XV

537 49 4
                                    

Al perder de vista a la puta que se hace llamar Lorena lo solté para poder meter mis manos dentro de los bolsillos de mi polerón.

-Gracias.-habló sin mirarme.

No dije nada, sólo seguimos caminando hasta encontrar a los mucsacsos. Él Jaime se sentó al lado de del Edgar mientras que yo me senté al otro extremo junto al Nico.

-Cabros, estoy chato.-se quejó él Nico.

La Maca lo abrazó por los hombros.

-Quiero carrete.-habló la Cata.

-El pecho va a ser un carrete el Viernes, ¿No les dijo? -pregunté.

Todos negaron con la cabeza.

-Yo los invito.-me recosté en el pasto.

Al fin habían terminado las empalagosas clases, salimos todos juntos como siempre, al llegar a la salida nos repartimos en grupos para irnos a nuestras casitian. El Edgar y él Nico por la calle de mano izquierda, la Maca y la Cata cruzaron a la calle del frente, mientras que el Jaime y yo nos íbamos por la calle de mano derecha.

Íbamos en un silencio que quizá para él era incómodo, para mí era agradable.

-¿Qué pasó con el loco que de las cartas? -preguntó de la nada.

-Nada, sigo sin saber quien es.-hable mirando el piso.

-¿No tienes sospechas de quien pueda ser? -me miró.

Negué con la cabeza, no me había puesto a pensar de quien podría ser, no me importaba demasiado la verdad.

-Gracias por lo de la Lorena.

No dije nada, sólo seguí mirando el piso. Quizá me haya dado un poco de celos, sólo un poco.

-¿Cómo la conociste? -pregunté después de un rato.

-¿A la Lorena? Por un carrete, me la presentaron unos amigos y me enganche a la mina.-río sin gracia.-pensé que ocuparía tu lugar, pero no paso.

Miró el cielo mientras cerraba un ojo, lo miré indiscretamente. Seguía igual de rico el conchesumadre, sus rulos, sus ojos café con ese lunar que tiene debajo del ojo, esa barba, su cara de guatón culiao, me seguía trayendo loca.

-¿Qué tengo? -preguntó al ver que lo miraba.

Sentía un pequeño ardor recorrer mis mejillas, miré el piso mientras negaba con la cabeza.

El camino siguió en total silencio, con las tensas miradas del Jaime y mis leves sonrojos, parecía pendeja de quince, pero era inevitable no sonrojarme ante su tensa mirada.

Al llegar a mí casa levante mi vista, él estaba frente a mí mirándome fijamente.

-¿Nos vemos mañana? -preguntó rascándose la nuca.

Asentí mientras sonreía de lado, se despidió con un beso en la mejilla mientras empezaba a caminar hasta su casa, cerré la puerta detrás de mi para apoyarme en esta y suspirar.

Puta bida.

[...Viernes 10:45 de la noche...]

Salí de mi casa cerrando la puerta detrás de mi, hoy día era el carrete del peshitoh.

Caminé revisando mi teléfono, los cabros hablaban por el grupo que teníamos el Wsp.

"Cabra culia apurate"

"Nos ivamos a juntar a las 10 aweona"

"Conchesumadre lenta por la recucha"

"Te voy a ir a buscar de las mechas si no llegas en diez minutos"

Reí al leer todos lo mensajes, me había quedado raja en la tarde viendo una película y se me pasó la hora. Caminé a paso rápido buscando a los cabros con la mirada, cinco siluetas se formaron en la esquina, el ruliento pelo de la Maca me dejó distinguir que eran ellos.

-¡Al fin conchetumare! -gritó la Cata.

-Me quedé raja.-reí despacio mientras empezábamos a caminar.

En el camino me retaron un rato por ser tan impuntual, después se aburrieron y empezamos a hablar de otras cosas.

Desde fuera de la casa se escuchaban su música piola, entramos sin más como de costumbre, un sonriente pecho nos recibió y nos ofreció copete.

El grupo se desarmó, cada uno llendose por algún lugar de la casa, saqué una chela mientras caminaba por la casa, había poca gente como para las otras fiestas que había hecho el pechito.

Saqué un cigarro mientras caminaba hacia el patio, estaba casi vacío. Me apoye en la pared mientras lo prendía, tomé un poco de cerveza e inhale el exquisito humo del cigarro.

-Hola.-me saludo el Naiko.-no sabía que ibas a venir.

-Hola.-le sonreí de lado.-no iba a venir, pero vinieron los cabros.

Hablamos un rato de temas variados, él se tuvo que ir ya que mañana tenía que trabajar, yo seguí en el patio.

Me había tomado más de cinco chelas y seguía perfeccccta, la cajetilla de cigarros ya casi se me acababa por culpa del Naiko.

El Jaime apareció por el patio, me vio sentada en el piso y se sentó junto a mí. Me quitó el cigarro de las manos y lo tiro al piso.

-Sabi que no me gusta que fumi.-me quitó la cajetilla.

-Sabi que no me gusta que seai tan aweonao y no me quejó.-rasqué uno de mis ojos.

-¿Tay cura? -preguntó.

-Tengo mis cinco sentidos compadrito.-me acomodé en su hombro.

-Si claro.

Nos quedamos en silencio como de costumbre, levanté mi cabeza para poder mirarlo, miraba algún lado del patio.

-¿Qué piensas? -pregunté.

-En nada.-me miró provocando que nuestras caras quedaran juntas.

Su aliento se combinaba con el mío, mis ojos recorrían sus labios. Se los lamió levemente haciéndome estallar, no aguanté más y me lancé sobre él besándolo.

Aceptó el beso apenas mis labios chocaron con los suyos, no era un beso salvaje, era un beso lento y tierno.

Bueno, quizá este algo cura.

¿Sólo amigos? (Jaime y tú)#2 [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora