EL FIN DEL REY.

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La risa fue suave, su vientre redondo y apretado le daba cada vez más problemas, pero no se quejó del peso extra sobre este. Los labios que estaban pegados a la tela que lo cubría le daban cosquilleos y podía sentir al bebé moviéndose, causando un dolor agudo en su cintura.

— Necesito sentarme... —avisó con la mano en la espalda baja.

Con sorpresa, fue levantada en brazos y llevada a la comodidad del sofá que su esposo había comprado especialmente para ella y la ayudó a acomodarse para después cubrir sus piernas con una manta.

— ¿Quieres comer algo raro de nuevo? Puedo ir por ello.

— No es necesario, no quiero nada por ahora.

— Pareces bastante cansada... ¿Estás bien? —arrodillado a un lado, Khun estaba pendiente de cualquier reacción o petición que su esposa tuviera—. ¿Quieres que llame al médico? No puedo notar alguna alteración en tu cuerpo o el flujo de tu shinsu, pero sería mejor que consultemos a uno.

— Khun... —su mano alborotó el cabello de su esposo y lo calmó—. Es normal, me siento cansada todo el tiempo, ya lo dijo el médico antes. Mi flujo de shinsu se iba a ver afectado considerablemente por el bebé.

— Lo sé pero...

— Estaré bien, me has estado cuidando tanto que me da la impresión que me romperé si me tocas —Khun levantó la cabeza y en su mirada se reflejó el temor de haber sobrepasado los límites que el doctor había dictado, pero entonces, Bam soltó una carcajada—. No en un sentido literal.

El alivio en Khun fue inmediato, su mano volviendo a la barriga de Bam calmó sus nervios. Le agradaba mucho sentir los movimientos del bebé cada que la tocaba.

— ¿Quieres ir a la cama? —Bam negó, a Khun le agradaba estar ahí porque no solo descansaban, si bien sus actividades de pareja habían disminuido considerablemente por indicaciones médicas, aún gozaba de molestarla.

— Quiero helado.

— ¿No crees que estás acostumbrando al bebé a demasiadas cosas dulces?

— ¿Te estás negando? —Khun negó de inmediato y se levantó en dirección a la heladera. Como mínimo, Bam sabía que jamás le iba a negar lo que quisiera comer—. Nos toca irnos la semana próxima ¿No es así? —volvió a preguntar al ver a su esposo regresando.

— Si, pero realmente no lo sé. Has estado demasiado cansada, el tiempo está próximo, me preocupas un poco.

— Lo sé, pero es lo que corresponde. Además, falta mes y medio para que nazca, no creo que pase nada. Puedes confiar un poco más en Rak, Hatz y se que Isu es en quien más confías —Khun pareció erizado con la mención de los dos primeros.

— Antes muerto que confiar a mi esposa e hijo a ese estúpido cocodrilo o al espadachín —sentenció con dramatismo mientras abría un tarro de helado. Lo que pareció más gracioso a Bam.

— Khun... —dijo tomando seriedad—. Es un tema serio, la última vez nos salvamos por poco.

Había sido un suceso casi desafortunado, Bam aún estaba en condiciones de pelear y lo hizo, salvando así sus vidas, pero había terminado herida, lo que arriesgó al feto que crecía dentro de ella, poniendo un punto final a sus batallas con el fin de proteger su vida como la de su hijo.

— Si. No te preocupes, Hwa Ryun se está haciendo cargo de ello. Probablemente Jinsung Ha también esté presente, así que eso nos da una considerable ventaja.

— Por cierto... No ha venido hace rato.

— Es un meloso.

— ¿Eh?

KhunBam (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora