ESTRELLAS Y CENTELLAS.

258 14 0
                                    


Sintió una mano acariciando su cabello, sus ojos se sentían pesados por alguna inexplicable razón, las palabras que le eran dichas sonaban distorsionados, no sabía dónde estaba ni con quién.

Abrió los ojos tan pronto sintió que tenía la capacidad de despegar sus párpados. Parpadeó un par de veces, sentía los ojos muy secos y sus pensamientos seguían siendo una masa viscosa que no le permitía recordar nada.

— Despertaste... ¿Te sientes bien? —a una distancia relativamente corta, dos profundos ojos azules lo miraban con atención y preocupación.

— ¿Quien... Es... Usted? —las palabras fluyeron con dificultad, sentía la lengua pegada y gruesa, además de la garganta seca.

— No importa por ahora... Quiero saber si te sientes bien.

— Me siento muy cansado. Todo lo siento pesado —se esforzó por hablar de manera fluida, pero su voz sonó más rasposa que de costumbre.

¿Pero como era su voz usual? No recordaba nada, ni siquiera su propio nombre, pero de alguna manera, ese rostro le parecía remotamente familiar, como si lo hubiera visto antes y pudiera tener la certeza de que no le haría daño.

— Es entendible... ¿Me recuerdas? —solo negó, las palabras seguían siendo algo difíciles de pronunciar—. No tengas miedo, no te haré daño, por si no me recuerdas, soy un gran amigo, tuviste un grave accidente y es hasta ahora que despiertas.

— ¿Un accidente? —no estaba seguro de si era real o no, pero una imagen distorsionada de una gran caída apareció en su mente, además de alguien que gritaba un nombre distorsionado por el ruido.

— Si. Me fue advertido que podrías no recordar nada, parece que es así, pero no te preocupes, en cuanto te den de alta, yo me haré cargo de todos los gastos.

— Familia... —se preguntó honestamente si al menos contaba con una. Sería lo más normal, pero algo le decía que podría no ser el caso.

— Eh... Tú, no tienes a nadie más. Creciste en un orfanato y te independisaste hace poco —la revelación de esa verdad no le significó nada, presentía esa respuesta de todas formas.

— Entonces... ¿Solo usted?

— Así es. Solo yo. Por ahora descansa, conserva la calma, como dije, me haré cargo de todos los gastos médicos.

— ¿Cuánto tiempo dormí?

— Una semana.

— ¿Tenía actividades?

— No muchas en realidad, un trabajo que por ahora no tiene importancia. Debes recuperarte, pueden contratar más empleados.

— Está muy relajado.

— Me preocupaba que no despertaras, lo demás está en una importancia nula. Concéntrate en curarte.

Se sentía mejor de lo que alguien al despertar después de una semana entera de estar inconsciente. Ese hombre no le atemorizaba, no parecía ser amenazante, pero tampoco le daba la confianza necesaria para bajar la guardia totalmente.

— Gracias.

— No tienes nada que agradecer, lo que sea por ti.

......

Estaba a la mitad del camino. Tenía metas, objetivos claros y una buena posición a pesar de su pasado. Si bien no se llevaba en lo absoluto bien con su padre, no le restaba méritos al decir que era un hombre aterrador.

— Hola... ¿Que te preocupa ahora?

— Bam... —con solo verlo llegar, tuvo cierto alivio a la carga que tenía en la cabeza—. Nada... Creo que mi búsqueda debe comenzar.

KhunBam (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora