XLII

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Siento una presión en el pecho y mi estomago se aprieta dando paso a un ligero temblor en mi mano que se desliza por sobre aquellas cartas que al principio me parecían insignificantes pero ahora me producen miedo e inseguridad.

—Dika...

—¿Que pasa?, todo está bien si no quieres saber, no todas las personas están preparadas para conocer los designios del destino y eso no es malo.

—¿Crees en los ángeles y demonios?

—Claro, así como creo en Dios y el Demonio, el cielo y el infierno.

—Pero, si alguien o algo que esta en el infierno y se supone que es malo, pero en realidad no lo es, bueno ¿podría volver a Dios? O ¿volver a vivir como, una persona?

—¿Como es eso?, si algo es malo, es malo y si ya esta en el infierno dudo que pueda abandonar ese lugar solo porque un día dijo, Uff aquí hace mucho calor, iré a tomar aire fresco arriba.

—¿Pero... y si esta arrepentido?

—Kira, aunque este arrepentido de llevar una vida de maldad dudo que él señor de las tinieblas se quede tan tranquilo si uno de sus lacayos por más arrepentido que este, quiera volver a Dios, y eso sí Dios, lo acepta, porque es misericordioso pero tampoco un tonto, ni alguien con quién puedas jugar.

—Pero...

—¿Has escuchado que el amor hace cambiar hasta el corazón más podrido? — Me interrumpe ella.

«El amor hace cambiar hasta el corazón más podrido» Resuena en mi cabeza y no puedo dejar de pensar en Aksel, en nosotros.

—Si aún quieres, puedes preguntar el futuro de alguien más. — Me anima ella.

Lo pienso por breves instantes y aún sintiendo la opresión en mi pecho me animo a consultar por Dagny y él señor Fisker antes.

—Dagny, conoció en el baile a un joven, Klas Fisker. — Menciono cuando ella me insta a tocar las cartas.

—¿Cuantas?

—Tres.

Volteo las tres mientras ella las observa por unos minutos antes de volver a mirarme.

—Él es un joven bueno, pero no con muchos recursos, tiene que conocer a las personas correctas para poder ofrecer un poco más de estabilidad a tu amiga, pero apesar de aquello él sería un buen esposo, dedicado como pocos y amante de su familia.

—¿Entonces ella sería feliz con él?

—La mayor parte del tiempo si.

Mi corazón se apacigua y mis nervios de calman un poco al escuchar tal augurio y a pesar de que no conozca mucho a ese Señor, ya me es agradable.

—Mi hermano... ¿Puedo preguntar por él?

—Si. — Ella toma todas las cartas las mezcla y vuelve a ponerlas frente a mi.

—Toma 3

Las saco y pongo frente a ella pero me impresiona ver como una de ellas tiene un esqueleto con un bastón largo que al final tiene una especie de cuchillo en forma de luna.

—Le falta valor o aún no ha tenido la suficiente motivación para dejar sus miedos atrás y rebelarse a esa fuerza que lo oprime... cambios, pero solo cuando él se anime a dejar la cobardía a un lado.

—¿Que es ese esqueleto? — Pregunto confundida.

—La muerte. — Menciona ella al tiempo que mi estomago se aprieta en un nudo.

DAEMONIUM. El Alma de Dios será míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora