Minhyuk se dirigió a casa más tarde de lo habitual esa noche. Estaba oscureciendo ya, y apuró sus pasos. El distrito no era la parte más segura de la ciudad, incluso a plena luz del día, y después de un año en prisión, él todavía se sentía un poco incómodo en la oscuridad.
Minhyuk eligió ir por el parque - era el camino más corto a casa - pero muy pronto, él lo lamentó. El parque estaba oscuro y silencioso, con varios postes de luz tenue iluminando al camino. No había nadie alrededor.
Excepto que él se sentía observado.Hizo que se le pusiera la piel de gallina. Minhyuk comenzó a caminar más rápido.Su corazón se aceleró cuando escuchó pasos tras él. No podía caminar más rápido sin echarse a correr, por lo que se mantuvo atento, diciéndose así mismo que no fuera ridículo. Un año en prisión no debería convertirlo en un maricón, joder. Él podía cuidar de sí mismo.
–¿Corriendo hacia casa con tu pequeña novia?
Minhyuk se detuvo abruptamente. Su presión arterial se elevó, su pulso se disparó y su corazón empezó a palpitar. Se paró, inmóvil, mientras los pasos se acercaban a él.
Luego, se volvió lentamente.
Él era tan alto y ancho de hombros como Minhyuk lo recordaba. Su pelo oscuro estaba un poco más largo. No estaba afeitado. Fue surrealista volver averlo. Hyungwon se detuvo a unos cuantos pasos de distancia. Minhyuk no podía leer bien su expresión mientras los oscuros ojos de Hyungwon vagaban por todo su cuerpo.
Minhyuk cruzó los brazos sobre su pecho.
–¿Cómo... cómo escapaste de la prisión? ¿Cómo me encontraste?
–No me escapé–, dijo Hyungwon, su expresión imposible de leer. –¿Y qué te hace pensar que estaba buscándote?
Minhyuk se burló. –Sí, y nuestra reunión es sólo una coincidencia. Seguro.
Hyungwon levantó la mano y tomó la barbilla de Minhyuk, apretándola con fuerza. Un escalofrío recorrió la columna vertebral de Minhyuk. Hyungwon levantó las cejas con una sonrisa burlona.
–Tu fuiste sólo uno de varios juguetes que tuve durante los seis años que estuve en prisión. Tu no eres nada especial, Ojos Azules.
Minhyuk abrió la boca y la cerró antes de fruncir el ceño.
–Bueno ¿Por qué crees que me importa?. No estamos más en prisión. Se acabó. Soy heterosexual.
–Soy heterosexual, también–, dijo Hyungwon.
–Bien.
–Bien.
Hyungwon entró en su espacio personal. Minhyuk se humedeció los labios, su corazón comenzando a palpitar.
–¿Hyungwon?
Los ojos de Hyungwon parecían infinitamente oscuros mientras miraba fijamente en él. Minhyuk sintió el calor propagarse a través de su cuerpo y una agitación extraña llenar su estómago.
Los segundos pasaban en silencio mientras el aire entre ellos se volvía pesado y espeso con la tensión.
¿Tenía Hyungwon que pararse tan cerca? Aléjate, maldita sea, se dijo a sí mismo enojado. Él ya no era una cosa de Hyungwon. Él era normal. Pero se sentía como si el último medio año no hubiera pasado nunca. Su cuerpo se negó a moverse. Él estaba temblando.
La mirada de Hyungwon estaba fija en el pulso que latía rápidamente en la base de la garganta de Minhyuk.
De repente, hundió su cara hacia abajo y apretó la nariz contra el cuello de Minhyuk. Dios. Hyungwon tomó una profunda respiración que hizo poco por calmar el estremecimiento necesitado que sacudía su cuerpo.