Capitulo 2. Osvaldo

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Ya era noche y, como de costumbre, me dirigía a donde dormía a altas horas de la madrugada. Tenía que caminar almenos 7 parcelas de campo de cosecha para llegar, ya que no dormía en el mismo lugar que mis padres, mi hermano sin embargo decidía irse más temprano.

La noche estaba muy tranquila y el cielo despejado, dejando que la luna cubriera todo con su hermosa luz. Siempre iba acompañado de mi perro, me era muy leal, aunque siempre amanecía en casa de mis papás. Yo iba jugando un poco con el, pero de pronto dejo de caminar, no le tome tanta importancia ya que había un perro más grande del cual yo le tenía que defender para que no le hiciera daño, así que tome una piedra, pero él seguía quieto sin avanzar siquiera unos centímetros, mi sorpresa fue lo que vi salir de entre unas ramas, era un enorme lobo negro. Fue evidente que no era cualquier tipo de perro, siempre me han gustado los documentales sobre la naturaleza y por mis conocimientos, tomando en cuenta el tamaño y el aspecto, no podía equivocarme.

- ¡¿Qué demonios?! - me dije a mi mismo contemplando al enorme lobo que se encontraba a mitad del camino en dirección mía, la distancia no era poca, almenos unos 30 metros.

Mi perro comenzó a chillar y después a ladrar en su dirección al tiempo que retrocedía, era obvio que mi mascota no era rival para un animal de ese tamaño.

Decidí tomar una roca y ahuyentar a mi perro para que regresará, aunque me fue algo difícil, pues no quería irse, aunque una vez que lo logre empecé a caminar lentamente como si no hubiese nada en el camino, pasando a unos metros de aquel imponente y salvaje animal, él cual comenzó a seguirme con la mirada. Una vez que le di la espalda creí que no tenía por qué preocuparme, pues no me había atacado aunque pase a unos cuantos metros, pero cuando di un vistazo atrás noté que me seguía siguilosamente a unos cuantos metros y ni siquiera lo había persivido.

Comencé a acelerar mi paso un poco. Esto me recordaba a las películas de terror donde un extraño animal comienza a seguir su presa para después descuartizarla.

- A mi ningún meserable humano me ignora - escuche una voz detrás de mí, la cual hizo que me diera la vuelta completamente confundido

- ¿T...tu d...de dónde sa..saliste? - conteste al ver al tipo que me había, hablado, era un sujeto alto de 1.95 más o menos, fornido, con un físico muy ejercitado, varios tatuajes y un corte tipo militar, Eso no me hubiese asustadl, pero noté que estaba desnudo y exactamente a la misma distancia que el animal que me seguía - maldición - apenas y podía hablar, pero aún así lo hice - ¿t...tú eras el lobo que me venía siguiendo? - pregunté con mi mano temblando, pero no espere respuesta y comencé a correr.

- ¿Por qué siempre corren? - grito detrás de mí.

Un enorme dolor me detuvo en seco al sentir unas garras incrustarce en mi pecho, para levantarme y azotarme contra el piso, haciendo que diera un grito de dolor.

Levante la vista y fue cuando lo ví, era una criatura en dos patas de almenos 2.5 metros con una gran corpulencia cubierta de pelo, un rostro totalmente desfigurado que daba forma a la de un lobo, un ozico un poco largo pero con enormes colmillos, unos ojos rojizos, unas patas enormes con enormes garras. Era aterrador pero a la vez, la cual termino por demostrar su enorme poderío al erguirse en mí, mirándome con gran arrogancia que se podía notar aún de su desfigurado rostro.

Esa fue la última imagen en mi cabeza cuando de un derrepente y sin comprender nada todo se volvió completamente negro.

(....)

Desperté repentinamente esperando que todo fuera un sueño, sin embargo el terrible dolor que sentí al querer incorporarme y el lugar donde me encontraba dejo en claro que no había sido ningún sueño. Me encontraba sentado en el suelo apenas logrando sostener mi propio cuerpo lleno de sangre pero sin ninguna herida en mi pecho, aunque la gran mancha de mi camisa señalaba que había sangrado de ese lugar. No lograba entender cómo podía seguir vivo después de lo que me había sucedido en la noche, por qué no estaba muerto o sin alguna extremidad. Tdos esos pensamientos se esfumaron al sentir un ardor en mi brazo derecho que hizo desviar mi atención al mismo, se trataba de una mordida que abarcaba tres cuartas partes de mi brazo entre mi muñeca al codo, la cual resaltaba en la piel.

Al parecer se había compadecido de mi curando la herida que sus garras causaron, pero dejando esa marca como un recordatorio de lo sucedido.

El dolor se esfumó por completo al pasar unos minutos así que logré incorporarme, pero me llevé una gran sorpresa. No me encontraba en el camino por el cual iba caminando, comencé a voltear a todas parte pero no reconocía nada, sólo lo veía llanura y ninguna casa a la vista.

- ¿Dónde demonios estoy? - me pregunte tomando mi cabeza exasperado.

Sin más que hacer decidí caminar. Tenía que moverme de ahí y buscar algún lugar o encontrar un pueblo para pedir ayuda, aunque nadie me iba a creer que había sido atacado por un maldito hombre lobo, era completamente ilógico.

- No tengo ninguna herida, solo la marca en mi brazo, pero toda mi ropa está ensangrentada, podrían pensar que enves de ser atacado yo pude haber herido a alguien - pensé mientras corría, no podría aparecerme así en algun pueblo, podría ser tomado como un loco peligroso.

Corrí almenos por 5 horas, eso era algo raro, ya que no sentía mucho cansancio, para estas alturas debería estar tirado exigiendo tomar agua e intentando controlar mi respiración. Logré divisar una casa a un kilómetro aproximadamente, haciendo que no me importará nada más que llegar y saber donde me encontraba.

- ¡¿Hay alguien?! - empecé a gritar golpeando la puerta

- Para eso está la camp....--- me abrió una muchacha saliendo de la casa pero sin poder terminar de hablar al verme de frente, su mandíbula cayó, sus párpados se abrieron y su piel tomo un tono pálido. - ¿Te encuentras bien? - dijo mientras se acercaba rápidamente a mi

- Si - conteste rápidamente, a pesar de que era obvio que no estaba del todo bien - fuimos asaltados un amigo y yo mientras salíamos a cazar, pero mi amigo murió al ser herido y no pude salvarlo, quedando ensangretado en el intento, pero logré escapar de ahí --- dije lo primero que se me ocurrió sin pensar. La muchacha abrió la puerta y me tomo del brazo ayudando a sostenerme para dirigirme dentro de la casa.

Mi lobo GuardianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora