Capítulo 2: Of Malfoys and Potters

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La mente de Harry aún intentaba asimilar un concepto muy extraño era adoptado, el hijo de alguien. Normalmente, esto debería haber sido una ocasión feliz, pero Harry estaba lejos de ser feliz. Ser adoptado por Lucius Malfoy no estaba en su lista de deseos.

-Quizá debería dejarlos solos un rato. Para que puedan hablar de ello-. La voz del director irrumpió en las cavilaciones de Harry. Al parecer, Dumbledore siguió sus palabras, ya que Harry no tardó en oír los pasos que se alejaban, el movimiento de las túnicas y el chasquido de una puerta que se cerraba.

Harry esperó a que el señor Malfoy dijera algo, cualquier cosa en realidad, para poner fin a este inquietante silencio. Una tos un poco incómoda hizo que Harry levantara la mirada del escritorio que tenía delante y mirara al rubio sentado a su lado.

-Señor Potter, siento mucho este... desafortunado suceso. No tengo ni idea de cómo he podido ser tan descuidado como para no molestarme en leer los documentos. Si me hubiera tomado unos momentos para siquiera revisarlos...- la voz de Lord Malfoy vaciló, estaba claramente muy agitado por todo el asunto.

-Creo que debería llamarme Harry, señor Malfoy, después de todo, por este desafortunado suceso, como usted lo llamó, soy su hijo-.

Harry estaba muy cansado de todo. Su vida nunca parecía mejorar; todas las esperanzas de encontrar alguna vez la felicidad parecían escurrirse entre sus dedos. Ni siquiera podía reunir fuerzas para enfadarse con Lord Malfoy a pesar de que tenía todo el derecho a gritar y enfurecerse; el hombre le había robado la oportunidad de conseguir una familia cariñosa con su padrino, que ahora nunca sería su padre adoptivo.

Lord Malfoy parecía un poco sorprendido por la forma en que Harry estaba actuando, como si hubiera esperado un enorme ataque con insultos y amenazas lanzadas contra él. Ciertamente no había creído que su noticia fuera recibida de una manera tan tranquila, casi indiferente.

-Harry- comenzó titubeando (si es que realmente se puede relacionar una palabra así con un Malfoy) -sé que nunca podré ofrecerte la misma relación que podrías haber tenido con tu padrino si todo hubiera salido como debía, pero te prometo que haré todo lo posible para que te sientas bienvenido a mi familia. Puede parecer que somos muy fríos y snobs para los de fuera, pero hacia la familia, los Malfoys siempre hemos sido considerados y cariñosos. Ahora eres parte de esa familia y considero que es mi responsabilidad hacer que te sientas lo más cómodo y contento posible, aunque sólo sea eso-.

Harry no estaba muy seguro de qué pensar sobre el discurso; le sorprendía que Lord Malfoy se culpara aparentemente y tratara de disculparse. Eso no encajaba con la imagen que él tenía de Lucius Malfoy, ni tampoco los adjetivos considerado y cariñoso. Pero aquí estaba, escuchando las seguridades ligeramente apologéticas del señor Malfoy de ser bien tratado y posiblemente hasta cuidado. ¿Qué podía hacer? Estaba cansado de estar tan solo; si alguien le ofrecía una familia, no debía aprovechar la oportunidad. Incluso si esa persona era Lucius Malfoy, un ex mortífago, un elitista de sangre pura con una actitud snob. "Te ha salvado la vida", susurraban los pensamientos traidores en su cabeza, "la guerra ha terminado y ha prometido no hacerte daño. El contrato no le permitirá hacerte daño'. Era cierto; el señor Malfoy y Severus eran la única razón por la que había regresado al colegio con vida después de haber sido portado al cementerio durante la tarea final de su cuarto año. Ellos habían sido los que le protegieron de las maldiciones que los otros mortífagos le habían lanzado, los que le llevaron a él y al cuerpo de Cedric de vuelta a Hogwarts con el Traslador y los que le llevaron a la enfermería cuando había estado al borde de la muerte después del duelo con Voldemort.

Harry suspiró y se frotó las sienes con cansancio; estaba casi seguro de que muy pronto tendría un dolor de cabeza abrasador. -Señor Malfoy-, comenzó, sólo para ser interrumpido por la declaración de Lord Malfoy de que realmente debería llamarlo Lucius. -Umm... Sí, Lucius, no estoy muy seguro de qué pensar. Quiero decir que todo esto es bastante chocante y...- Harry no tenía ni idea de qué decir; qué se puede decir en una situación así. No es que la etiqueta adecuada para ser adoptado por un hombre equivocado fuera algo que se enseñara como los modales en la mesa o la cocina.

Se produjo un largo silencio entre los dos magos. Ambos esperaban que el otro dijera algo que de algún modo hiciera milagrosamente soportable la situación y les diera algún tipo de solución a su problema actual, si es que se le puede llamar así. Finalmente, Harry se armó de ese famoso coraje de los Gryffindor y le preguntó a Lucius por su forma de vivir durante el verano.

-Por supuesto, deberías venir a la Mansión Malfoy. Es lo apropiado, ahora que eres un Malfoy-. Harry levantó la cabeza, si había oído bien.

-¿Qué quieres decir con que ahora soy un Malfoy? Mi apellido sigue siendo Potter, ¿verdad?-.

-Es posible que lleves Potter-Malfoy como apellido, pero desde luego ya no es Potter. Si eres adoptado por un Malfoy, entonces tu apellido también es Malfoy-.

Aquello fue la gota que colmó el vaso para Harry; no importaba que le hubieran robado una familia o que tuviera que mudarse a la Mansión Malfoy, pero nadie le iba a quitar su apellido, su último vínculo con sus difuntos padres. Con los ojos encendidos y el rostro enrojecido por la justa ira, Harry se levantó con tal fuerza que casi derriba la silla en la que se había sentado anteriormente.

-Si tengo que hacerlo, me cambiaré el nombre por el de Harry Potter-Malfoy, pero mi apellido nunca- Harry respiró tranquilamente antes de continuar -será Malfoy-.

Se miraron fijamente a los ojos, Harry estaba de pie y casi temblando de rabia y Lucius estaba sentado, con un aspecto tan tranquilo e indiferente como siempre. Tras unos momentos de silencio, Lucius finalmente cedió.

-Por supuesto, ya que sientes tanto por el nombre, puedes quedártelo-. La tensión disminuyó de repente cuando Harry se calmó, pero la forma en que Lucius le había dado permiso para dejarle conservar el apellido Potter le molestó mucho. Como si Lucius tuviera algún derecho a darle permiso o a decir casi piadosamente "puedes" a Harry como si necesitara la aceptación de Lucius. Harry dejó que esos y otros pensamientos irritantes se desvanecieran en los bordes de su mente, donde se arremolinaban y de donde no tardarían en emerger para volver a molestarlo. Estando ahora mucho más calmado que momentos antes, Harry se limitó a asentir y a sentarse de nuevo.

Durante un rato, volvieron a sentarse en silencio.

-Esto es bastante patético-, suspiró Harry, aburrido del silencio, -no podemos quedarnos aquí sentados mirando las paredes durante Merlín sabe cuánto tiempo-.

Lucius emitió un sonido de acuerdo antes de suspirar también. -La situación es muy inusual, y uno no sabe cómo actuar-.
-Tal vez debamos inventar una etiqueta para el futuro, entonces-, dijo Harry y una sonrisa casi imperceptible y pícara se filtró brevemente en sus labios.

Había cierta diversión en los ojos de Lucius e incluso soltó una breve carcajada antes de responder. -Ciertamente, tienes una forma muy singular de ver las cosas. Pero, por muy agradable que haya sido tu compañía, debo despedirme ahora porque tengo que encontrar a mi hijo para informarle de la situación-.

-De acuerdo entonces, tengo que ir a Encantamientos de todos modos. Supongo que ya veremos cuando empiecen las vacaciones-.

-Sí, claro. Te veré entonces si no me paso antes. Adiós-.

Se estrecharon la mano y se fueron por caminos distintos; Harry se dirigió al aula de Encantamientos, un piso más arriba, mientras que Lucius tomó la ruta que le llevaba a las mazmorras, donde esperaba encontrar a su hijo durante el periodo libre de Draco.

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