Capítulo VIII. El reencuentro

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Azahara iba rumbo al aeropuerto, no quería seguir viviendo en su país, ya le había traído bastantes problemas:
La habían intentado matar por ser quien es, su mejor amiga de toda la vida la ha traicionado, ha perdido a su amante, su padre la odia...

De camino al aeropuerto, Azahara vio a lo lejos algo extraño, creía que estaba teniendo alucinaciones. Estaba viendo a Basima, su difunta amante. Era imposible que fuese ella, así que para comprobarlo, Azahara corrió hasta allí.

- ¿Basima, eres tú?- Preguntó Azahara con el corazón a 300 pulsaciones por minuto.

- ¡Azahara, te echaba de menos!

Sin responder la pregunta de Azahara, Basima saltó sobre ella y la dio un beso en la boca. Un beso muy muy largo, un beso muy muy muy mágico, un beso muy muy muy muy apasionante, un beso muy muy muy muy muy especial. Azahara sintió una felicidad indescriptible, era el momento más feliz de su vida.

- ¡Basima, estás viva! Pellízcame para comprobar que no es un sueño. Te juro que este es el mejor día de mi vida- Gritó Azahara entre lágrimas.

- ¡Sí, estoy viva! Cuando me dispararon, me dieron en el brazo, y me hice la muerta, rezando que no rematasen el tiro, y así fue. Y tú ¿cómo conseguiste escapar? También pensé que habías muerto.

- En el último momento, llegué a un callejón sin salida, así que me colé en una casa que allí había y conseguí salvarme.

- Soy una mujer muy afortunada al tenerte, pero no podemos seguir juntas, nos matarán en cuanto nos vean.

- Por eso ¡he tenido una idea para poder vivir juntas y seguras a la vez!

- ¡¿Enserio?! ¡Oh, Azahara, me acabas de hacer la mujer más feliz del mundo!

- Y yo también lo soy.
Vayámonos del país, a España por ejemplo, allí la homosexualidad es legal y podremos hacer lo que nos venga en gana.

- ¡¿Qué dices?! No tenemos dinero, ni pasaporte, y además, somos menores ¿quién nos va a dejar viajar?

- ¡Nos colaremos!

- No, Azahara, yo ni loca ¿Qué pasará si nos descubren?

- Oye ¿qué prefieres, arriesgarnos a poder tener la vida que nos merecemos o dejar que nos maten y colorín colorado nuestra vida se a acabado?

- Ay... ¿Sabes qué? Tienes razón, hagámoslo.

Algo interrumpió el entusiasmo de Azahara y Basima. Un disparo se escuchó a lo lejos, y cómo no, eran las autoridades que venían a por ellas.
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