Destino Roma con amor

XIX

Londres

Hacia una semana que había vuelto de sus vacaciones. Ya había ido a visitar a sus hermanas, recoger a su perro y hablado con su manager de la nueva situación.

Con el único que no había hablado era con Harry.

Hacia una semana que no se despegaba de su móvil, necesitaba recibir un mensaje de él. Había echo algo mal? Harry no lo quería como le había dicho? No lo sabe, pero deseaba que simplemente tuviera unos días muy liados en la pastelería y no tuviera tiempo para hablar. Ni siquiera en sus días libres? No sabe.

Quería llamar a su trabajo, pero si Harry no se quería poner en contacto con el no podía forzarlo a hacerlo.

-Lou, estás bien?. Desde que volviste estás muy distraído- Lottie lo saco de sus pensamientos.

-No es nada, solo estoy nervioso por las grabaciones de LT2- Le resto importancia a la vez que sonreía a su hermana.

- Es por ese chico, no? El de Roma, quiero decir- A su hermanita no se le escapaba una eh.- No has hablado con el?

- El tiene mi número, pero no me ha mandado ningún mensaje. Pensé en llamar a su trabajo, pero no lo puedo forzar a hablar conmigo- Explicó

- Deberías intentarlo, al menos te mereces una explicación.- Dicho esto su hermana se levantó del sofá y fue al baño

Lo pensaría.

Roma

-Harry, terminaste con los pastelitos rellenos de chocolate?- le gritó Dafne desde la parte delantera de la tienda.

-2 minutos- le respondió desde la cocina.

Escucho como murmuraba algo a algún cliente y el siguió a la suyo.

Estaba siendo una tarde ajetreada,  pero poco a poco los clientes iban yendo a menos.

La hora de cerrar llegó y solo quedaban Agatha y Harry, limpiando, ya que Dafne debía irse a estudiar.

Por los altavoces sonaba alguna canción de la playlist de la tienda, música bajita y tranquila. Era tanta la tristeza de Harry que no tenía ganas de poner su propia lista de reproducción, como normalmente hacía al terminar.

A pesar de que el joven en de ojos verdes siempre estaba sonriendo y siendo amable con los clientes Agatha sabía que no estaba bien, ya que lo demostraba con pequeños gestos como lo de la música.

La anciana entro en la cocina y se dirigió hasta el lavavajillas, el cual su empleado estaba cargando.

-Hola Hazz, cómo estás?- Llevaba toda la semana haciendo esa simple pregunta, por si quería hablar, ella no lo forzaría, de momento no.

-Algo cansado, deseando llegar a casa. Y tu?- Agatha tendía a hacerle esa pregunta desde que se conocieron, por lo que Harry creía que disimulaba su verdadera situación muy bien.

Su jefa sonrió con tristeza y continuo la charla.

-La espalda me está matando, pero no tanto como antes- Por antiguas lesiones había días que Agatha no podía casi moverse, eses se quedaba en casa, otros, como hoy, le dolía al estar mucho tiempo de pie, por lo que había taburetes por todas las zonas de la tienda, pero normalmente la espalda no le molestaba y estaba en mejor forma que su nieta y su empleado.

-Puedo cerrar yo, vete a casa- Harry se ofreció.

-No, no quiero distraer a Dafne, mañana es el último examen del curso de verano y se decepcionará si suspende.- Mejor vamos a cenar por ahí, yo invito cariño.