MIRADAS

150 7 4
                                    


No será solo KhunBam, que quede claro desde ya. Me gustan varios ships, así que expondré las que mas me agraden.

Esto es una idiotez de mi parte. Tocará temas muy sensibles para algunos, así que, si no te gustan los temas fuertes o un Botton compartido, mejor retirate antes de que vomites maldiciones. Bam es el panal, la miel, los demás son abejas.
Cuidado, hay KhunBam, JahBam, EdhBam, WangBam (no mucho en realidad), HatzBam, BlanBam y... (suenan tambores retumbando) JinsBam. Sip, toda una mierda la historia, por eso la advertencia.

Ojo, ojo, nada de lo aquí escrito es considerado cierto. Solo es un fic con un fin creativo y caprichoso, de manera que no reclameis que alguien sea más o menos en esta historia, solo hago lo que a mí me place intentando no alterar tanto a los personajes.

Fijaos que no es amor, no hay nada romántico en la temática de manera que no os confundaís romantizando algo que no es. Es una mezcolanza de todos los ships existentes, me apeteció ponerlos todos, pero no podía ponerlo de otra manera que esta, o al menos no se me ocurrió otro modo, y lamento lo de Edhan, pero no puedo verlo con alguien más que no sea V.
__________________________




No recordaba exactamente como había dado comienzo, pero siete años transcurrieron desde entonces y no tenía la manía de contarlos para saber cuántos  habían pasado por su cama, o en un término más específico, cuántos lo poseyeron desde entonces.

Todas las semanas tenía tres visitas como máximo, pues incluso las encargadas se negaban a permitir que la más valiosa mercancía que tenían, terminará dañado por algún salvajismo de los clientes habituales que llegaba a tener.

.

Peinó correctamente su cabello, aplicando con dedos delicados las cremas que mantendrían en control las ondas que tenía, si lo olvidaba como aquella ocasión, terminaría en una madeja enmarañada casi imposible de cepillar.

Se miró al espejo y sus ojos dorados le regresaron la mirada con lástima, desvío inmediatamente la vista a su oreja y tocó el pendiente que se balanceaba en el lóbulo acomodandolo al notar que no estaba en su lugar. Era simple, rojo con tres colgantes, ese día correspondía a ese accesorio en especial. Al cliente le encantaba y aunque jamás lo dijera o negara, le daba una autoridad imaginaria en él cuando lo tenía puesto. Probablemente se lo había regalado especialmente para ese fin.

Jahad, el más silencioso de todos. Tenía cierta obsesión con verlo completamente arreglado, como si el ponerse tantos perfumes en la piel, arreglarse perfectamente el cabello y usar ropa ligeramente femenino lo hiciera más perfecto, como la esposa de un antiguo rey que se entregaba por primera vez.

Era el que más dinero ofrecía, justificado al ser el hombre más poderoso en todo el globo. Iba y lo solicitaba por días, podía ausentarse a su lado y nadie tendría inconvenientes al respecto. Regresaría en sus brazos, cuidado y con algún regalo que no le importaba si era caro o no.

Aún recordaba la primera vez que lo había solicitado. La primera y casi traumática experiencia, pues era el primero en comprarlo para usarlo sexualmente, siempre quiso que Khun fuera el único, así que no pudo evitar llorar todo el rato en silencio, hasta que su mismo comprador lo consoló y le aseguró que no iba a hacerle daño, pero tras creerlo lo tomó hasta que se desmayó.

Al despertar, además de dolor y colores en su piel que lo dejaron sin oxígeno, Jahad quiso repetir el acto, pero algo pasó con el hombre, porque entre caricias y demostraciones físicas de afecto, de repente puso sus manos en su cuello y en su mirada hubo una ausencia total, que era evidente que estaba perdido en sus recuerdos y casi lograba matarlo cuando el aire fue muy poco para mantenerse consciente.

KhunBam (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora