Capítulo 6. Osvaldo

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Otra vez volvió a suceder, otra vez veía todo lo que pasaba, cómo es bestia rasgaba las paredes y gruñia de enfado por su encierro, cómo intentaba una y otra vez salir de ese confinamiento tan pequeño e irritante. Sentía su desesperación, su enojo, así fueron unas cuantas horas, hasta que por fin, por fin sentí como al concentrarme pude yo tomar el control de una extremidad, pero como al mismo tiempo ese instinto me quitaba ese control para que dejara desatar la ira tenía dentro, toda ese salvajismo.

Después de varios intentos logre controlar mayormente los movimientos, me podía comunicar con ese instinto animal dentro de mi,  en una charla de emociones y sentimientos dónde pude controlar ese inmenso cuerpo por un momento hasta que un ruido desató nuevamente a la bestia. Volvía a hacer todo con rabia, sólo escuchaba unos paso caminar cerca, podia saber exactamente la distancia a la que se encontraban por el sonido del pisar, esas horas se habían vuelto eternas hasta que sentí nuevamente un dolor enorme en mis extremidades. Sentí tranquilidad y descanso, pero esta vez no me desmayé, sólo sentí el cambio, nuevamente era un pequeño humano, pero esta vez el dolor había sido menos.

— Osvaldo, ¿te encuentras bien?, ¿sigues ahí?

La voz de Carolina me habló algo preocupada, quizás al escuchar que el ruido había parado.

— Si, estoy bien, no te preocupes. Ya soy un.... humano, ya puedes sacarme de aquí sí gustas.....

La verdad sería arriesgado que me sacara tan pronto, aun no amanecía y podía tener un cambio y sería muy peligroso para ella, así que mejor decidí esperar.

— Sabes?.... mejor espera a que sean las 9 de la mañana.

Así me sentiría más tranquilo y confiado de que nada malo suceda. 

— Esta bien, al menos se donde meterte y para que no lastimes a nadie.

Me hablo en un tono algo triste pero jugueton, era de entender, ella estaba ayudando a una persona que había lastimado a su unica familia, a quien siempre la había cuidado. Había causado mucho daño por culpa de una bestia que no puedo controlar y que no quiero ser.

En ese momento el enojo entro en mi y apreté mi puño muy fuerte pero me detuve al ver que grarras habían crecido y mi brazo comenzaba a agrandarse.

— Iré a traer algo para desayunar, no tardaré, en un momento regreso. No te vayas a ir — Ella río al decir esto último.

— No te preocupes, no me iré, de hecho no quiero salir de aquí nunca — y era verdad, al ver lo que podía hacer no quería salir.

Pero en realidad no todo debía ser malo, en las películas siempre logran controlarse, así que... ¿por qué yo no?

Mi lobo GuardianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora