8- Viajemos

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Capítulo 8:

Viajemos.

-Entonces no vendrás desde mañana hasta el jueves. –Repuso el profesor de la orientación Narrativa, en Artes Literarias. Edin había entrado en su salón con un certificado. –Pero, no me habían informado acerca de que tuvieras problemas médicos.

-No los tengo, profesor. Mi compañera de room los tiene, y como es una gran amiga de mi familia y tenemos algunos inconvenientes familiares, me pidieron que la acompañe. Es más que nada un problema familiar. –Explicó al hombre, que simplemente asintió con una sonrisa leve y le indicó luego, que todo estaba bien y que podía irse. La misma situación estaba sucediendo en la sala contigua, en donde Halinor entró, con el mismo propósito que Edin.

-Adiós, profesor. –Al salir de la sala, Edin se encontró con que Halinor estaba apoyada contra las ventanas del pasillo, se veían todos los terrenos de la Academia, y todos los alumnos paseando a la luz del sol, con sus cuadernos y cosas típicas en un lunes de clase.

-Tengo que ir a empacar mis cosas para mañana. Nos vienen a buscar a las siete de la mañana, te conviene dejar las cosas listas desde hoy. –Dijo desanimada, estaba así desde hacía unos pocos días, pero desde que la directora les había entregado los certificados la mañana anterior, ella parecía una estatua andante, inexpresiva y apenas social. Ya le daba la espalda al chico, en proceso de irse, cuando él le tomó la muñeca intentando que no se fuera, aunque lo máximo que logró fue apenas ver el brillo de sus ojos, con un ligero enojo.

-Hey, no seas tonta, no es tan malo tener que ir al doctor. Solo es una de las revisiones que te hacen todos los meses, no pasará nada.

-Recuérdame mañana, que te explique algo... Si intento evitarlo, oblígame. –En ese momento ella se soltó del agarre de Edin y su pelo se sacudió levemente, él alcanzó a ver que tenía los ojos acristalados. Pero no vio mucho más, porque ella se fue, y si él la seguía, no acabaría bien.

-Idiota... No puedo creer que pueda ser algo tan malo. –Susurró para sí mismo. En el pasillo solo había algunos otros alumnos que pasaban comúnmente, pero voltearon a verlo, estático, en el lugar donde Halinor lo dejó.

-Edin, ¡Levántate perro inmundo! –Gritó Halinor, impaciente. El chico no había dormido mucho, se había quedado leyendo en internet toda la noche, por lo que ahora estaba en el estado más soñoliento en el que lo había visto Halinor. Al ver que él no se movía, tiró se sus mantas y lo dejó destapado

-Vete Halinor... Tengo sueño. –Se quejó él. Y tanteó con la mano buscando las sábanas.

-Oh por Dios. Esto ya es mucho. –Tomó las piernas de Edin y empezó a tironearlo hacia la sala, la puerta estaba abierta, y las maletas se encontraban junto al pasillo, esperando a ser bajadas para el viaje. En ese momento aparecieron por la abertura la directora y Uriah, el padre de Halinor.

-¿Qué demonios... -Masculló Christa, al ver a Halinor arrastrando por las piernas a Edin en pijama, Uriah miró incrédulo la escena, y al notar su presencia, Halinor se quedó estática, luego reaccionó en su posición y soltó la pierna de Edin, este se restregó los ojos y saludó vagamente a los presentes.

-Siento mucho que tengan que ver uno de los despertares del Room B-21, pero es que Edin no quería despertarse. –Explicó Halinor, tocando su pelo con incomodidad. Edin ya se había levantado del suelo y saludó a Uriah y a la directora. Halinor soltó un suspiro y fue hacia la habitación de Edin, de donde sacó ropa para que se cambiara y la llevó a la sala. –Vamos perro, ve a cambiarte. Eres impresentable.

-Bueno... Mamá. –Contestó burlonamente, tomando la ropa en manos de Halinor, luego se fue al baño.

-Eso fue más extraño de lo que esperaba. –comentó Uriah con una sonrisa de sorna, luego abrió los brazos para abrazar a su hija la cual se lanzó sobre él con mucha alegría.

Los ojos del ArtistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora