Capítulo uno

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Axl aparcó su vehículo frente a un local en el centro de la ciudad, era algo tarde y acababa de salir de una larga jornada de trabajo, llevaba varios meses pensando seriamente en su matrimonio.

Se casó con Stephanie Seymour hacía ya veinte años, estaba en sus treinta y cinco, muy enamorado y cuidaba del hijo de la joven mujer a pesar de que no era suyo, se encariñó de él, el chico lo llamaba papá y lo veía como su figura paterna. Las cosas cambiaron hace unos tres años, Stephanie había regresado al mundo de las pasarelas y desde ahí su matrimonio se vio hundido, eran distantes y a veces ni siquiera dormían en la misma habitación, quería recuperar su matrimonio porque no sabía que haría si ella lo dejaba, podría ser que tuviera el negocio de su familia, una discográfica y así, pero eso era un ambiente laboral no sentimental.

Para intentar recuperarse decidió ir a una tienda de regalos, se bajó del auto caminando hacia la entrada, al abrir la puerta una campanita hizo ruido, tras el mostrador habían dos personas: un chico de cabellos castaños y largos, orbes oscuros y un poco más alto que él, a su lado había otro chico rubio de orbes azules bastante delgado.

—. ¿En qué podemos ayudarle, señor? — El castaño se le adelantó al rubio, por tanto éste último se hizo a un lado.

—. Busco un regalo para mi esposa... — Murmuró observando las cosas que habían en el mostrador pero nada llamaba su atención.

—. ¿Algo en específico? — Señaló las cosas que habían tras él y también unos globos en los estantes de la tienda.

—. No realmente, no lo sé... — Se llevó una mano al rostro dejando ver un gesto de estrés.

El castaño formó una mueca y cuando estuvo a punto de dar una mentada de madres, el ojizafiro le apartó mandándole hacia la misma chingada, se acercó al mostrador extendiendo su mano hacia el hombre de cabellos rojizos.

—. Mi nombre es Kurt, le ayudaré a encontrar el regalo perfecto. — Aseguró el chico mostrando una amable sonrisa.

—. Soy Axl, pero en realidad ni siquiera sé que busco. — Estrechó la mano del joven rubio, se apoyó en el mostrador al soltarle observando las cosas que habían en el lugar.

—. No se preocupe, yo puedo ayudarle con eso, ¿Qué cosas le gustan a su esposa? — Junto sus manos sin poder evitar que sus orbes mostraran un ligero brillo de emoción.

—. Pues... Antes le gustaban los caramelos de miel y las flores. — Intentó hacer memoria, pero del tiempo que llevaban distanciados, no sabía si eso había cambiado.

—. Claro, mmmh... — El chico se alejó del mostrador para ir por unas cosas.

Cuando regresó dejó sobre la mesa una caja circular llena de rosas de color rosa, quitó algunas del centro y las colocó con cuidado sobre el mostrador, todas sus acciones eran analizadas detalladamente por la mirada de color esmeralda, pero más que todo detallaba el juvenil rostro del rubio.

Salió del mostrador yendo a los dispensadores de dulces, el chico vestía una camisa de uniforme blanca con detalles de color rosa palo, pero un pantalón de mezclilla y unas botas negras de cuero sintético. Tomó un recipiente transparente de plástico dejando caer varios caramelos de miel, regresó tras el mostrador y colocó el recipiente dentro de las flores, lo cubrió con las rosas y dejó todo como si nada se hubiera movido de su lugar.

—. ¿Quiere colocarle una dedicatoria? — Sacó un trozo de cartulina de detrás del mostrador para ponerlo a un lado junto a una pluma.

—. Solo que diga... «Para Stephanie». — Afirmó dando un asentimiento, el rubio asintió empezando a escribir sobre la cartulina.

—. De acuerdo, señor. Aquí tiene, si este regalo llega a ser de su agrado, con gusto podría venir en busca de otro, para nosotros será un placer ayudarle. — Le acercó el ramo de flores colocando la nota sobre las mismas.

—. Muchísimas gracias. — Pagó al chico por el arreglo y cuando el rubio estuvo por darle el cambio, el hombre de mayor edad se negó y se fue de la tienda.

—. Un placer para ti, maldito viejo indeciso. — Se quejó el de orbes oscuros negando con su cabeza.

—. No seas grosero, es muy tierno de su parte que aún quiera hacer lindos detalles para su esposa. — Bajó su mirada hacia el dinero en sus manos regresandolo a la caja registradora.

—. Viejo choto. — El ojizafiro le dió un fuerte golpe en la cabeza a su amigo mostrándose molesto.

—. Respeta, animal.

໒❛ 𝐌𝐀𝐋𝐀𝐌𝐄𝐍𝐓𝐄 ♡ ❫ ◗ ʚ₍ᐢ 𝙠𝙪𝙧𝙩𝙖𝙭𝙡 ᐢ₎ɞ ᵕ̈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora