Louis despertó en una cama vacía, pero que aún guardaba el calor de la persona que antes estaba a su lado.
Normalmente el castaño se quedaría un rato más en cama, pero era el primer día de vacaciones de Harry y quería aprovecharlo al máximo.
Se levantó, hizo sus necesidades, se lavo los dientes con un cepillo que Harry le había dado la primera noche que se quedó y por último se peinó un poco.
Se dirigió a la cocina. Cuando entró vio a su novio con una expresión decaída mientras miraba unas pequeñas cajas.
-Amor, que pasó?
El rizado se sobresaltó, pero lo miro con ojos llorosos y un puchero.
- Ayer me olvidé de darte lo que me pediste y ahora no sabrán tan bien- estaba realmente disgustado, pues le había costado mucho hacer todo eso.
Louis se sorprendió, pues aquello lo había dicho medio de broma, osea, cuando lo dijo no pensó que Harry realmente iba a hacer de más para él, si no que pensó que le traería lo que sobrara.
-Oh amor, no te preocupes. Estoy seguro de que están más que buenas. No te creas que soy muy exigente con la comida.- Se acercó y lo abrazó por la cintura, recostando su cabeza en el pecho contrario.
Harry sonrió aún algo decepcionado con el mismo.
Se sirvieron el té que el rizado había preparado previamente y pusieron las dos cajas abiertas encima de la mesa.
Louis miró la comida con admiración y hambre. Tenían muy buena pinta. Cuando desvío.su miradas hacia las magdalenas no pudo evitar sonreír y sentirse nostálgico, pues reconoció a su perrito.
-Ohh, hiciste a cliff. Es un detalle de tu parte, amor
Harry bajo la cabeza algo apenado.
- Se las ganas que tienes de verlo- Esta actitud no paso desapercibida por el castaño, quién rápidamente le respondió.
-También tengo muchas ganas de que lo conozcas, es muy cariñoso, igual que tú- Acto seguido le guiño un ojo.
Harry estaba sonrojado y sus ojos ahora brillaban de esperanza y felicidad. Hablar sobre un posible futuro donde los dos estuviesen juntos era uno de sus sueños más recurrentes y el que, con mayor deseo, quería que fuese real.
......
Para los días que les quedaban juntos Harry había planeado una sorpresa, así que ahí estaban, metiendo todas las pertenencias del oji-azul en el coche, porque después de la sorpresa se irían directos al aeropuerto, junto con una pequeña bolsa con poca ropa de Harry.
Esta vez no alquilaron un coche, fueron en el del rizado.
Era un largo trayecto, por lo que durante el camino cantaron, "bailaron" y jugaron a juegos típicos en los viajes.
Hicieron algunas paradas por el camino donde sin duda no faltaban los besos y protestas de mayor por saber a dónde se dirigían.
El viaje duraba 3h y 20 min, pero al haber parado se había alargado a unas 4h. La gente diría que fue medio día perdido, pero para los dos amantes había sido un día inolvidable.
Finalmente llegaron a Amalfi, un pueblo costero cerca en Salermo con poco más de 5000 habitantes.
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