[CANCELADA] Mi Vecino -> Tom Holland

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LOS QUE DECÍAN que trabajar en las películas suena fácil y divertido están muy equivocados. La chica era de ese grupo, pensaba que solo era pararse frente a una cámara y fingir ser otra persona, pero ahora está frente a la cámara dándose cuenta el duro trabajo.

Ya iban dos semanas de filmación y estaba sinceramente harta, preguntándose como rayos llego a este punto de su vida. Antes solo debía de preocuparse de limpiar una jaula y procurar la salud de los felinos.

—Entonces, ¿como te va? —preguntó Damián con una sonrisa.

Hace unos veinte minutos recibió una llamada de su mejor amigo, no había hablado con el desde que se fue en ese avión a Los Ángeles y le daba gusto saber de él, la puso al corriente de cómo está el Zoológico y que su madre ha estado preguntando por ella.

— Supongo que bien, las grabaciones van rápido y el director dice que lo hacemos muy bien —suspiro— solo estoy casada, es duro dormir cinco horas y levantarte para que te maquillen.

El joven solo una risa al ver la cara de su amiga, se veía cansada.

—Créeme que veras que todo esto valdrá completamente la pena —ella asintió— ¿y cómo está Tom? No he sabido de él, solo hablé con el unas dos veces por Instagram.

— El está bien, ahora mismo esta grabando una escena —sonrió recordando al castaño.

—¿Que escena? ¿Estás en el set? ¡Déjame ver por favor! —pidió, sacándole unas carcajadas a la chica.

— Si, estamos en el set —dejó de reír— si te la muestro me despiden, además yo estoy en el ¿camerino?, eso creo.

—Estupidas normas de Hollywood —susurró el pelinegro—

Siguieron hablando por varios minutos y algunas veces tocaban el tema de Tom, la mujer sonreía de una manera distinta cuando hablaban de él.

Algo que no pasó desapercibido por el muchacho quien no dudó en preguntar.

—Oye ____, ¿que onda con Tom? —fue directo al grano.

— ¿A que te refieres? —dijo confundida

—No soy tan Idiota, cada vez que hablamos de él sonríes como boba y tú forma de ser cambia a una más amable y atenta —arqueó una ceja.

— No seas tonto, Damián —reclamo— Tom es un buen amigo, en el tiempo que llevo conociéndolo se volvió una parte importante de mi vida. Solo soy amable con el, es todo.

Eso ni ella se lo cría, es cierto, ella veía al castaño como alguien importante para ella en todos los sentidos. Pero el término amigo no usaría para describir la atracción que siente.

—Soy tú mejor amigo desde que entraste a trabajar, conozco cuando estas enamorada —sonrió— y ahora mismo estás loquito por el inglés mamado en un traje pegado.

Suspiro, tenían razón esta enamorada de Thomas Holland.

—Y te aseguro que el también —siguió— solo mira como te sonríe, como te cuida, te procura y no cualquier persona habla de ti frente a productores para que entres a un proyecto tan grande como es una película.

El tenía un buen punto, no cualquiera recomienda a una persona que solo tenía meses de conocer a su jefe.

— Damian, debo colgar ya me toca aparecer en escena —mintió— adiós y cuídate mucho, saludos a tu hermana.

Sin dejar que el azabache se despidiera terminó la llamada, dejó su celular en la mesa junto el maquillaje.

— Que cosas dice —suspiro viéndose al espejo.

••••

•~HACE UN MES ATRÁS~•

Un muchacho castaño se encontraba sentado en una de las tantas sillas que había en ese lugar, hablaba con su más reciente amiga con una sonrisa de par en par mientras le contaba su día.

Hace algunos meses se mudó a San Francisco con el fin de adaptarse al estilo de vida estadounidense, pero sus planes se vieron interferidos por una muchacha quien (inexplicablemente) le llamó la atención. Coincidió con ella varias veces en Los Ángeles, la primera en el evento de Civil War, la segunda en Disneyland y la última siendo su vecino

El joven castaño iba a seguir hablando con ella, sino fuera por que sintió una presencia a su lado, inmediatamente volteó topándose con el creador de su personaje quien lo veía con una sonrisa.

— Lo lamento, ___ —sonrió apenado— debo de colgar, hablamos luego.

Termino la llamada para prestar atención al señor que tomó asiento a su lado, el muchacho le sonrió.

— ¿Cual es su nombre? —preguntó el señor con una sonrisa amable.

— Eh, Thomas Holland —sonrío, pensó que por la edad a la mejor se le olvidó su nombre, pero se vio confundido cuando el ansiado soltó una carcajada.

— No muchacho, la chica —sonrió— ¿como se llama la joven?

Instantáneamente sonrío de par en par al recordar a su amiga, también pidió disculpas por su respuesta.

— Su nombre es _____, la conocí cuando me mude a este país —contestó, el anciano asintió.

Y cómo una madre orgullosa de su hija buscó en su celular para mostrarle una foto de la chica, que para ser solo amigos/conocidos tenía muchas.

Calculándole unas veinte fotos de ella con y sin él, encontró una donde salen ambos abrazados —esa la tomó Damián cuando fueron a la premier— le dio su celular al señor y el prestó atención.

Su sonrisa cambió radicalmente a una sorprendida, sus ojos estaban abiertos como platos, el castaño no se percató de ello ya que seguía pensado en ella.

Stan Lee reaccionó a los segundos volviendo a tener esa sonrisa —que ahora parecía un poco forzada— le entregó el celular al muchacho para luego mirarlo y percatarse de la mirada que tenía el.

— Es una bella jovencita —halagó— y parece que le tienes mucho aprecio.

— Y así es, si la conociera se daría cuenta de lo buena y bondadosa que puede ser —sus ojos tenían un brillo que se apreciaba perfectamente.

—soltó algunas risitas— Caíste enamorado muchacho, no dudó que la joven sea increíble como dices.

— Y no tiene idea cuanto —sonrio.

Iban a seguir con su charla cuando el director se acercó para informarle a Holland que le tocaba aparecer, el asintió y se levantó de la silla para luego mirar al anciano.

— Fue un gusto hablar con usted —le sonrió sinceramente—

— Lo mismo digo —contestó de la misma manera— Suerte.

— Gracias —musitó para acercarse a la locación donde estaban todos.

El anciano siguió con la mirada al joven el cual tenía una sonrisa divertida, su guardaespaldas lo ayudó a levantarse y caminar hacia un auto.

Ya arriba de el tomaron rumbo hacia su hogar, le pidió al chofer que subiera la ventanilla que separaba a parte de adelante de la de atrás, el mencionado obedeció al señor.

El anciano soltó varias risas silenciosas para luego mirar un cuaderno que tenía a su lado, lo tomó en sus manos para abrir una página en específico.

Sonrío al ver el recorte de periódico que se encontraba pegado en aquella hoja, para después mirar hacia la ventana de su lado izquierdo.

— No pensé volver a verlos —susurró— después de todo si se volvieron a reunir en otra vida.

Devolvió su vista al recorte de periódico, en el se mostraban a dos personas en un edificio sentados, ambos cubriendo sus rostros con "máscaras".

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