¿Sólo amigos? (Jaime y tú)#2 [TERMINADA]

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La cabeza me punzaba a más no poder, sentía como si estuvieran clavándome miles de agujas por segundo, escuchaba voces, cada palabra hacía que la cabeza me doliera más, sólo quería que se callasen. Sentí una puerta cerrarse y un hermoso silencio se formó dejando descansar mi cabeza, aún sentía esas asquerosas punzadas pero menos que antes, quería abrir los ojos y saber que pasaba a mi alrededor pero se me hacía totalmente imposible abrir los ojos, cada intento era fallido y sólo conseguía que me doliera toda la cabeza, dejé de intentar luego de un rato. Intenté una vez más abrir los ojos, está vez lográndolo, una luz me segó de inmediato haciéndome cerrar los ojos nuevamente, veía algo borroso, de apoco mi vista se fue acostumbrando a la luz, estaba recostada sobre una camilla, miré a mi lado derecho y vi a un ruliendo Edgar esparramado durmiendo en la pequeña silla, a mi derecha estaba la Cata con sus brazos y su cabeza apoyada en la cama, durmiendo obviamente. Miré al sillón y la Maca con él Nico estaban abrazados en el sillón durmiendo, me enderecé un poco sobre la camilla mareándome, miré un punto fijo en la habitación hasta que se me paró.

-¿Edgar? -pregunté con un hilo de voz. La voz no salía más fuerte que eso- oye ruliento, despierta -él Edgar se enderezó rascándose los ojos, me miró, analizó la habitación y me volvió a mirar, esta vez con los ojo como plato

-¡__! -gritó un poco

-Shhhhh...Mi cabeza. -toqué mi frente. Sin más previo aviso tenía al Edgar sobre mí abrazándome

-Dejen de moverse. -murmuró la Cata dormida, ella me miró y se abalanzó sobre mí

-¡__! -me besó toda la cara. - ¡Maraca! ¡Mi culiá preferida! -me besó la cara una y otra vez, sonreí de lado. Él Edgar había salido de la habitación prácticamente corriendo a llamar un doctor

-¡__! -gritó él Nico con su típica voz de maricón. Se abalanzó sobre mí abrazándome y besándome

-Me dueeleee. -me quejé separándome de él. La Maca se tiró sobre mí y me apretujó contra ella

-¡__! -diminutivo de tú nombre. -¡Mi ___! -besó mi mejilla una y otra vez, le sonreí. Él Edgar entró con el doctor con una sonrisa de oreja a oreja

-Señorita __. -tú apellido. - despertó, ¿Cómo se siente? -preguntó sacando una linterna

-Mi cabeza va a explotar, pero bien. -me alcé de hombros. - ¿Qué me pasó? ¿Y él Jaime?-pregunté. Los cabros se miraron entre todos

-Los dejaré solos. -dijo el doctor retirándose de la habitación

-Ya yo le digo. -se rascó la nuca él Nico. Alcé una ceja. -ya, cuando te lo diga tení que comportarte. -me apuntó con su dedo. Asentí con la cabeza. -ya, jum... Es que. -suspiró. -__ estuviste en coma 5 meses. -me quedó mirando. Abrí mis ojos como dos platos

-¡5 meses! -grité un poco haciendo retumbar mi cabeza. - ¡Conchetumare la Camila!

-Tranquila, tranquilein. -dijo él Edgar

-La está cuidando tú tía, no te preocupí. -dijo que en esta semana venía una vez más a verte con tú hermana. -asentí con la cabeza aún confundida. - y bueno...Em él Jaime dejó de venir al segundo mes. -se rascó la nuca.

-¿Qué? -pregunté triste. -¿Se aburrió, no? -bajé la cabeza.

-No es eso, sólo que ya no es el mismo Jaime que conocíamos. El weon anda el doble de pesado, con cuea nos habla, en la U sólo se dedica a dormir, bueno eso no es nuevo en él pero esta vez es más y en los recreos se queda metido en las salas haciendo nada. -dijo el Edgar.

-¿Dónde está ahora? -pregunté.

-Lo más probable que en su casa, durmiendo. __ son las 2 de la mañana. -alcé una ceja.

-Linda hora para despertar.-murmuré. -¿Ustedes que hacen acá si es tan tarde?

-Te estábamos esperando. -sonrió la Maca. -te esperamos estos 5 meses, te mantuvimos informada de todo lo que pasaba en la U, te contábamos nuestras cosas como siempre. El doctor dijo que eso te ayudaba a mantener tú cerebro activo oh algo así. -se alzó de hombros. Les sonreí

-Puta los weones lindo. -abrí mis brazos. -quiero un abrazo. -los cuatros se tiraron sobre mí a abrazarme, sonreí a más no poder

-Sé que quizá nos sea el mejor momento para preguntar esta wea, pero ¿cómo llegaste a está situación?, él Jaime no nos quiso contar. -se alzó de hombros

-A sí...E-em. -suspiré. -cmo sabrán no tengo muy buena relación con mi papá. -los cuatro asintieron.- la wea es que él no sabía dónde vivía, mi mamá se fue pa Temuco y empecé a encontrármelo por la calle, pasaron los meses y me lo seguía encontrando, siempre me preguntaba dónde estaba mi mamá y obviamente no lo iba a decir. Ese día estaba en la casa organizando las cosas para ir a buscar a la Camila y poder traerla pa la casa, tocaron la puerta y la abrí sin mirar pensando que era él Jaime ya que dijo que se vendría a quedar a dormir. -me alcé de hombros. -abrí la puerta y hay estaba él, mi querido papá. Entró sin más, lo desafié y empezó a golpearme sin piedad hasta dejarme inconsciente, lo último que sentí fue que tenía algo calentito en la cabeza. -tomé aire y suspiré

-No se preocupe mi reyna que acá tiene dos guardas espaldas -dijo el Nico con una sonrisa. -

Edgar y él hicieron un pose media extraña haciéndonos soltar una carcajada

-Gracias por quedarse conmigo todo este tiempo. -sonreí un poco. -quiero ver al Jaime, saber cómo está, que pasó después de que me desmaye. -murmuré. La Maca me abrazó por los hombros

-No te preocupí, mañana te traigo al Jaime pa que hablen. -me sonrió. Asentí con la cabeza un poco y suspiré

-Yyy... ¿Qué han hecho estos cinco meses en mí ausencia?-pregunté

[...]

Los cabros al final se tuvieron que ir a sus casas ya que mañana les tocaba ir a la U, me dijeron que hacían la misma rutina siempre, ir a la U, venir aquí contarme sus weas, dormir un poco eh irse a sus casas. Me pusieron al tanto de todo lo que pasó en la U, hasta me hicieron un tipo de "campaña" para que me recuperaran, dijeron que habían traído muchos regalitos y weas pero no pudieron meterlos la habitación porque estaba en cuidados intensivos, así que llevaron todo a mi casa, me contaron que él Jaime había conoció a una mina nueva que llegó a la U, era con la única que hablaba normalmente, obviamente un celo me invadió entera. Aún no me cabe en la cabeza que dejó de visitarme al segundo mes, quizá ya ni le importaba.