Sofía

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Me molestaba demasiado tener que bajar al inframundo y tenerle que ver la cara a ese estúpido, pero en fin, tenía que demostrarle que conmigo no se juega, todos los demonios se ocultaban y habrían paso a mí y mis hermanos.

Cuando por fin estuve frente a él arroje la cabeza de esa basura en sus pies y salpicando un poco su trono.

—Aquí está tu maldito y sucio perro guardián, debiste mandar a alguien más Lucifer, un tonto perro solo me hizo perder el tiempo, deja de mandar a otros para hacer ese tipo de trabajos, eran unos pobres niños, no debían porque ser asesinados solo por un mal pago de sus padres —me di la vuelta y les indique a mis hermanos que nos fuéramos.

—¿Dónde crees que vas? ¿cómo te atrevesa ensuciar mi trono? ¿quién mierda te crees? —su voz retumbó en aquel lugar lleno de tinieblas.

No era la prime vez que decía bajar a ese lugar y retarlo, pero sabía que él no era capaz de hacerme algo, no teniendo mi collar con la sangre del arcángel Gabriel que él mismo me otorgó.

—Yo soy la dama del inframundo, te guste o no. Deja de tomar esas almas inocentes o sabes cómo terminará esto —mi voz lo hizo pegarse a su trono, sabía que no sería algo fácil si quería enfrentarme, menos si mis hermanos se unían, ellos eran aún más fuertes que él mismo lucifer y separados eran los dos más fuertes después del mismo.

Sus demonios se abalanzaron hacía mi, pero mis hermanos rápidamente y sin ningún esfuerzo los destrozaron, solo ellos podían matar a otro demonio. Lucifer enfurecido se levantó de su asiento pero se detuvo.

—Esta bien, no tomaré las almas de niños, así sus padres me deban algo, pero deja de matar a mis demonios

—A eso le llamo pensar, no se ha consumido tu cerebro con tanto fuego —lo dije tan burlonamente que apretó sus puños, pero no sé atrevió a atacarme, ya que su padre se enfadaría.

—Vamonos, ya no tenemos más que hacer aquí, debemos ir a curar a aquellos jóvenes que fueron poseídos por estás basuras

Mis hermanos se colocaron detrás y desaparecimos llegando de inmediato en una casa, se escuchaban gritos dentro de la misma, entramos y lo que se veía era como la película del exorsista, una niña se retorcía y hablaba en el lenguaje de los demonios, su cara estaba desfigurada y herida por si misma, pero al verme todo cambio, su cara regreso a la normalidad y corrió a abrazar a su madre.

—Mami, por favor no dejes que me toque, solo quiere lastimarme más, por favor no dejes que me lleve. Ella es quien me hizo esto —su voz era tan dulce y tierna que la mamá se inco llorando par abrazarla.

—No te preocupes, esa mujer no te llevará mi reina —contesto la madre poniéndose frente a ella.

—Mejor hágase a un lado, ¿no ve que solo la engaña? Sigue dentro de ella, solo que es tan cobarde que no quiere que lo lastime.

Él cura que estaba practicando el exorsismo solo miraba tranquilo, él había notado la reacción de aquel demonio, así que tomo del brazo a la madre de la niña y la quitó, lo cual lo enojo bastante a aquel demonio.

—Te arrepentiras, eres un estúpido, ella morirá si yo muero.

La cara de la niña volvió a deformarse y se abalanzó hacia mi con rabia.

Solo la tomé del cuello y mis hermanos de cada brazo

—Obslut a he victo de absulti —la niña cayó desvanecida y solo quedó aquel horroroso y despreciable demonio asustado en nuestros brazos.

Solo grito y cada uno de los tres tiro con fuerza de dónde lo teníamos sujetado para exterminarlo.

—Nunca deje a su niña sola otra vez, si su esposo quiere hacer algún trato con aquel despreciable ser que él pague sus deudas.

Recupere a la niña de su fatiga por aquella pocesion, él cura solo agradeció con la cabeza, la niña corrió con la madre y desaparecimos frente a ellos.

Pemsamos en ir a nuestra casa y dormir un poco, tenía que aprovechar aquella posima que logré crear para descansar, era frustrante no dormir por más de 500 años, así que debíamos aprovechar, pero no querían, ellos solo pensaban en rescatar a todos aquellos niños dañados por la magia negra y la oscuridad de los demonios, así que no podíamos parar, aunque fuéramos inmortales y tiempo tuviéramos de sobra.

Llegamos a un sótano, donde estaba otra pequeña, era un niña hermosa, con pelo rizado, unos ojos verdes grandes con un brillo único, su piel blanca y su color de pelo castaño la hacían ver como una princesa, pero no todo era hermoso, tras de ella estaba una sombra con una energía que podía estremecer a cualquier mortal, incluso a algún otro demonio. La niña temblaba, su mirada suplicaba que la rescataramos, leí su mente, vi su vida, había sido secuestrada por traficantes y usada para un culto satánico por su pureza y hermosura, así que él había venido a reclamar su pago.

Esto ya era otro nivel, ya era tratar con el mismo satán, así que no podría enfrentarlo, menos destruirlo, eso ya rebasaba mi fuerza.

—Dame a la niña, cobra con esos idiotas tu pago, ella no te debe nada —una sonrisa tenebrosa se dibujo en la obscuridad.

—Besame y es tuya —la niña hablo, con una voz gruesa y tenebrosa, eso complicaba aún más las cosas

Él ya estaba dentro de ella, ya la tenía poseída y solo quedaba una salida, camine hacia la niña y con dulzura bese su frente, todo comenzó a flotar y temblar, una figura siniestra y horrible  tocó mi hombro, me gire y mis hermanos no podían moverse, solo estaba yo frente a aquel ser tan despreciable. Solo volvió a sonreír y desapareció.

La niña había quedado debil, casi moria, pero logré quitar todo mal que había en ella, dejamos un poco de desorden con toda aquella masacre que dejamos en esa casa donde la tenían, no sabíamos nada de ella, solo su nombre, Catalina se llamaba la pequeña y que vivía en el estado de sonora en México, así que viajamos hasta allá, pero no podíamos hacerlo como siempre, ya que si la llevábamos con nosotros en las sombras se perdería su alma y no queríamos eso, así que tuvimos que cambiar nuestra apariencia más acordé a la época y el lugar.

Mi lobo GuardianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora