he's got a heart of gold.

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Café en mano, otras cuatro tazas en la mesa, que solían tener aquella bebida caliente, una manta arropándolo, sus ojos se cerraban involuntariamente, pero debía mantenerlos abiertos, él debía quedarse despierto, si o si. 

Era así siempre, cada vez que Madeleine salía a alguna expedición, él se quedaba despierto hasta que llegara, no importa cuantos días pasaban, ansiedad carcomiéndolo, sabe que no es sano, pero aún si no hace eso, él seguiría sin dormir, dormir era para débiles después de todo, si podía quedarse despierto por quién sabe cuantos días, entonces ¿por qué no?

 Volviendo a lo suyo, tomó un pequeño sorbo de la taza de café, y se acomodó la manta favorita de Madeleine, olía a él, y aquello hacía extrañarlo aún más, Espresso... nadie pensaría que él se comportaría así, Madeleine realmente hace cosas sorprendentes. 

 Se dejó soñar por un momento, ¿estaba él bien? ¿quizás algo había pasado? ¿quizás solo están esperando a que sea de día para volver? preguntas sin respuestas se colaban en su cabeza, una y otra y otra. 

 Espresso no era una persona ansiosa, pero odiaba las probabilidades, le gustaba las cosas que sean exactas, que él sepa que va a pasar. Cada vez que Madeleine salía de casa, y lo besaba para despedirse, tenía miedo de que ese sería su último beso. 

 Su cabeza se ladeaba sin que él quisiera, se puso en una posición cómoda, y lentamente sus ojos se cerraron, no.

No quería eso, incluso si estaba desde hace una semana sin dormir.Necesitaba ver a Madeleine sano y salvo.

Pero el cansancio y el sueño finalmente llegó a él.




 Madeleine lentamente abrió la puerta sin hacer ruido, esperando aquel contacto contra él, un abrazo y besos en su rostro, pero eso nunca llegó, lo único que vió fue a Espresso dormir en una posición demasiado incómoda, sonrió, finalmente había sucumbido a los brazos de los sueños, estaba tan preocupado porque Espresso no descansaba. 

Se estiró y sintió sus huesos crujir, aquella batalla había sido tan difícil y estresante, lo único que necesitaba eran los fuertes abrazos de su pareja, pero eso estaba bien, era feliz cuando Espresso descansaba, sin ningún tipo de preocupación o estrés encima. 

 Lo tomó cuidadosamente, y lo llevó a la habitación, Espresso aferrándose a su cuello, murmurando algo dormido.

 ''Madeleine...'' Sonrió nuevamente, abrió la puerta de su cuarto, y gentilmente lo acostó en la gran cama. 

 No se preocupaba por hacer algun ruido, Espresso dormía como una roca cada vez que duerme después de estar mucho tiempo sin hacerlo, se sacó su armadura, dejó su espada y escudo en la pared, y se puso ropas para dormir.Y finalmente, se acostó al lado del otro hombre, acercándolo a su pecho, Espresso, dormido, lo abrazó, allí estaba. 

 Valía la pena la espera por volver a ver a Espresso, este sería tan pegajoso con Madeleine después de una expedición.

ೃ we've never met.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora