Capítulo V. La mentira

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Azahara no podía casi ni respirar, el anciano estaba apretando con tanta fuerza como para matarla del todo. A punto de ver la muerte, Azahara le dió una patada en la cara al anciano. Este, cayó al suelo muy dolorido.

- ¡¿Quién eres tú y qué haces en mi casa?!- Gritó el anciano desde el suelo.

Azahara no sabía que decir, cómo decirle al anciano su serio problema.
Pensó que si se lo contaba, el anciano la iba a llevar ante las autoridades, así que tuvo una brillante idea.

- Señor, se lo ruego déjeme quedarme con usted- Dijo Azahara entre lágrimas- ¡Escúcheme porfavor! Lamentablemente, no puedo volver a mi casa. Mi padre a matado a mi madre y a mi hermana mayor a base de puñetazos, y me dijo que yo iba a ser la siguiente. Al final, logré escaparme de casa sin ser dañada por mi padre, pero si regreso, me matará. Porfavor, manténgame durante un tiempo, se lo suplico. Sólo tengo 16 años, aún me queda mucha vida por delante y no quiero que mi padre me la quite.- Mintió de una forma muy convincente.

El anciano se tragó la historia por completo y sintió muchísima pena por Azahara.

- ¿De verdad, tu padre te quiere matar? Por Dios, ya lo siento. Perdóname si antes te he hecho daño, no tenía ni idea de tu situación actual, creí que me habías entrado a robar. Por supuesto que te puedes quedar conmigo, te daré todo lo que necesites.-

Azahara se había quedado alucinada, no esperaba tanta amabilidad en aquel anciano. Después de sus palabras, Azahara se sentía mal por mentirle.

- ¿Enserio me puedo quedar? Oh, muchísimas gracias señor, no sabe lo feliz que me hace.-

Después de agradecerle al anciano su generosa hospitalidad, Azahara, le ayudó a levantarse del suelo.

- Gracias por ayudarme, con esta edad ya me cuesta levantarme. ¿Tienes hambre, pequeña? ¡Vamos a desayunar! Te prepararé un gran desayuno que sea súper delicioso, ya lo verás.- Dijo el anciano con una sonrisa de oreja a oreja.

- No es necesario señor...

- Claro que lo es, no tengas vergüenza, de verdad.- La cortó el anciano.

- Muchas gracias, señor.

- No me llames señor, a partir de ahora puedes llamarme papá.

Azahara pensaba que el anciano se estaba precipitando demasiado, y estaba siendo demasiado amable. Se acababan de conocer y ya quería que le llamase papá. Había pasado de querer matarla a amarla y ofrecerle todo tipo de cosas.

- ¿Está usted seguro?, quiero decir ¿no cree que es demasiado pronto?- Le respondió Azahara suavemente para no ofenderle.

- Uy, perdón. Puede que tengas razón. Te pido disculpas por mi entusiasmo, pero es que desde que murió mi hija me siento muy sólo, y a veces me gusta pensar que ella sigue a mi lado.- Dijo el anciano, con una lágrima en su ojo.

- ¡Ah! Lo siento mucho ¿Qué le pasó a tu hija?

- Veras, las autoridades la pillaron teniendo relaciones sexuales con otra mujer, y pues como ya sabrás, la homosexualidad es ilegal, así que la decapitaron por ello.

- Vaya...- Dijo Azahara aún más preocupada por su verdadera situación.
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(La imagen de inicio de capítulo pertenece a gustavoarielschwartz.org)

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