Una larga charla

3.3K 247 65
                                    

Él está hablando, pero ella dejó de escuchar después de que él asintió con la cabeza en confirmación. Es Hipo. Una versión de veinte años de un niño que pensó que murió a los quince. ¡Astrid estaba atónita! ¡Sin palabras! ¿No estaba realmente muerto? ¿Estaba alucinando? Ella estaba muerta? Astrid no se dio cuenta de lo que estaba haciendo hasta que su puño hizo contacto con la cara de Hipo. Duro. Cayó al suelo con un gemido.

-¡¿Por qué fue eso?!- Gritó, frotándose un lado de la cara.

-¡Oh Dioses! Lo siento, entré en pánico... yo...- Astrid lo ayudó a levantarse. Sosteniendo su brazo, podía sentir que él está realmente allí, está vivo y es real y justo frente a ella después de cinco años.

-¿Dónde diablos has estado?- Astrid comenzó a atacarlo una vez que se levantó de nuevo.

-Oh, aquí y allá. Ya sabes...- Hipo estaba desconcertado por su ira.

-¡No, no lo sé! ¡Realmente no lo sé, Hipo! ¡Pensamos que estabas muerto!- Astrid se sorprendió al ver a Hipo confundido por esa información.

-¿Qué? ¿Pensaste que estaba muerto?- Astrid asintió con la cabeza, mirando como el rostro de Hipo se transformaba en una mirada insultada -¿Qué, ustedes no tienen noticias mías por un tiempo, entonces debo estar muerto? ¡Vaya, es bueno saber que nadie pensó que podía hacerlo yo solo!-

-¿De qué estás hablando? ¡Pensamos que te había llevado un dragón! ¡Cómo le paso a tu madre!-

La cara de Hipo pasó por un par de emociones diferentes antes de aterrizar confundido de nuevo.

-¿Qué?-

-Te seguí en el bosque ese día. Desapareciste de mi vista por un par de minutos, luego un dragón apareció de una cala y voló. ¡En la cala había sangre y tu daga! Entonces no pudimos encontrarte después de eso- Astrid estudió la cara de Hipo. Todavía se veía confundido. "Asumimos que trataste de acercarte sigilosamente a un dragón y te llevo. Si eso no es lo que pasó, entonces ¿qué pasó?-

Hipo se tomó un segundo para responder, tomándose su tiempo para procesar todo lo que ella le dijo.

-Dejé Berk- Finalmente admitió, alejándose de ella para apoyarse contra la pared del fondo -No encajaba y traté de intentar complacer a un pueblo que no se preocupaba por mí-

-Entonces, ¿entraste en el bosque y nunca saliste? ¿Cómo saliste de la isla?- Astrid ahora tenía una serie de preguntas corriendo por su cabeza.

-Yo, oh, tenía un barco- Hipo respondió rápidamente -Un barco que atraqué al otro lado de Berk donde nadie podía detenerme. Ahí es donde me dirigía ese día- Él se encogió de hombros, inseguro de qué más quería ella. Astrid negó con la cabeza, tratando de pensar en esta nueva realidad.

-¿Por qué?- Era todo lo que podía preguntar.

-Como dije, no encajaba en Berk. Simplemente causé problemas a todos, especialmente a mi papá- Ante la mención de Estoico, la ira de Astrid se disparó de nuevo.

-Entonces ¿tu plan era simplemente desaparecer en él? ¡¿Pensaste que el estaría bien con la desaparición de su único hijo?!- Astrid se puso a la altura de su cara, la ira emanaba de ella en este punto.

-¿Qué? No, me fui... Dejé una nota.- Hipo se enojó al darse cuenta, sacudiendo la cabeza con incredulidad -¿Nadie vio mi nota? ¿Mi papá pensó que estaba fingiendo huir para llamar la atención o algo así? ¡Oh, eso es como él!-

-¡Nadie encontró ninguna nota! ¿Qué, la dejaste en algún extraño lugar secreto que nadie encontraría?- Ella gritó en respuesta. Hipo no se movió hacia atrás ni miró hacia otro lado como ella esperaba, la miró directamente a los ojos.

Un camino diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora