Capítulo 7. Carolina

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Entre más me acercaba a la casa más aterradores se escuchaban los golpes y gruñidos ue emitía esa bestia encerrada en mi sótano intentando escapar de ahí.

Antes de entrar quite mis zapatos para no hacer mucho ruido y no hacer que se alterará aún más y buscará salir de ahí para matarme.

Entre y me dirigí a mi habitación para cambiarme de ropa por algo más cómodo, ya que había sido un día de emociones, sorpresas y dólores, así que me recosté y escuchaba sin parar el desastre que hacía esa cosa debajo en ese pequeño espacio

Descanse un poco pero me levanté al ya no escuchar ruido alguno, pero cometí el error de ponerme los zapatos y caminar hacia donde estaba la entrada al sótano y de pronto todo el ruido regreso espantandome y haciendo que retrocediera.

Note que no podía escapar y me tranquilice un poco. Me dirigí a la cocina pero no encontré nada y no sabía que hacer así que me senté en el piso
Tenía poco dinero y no gastarlo todo por los de hermano, mientras pensaba todo eso note que ya no se escuchaba nada, así que decidí acercarme un poco, escuche una respiración pesada y cansada.

Pregunté si estaba bien y por suerte así era, quería sacarlo pero el se negó y pidió que lo dejara ahí hasta que amaneciera por completo y evitar algún problema. Seguí sus indicaciones y le avisé que iría a traer algo para desayunar, mientras dejaba hecha una pequeña broma.

Ea raro, todo era muy raro, pero sabía que no era malo o no le hubiese hubiese preferido que lo sacará, pero tenía precauciones, ya no quería causar más daño. Salí de la casa con todas esas ideas en mi mente rumbo al pueblo, por primera vez agradecí que la casa estuviera lejos al pueblo, o sería un problema con el ruido que se escuchaba por Osvaldo.

Camine rumbo al pueblo, era un buen tramo, pero no podía darme el lujo de pedir un taxi, pues tenía poco dinero. La verdad me daba igual, pero no iba tranquila sabiendo que me tardaría, así que apure el paso, al llegar a la entrada del pueblo como siempre estaba una bola de borrachos y viciosos que me decían cosas y otros que me respetaban y regañaban a los otros pelados, siempre había un niño que vivía cerca en una casa muy sencilla y que cada que me veía salía a acompañarme y cuidarme de los hombres groseros, como decía él, y esa no fue la excepción.

- ¡Caro!

Me hablo él pequeño de apenas 6 años con una voz tierna corriendo a mi y abrazándome para que lo cargará.

- ¿No te molestaron esos tipos?, sabes que puedes decirme y yo los pondré en su lugar -
Su voz y mirada de enojado sólo despertaba ternura en mi y en quien lo viera

- Tranquilo, no me dijieron nada, además no quiero que los vayas a lastimar y te metas en problemas- le di un beso en la mejilla y lo baje para seguir el camino.

-¿A dónde irás Caro? - pregunto con su dulce voz

- Iré a comprar de desayunar Sabas -le contesté al pequeño Sebastián, revolviendo su cabello.

- Yo no se si desayunare hoy, mi papá está dormido aún y mi mamá otra vez esta triste y se volvió a caer - me contó algo triste con una gran inocencia al no saber lo que realmente pasaba.

- Puedes ir a desayunar a mi casa, tu mamá no se enojara, igual no es la primera vez - Conteste sabiendo que ya no habría problema alguno ya que Osvaldo estaba bien y lo encerraria al anochecer pero ya no estará Sebas para esa hora. Nada pasará.

Mi lobo GuardianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora