Puedes sacar alguna camiseta de aquel cajón? -Le preguntó a la chica señalando la cómoda. Ella asintió y sacó lo primero que vio, para ese entonces Edin tenía el cepillo de dientes en la boca y el lacio pelo marrón ligeramente peinado.

-Me causas envidia, tú pasas una mano por tu pelo y queda bien, mi pelo es horriblemente erizado, siempre.

-¿Por eso lo usas atado todos los días? -ella asintió, su pelo castaño ligerísimamente colorado, era un punto medio entre lo malo y lo horrible, se ondulaba ligeramente pero luego se erizaba, por lo tanto la chica parecía un león cuando se desataba el pelo. Por esa razón lo usa o atado o trenzado. -Pero lo peinas mal, una coleta en la parte baja de la cabeza te queda mal, hazla más alta. Y dame la camiseta, tengo que cambiarme.

Diez minutos más tarde se encontraban llevando platos y cubiertos al salón, y Halinor llevaba una coleta alta ligeramente al costado.

-Hey Halinor... ¿Has pensado en que quieres ser cuando seas grande? -preguntó Edin mientras dejaba los cubiertos encima de una mesa. La chica se sorprendió un poco al escuchar su pregunta.

Los ojos del ArtistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora