XXll ~Maratón piola 1/5 ~

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Narra __:

¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué me hiciste tan aweona mamá? ¿Qué te hice weon? Yo y mi boca conchetumare.

Él Jaime miraba el piso mientras jugaba con las telas de su pantalón, se notaba a millas que estaba incómodo.

-¿Qu..Qué beso? -preguntó haciéndose el weon. Lo miré con una ceja en alto. -ha, ese beso. Bueno, he...Sí..Yo. -razcó su nuca.

-No tení que contestar si no quieres. -me levanté mientras sacaba mi teléfono, la Maca me estaba llamando. -¿Aló?

-Oe weona, ¿Dónde están? Vamo a hacer un asadito a la noche.

-En la plaza de acá cerca, ¿Por qué?

-Ya, quedense allí, vamos a ir a comprar y nos juntamos.

Colgó sin dejarme responder, me metí las manos en los bolsillo mientras miraba el cielo.

-Lo mismo que sentí cuando nos dimos el primero. -habló de la nada.

Un escalofrío recorrió mi columna, haciendo que me tensara, solté un suspiro para después mirarlo.

-Algo tuvo que haber cambiado. -lo miré.

Negó con la cabeza. -sí algo hubiese cambiado, no lo hubiese seguido. ¿No creí? -me subí de hombros. -¿Y tú? ¿Por qué lo hiciste?

¿Por qué lo hice? Buna pregunta, ni yo sé el porqué. Quizá extrañaba y anelava volver a sentir sus besos, esos besos que te sacan todo el aire de los pulmones y te obligan a separarte, esos beso que te dejan con ganas de más, como culear. Cuando al fin me correspondía a responder, un grito llamó nuestra atención.

-¡Wena cabros! -apareció la manga de sacos de wea.

[...]

Nuestra tarde se compuso de comprar puras weas, nos costó la vida encontrar algunas cosas pero lo logramos, comeríamos los ricos asado del Edga. Los cabros se tiraban tallas y reían, a exepción del Jaime, de vez en cuando reía de alguna estupidez, pero volvía a su temple serio, sentía como me miraba al caminar, podía sentir su penetrante mirada en mi nuca, evitaba mirarlo para hacerlo conservar su fantasía de que no me daba cuenta, aun que debía admitirlo, mi vista se iba inevitablemente hacía su dirección.

Caminábamos con las manos llenas de bolsas, los cabros iban delante nuestra, mientras que con las cabras caminábamos detrás.

-¿Qué pasó con ese weon? -hizo una seña con la cabeza la Cata.

-¿Cón quién? -la miré. -¿Con él Jaime? -ambas asintieron. -Nada, ¿Qué iba a pasar?

-¿Vo creí que somos weonas? -preguntó. -las miradas que te hecha son como las que tenía cuando recién empezaron a pololear.

-¿Qué miradas weon? -me hice la weona. -no sabía que eras profecional desifrando miradas.

-¿Cómo creí que él Edgar es mi mino? -rió. -¿Tienen ondiwis o no?

-En tus sueños, querida Catalina.

Esta culiá quiere las trinta lucas noma, a mi no me hace weona. Apenas llegamos a la casa, los cabros empezaron a preparar las cosas pal asado, los angelicales asaos del tío Edgar, semental culiao con manos de angel.

Me metí a la cocina a meter las cervezas en el refri mientras los cabros hacían cosas en el patio.

-Oiga mi niña, ¿Usted cree que se puede quedar hasta el Domingo? Nos pretaron la casa por más días. -apareció él Nico por la puerta.

-Sí. -lo miré por sobre mi hombro. Podía ver como se acercaba hasta llegar junto a mí.

-Una pregunta curiosa. ¿Qué le hiciste a mi barbón? -me miró.

-¿Qué le pude haber hecho a tu barbón? -subí una ceja.

-No sé po, por algo te pregunto. Desde que salieron los dos anda serio, se ríe de pocas cosas y es obvio que te mira cada dos segundos.

-No sé, deberías preguntarselo directamente a él. ¿No? Nico, debe andar cansao, ese no se mueve nunca y hemos ido de un lado pa otro, mañana va a estar igual que siempre. -le sonreí de lado.

Salí de la cocina sin dejar que me contestara, barbón culiao.

Narra Jaimeleto:

La __ apareció por el ventanal, se acercó al Naiko y empezaron hablar como siempre, no podía evitar mirarla, estos weones siempre cagan todo, siempre que me va a decir algo que me improrta, interrumpen, sacos de wea, aún así me caen bien.

Hablaban ánimosamente, de vez en cuando se podían escuchar las risas que soltaba __, su hermosa y tan poco delicada risa.

-La vai a apestar si seguí mirándola. -rió él Edgar. Dejó de hacer lo que hacía con la parrilla y se sentó junto a mí. -¿Por qué no te conseguí a alguien más? -lo miré mientras tomaba un poco de cerveza. -sería todo más fácil pa' ti, te olvidai de la __, siguen siendo amigos y ya no tienen tanta confusión.

-No es tan fácil, querido Edgar. -lo miré. -si te dijera que tienes que olvidar a la Catalina, ¿Qué harías? -apolló sus brazos en sus rodillas y miró sus pies.

-Te diría que me chupí el pico. -reímos.

-Entonces, chupame el pico. -miré a la__.











¿Sólo amigos? (Jaime y tú)#2 [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora