Sebas camino conmigo platicandome lo que había hecho me estos días, me contó que había liberado varias aves que habían capturado en trampas para venderlos y por lo cual se había metido en problemas con los dueños de las trampas por haberles hecho perder la ganancia de esas aves y por lo que su padre lo había castigado y golpeado con un cinto.
El escucharlo me hacía sentir rabia, me daban ganas de invitarlo a mi casa y dejarlo con esa bestia que se convertia Osvaldo y se lo comiera por maldito, ya que un alcohólico como el no merecía tener el título de padre, ni el de hombre al ser tan desgraciado para golpear a su único hijo y esposa.
Le compre una paleta y él era feliz, me ayudaba con las cosas que podía cargar. Si algún hombre me miraba el lo miraba fijamente y seguia con la mirada hasta que los sujetos mejor desviaban la vista.
Era un niño muy querido por muchos pero también odiado por otros que querían desquitarse con el por fraudes que su padre les hacía a hombres y por lo cual varias ocasiones lo habían agredido e incluso mandado al hospital por piedrazos o golpes con algún objeto.
Pero era muy fuerte, pues se recuperaba y volvía a caminar frente a ellos sin miedo al saber que si alguien lo lastimaba le costaría caro. Sebastián es un niño tan amable y atento que se a ganado ser tan querido por más de medio pueblo.
Jamás dejaba a su mamá, o incluso a él bastardo de su padre, sin algo que comer, al hacer mandados o pequeñas tareas a sus posibilidades, que le pagaban con comida o aveces dinero suficiente para que su mamá no pasará hambre. Él era como un hijo para mí, desde un principio había logrado ganarse mi corazón.
Terminamos de comprar todo lo necesario y de regreso pasó a avisar a su mamá y asegurarse que tuviera comida aún y poder ir conmigo sin preocuparse que su padre despertara y le gritara a su mamá por no tener que darle. Después de confirmar que nada de eso pasaría le dio un beso a su mamá y salió corriendo para ir conmigo a desayunar en mi casa después de varios días sin ir.
Caminaba conmigo y aveces me quitaba todas las bolsas pero sólo recorría unos metros cuando le volvía a ayudar ya que se cansaba, así llegamos y entramos, lo deje en la cocina sentado en lo que me aseguraba de que Osvaldo siguiera ahí, cuando no escuché contestación al llamarle si no un ligero chillido parecido al de un perro me preocupe.
Abrí la pequeña puerta y me encontré con un lobo gris oscuro muy hermoso, me miraba sin ningún tipo de agresividad y sin más deduje que era Osvaldo y esto en verdad se ponía aún más confuso.
Pregunté si era el y sólo chillaba como cachorrito, no notaba agresividad así que volví a preguntar y levanto la pata, confundido, me preguntaba qué haría, ya que le había dicho al pequeño Sebas que le presentaría a un amigo y ahora le presentaría un enorme lobo gris, pensaría que era una mascota muy extraña.
Le hice una seña para que subiera y daba señales de entenderme. Subió las escaleras avanzando por el pasillo que te lleva a la cocina, pero lo que ví fue verdaderamente increíble. Avanzó con la cabeza agachada mientras se sacudía de forma rara, de pronto sus patas delanteras se despegaron del suelo y su cadera se empezaba a enderezar. A cada paso se erguía más, sus patas cambiaban y tomaban la forma de manos, se verdaderamente doloroso, pero parecía no notarlo mientras yo me traumaba al ver tal metamorfosis de tan cerca. Después de esa escena estaba en su forma normal completamente desnudó dejándome sorprendía y sonrojada.
Sólo le grité que no se moviera y corrí a buscar un short de mi hermano y aventarselo y para taparme la cara al verlo de frente hacía mi totalmente desnudó.
Llegue a la cocina y ahí seguía Sebas, era un niño muy obediente, pero al ver a Osvaldo se sorprendió y lo confundió con mi esposo o algo parecido.
– ¡¿Es tu esposo?!, ¡¿van a tener hijos?, ¡¿podré jugar con ellos?! – se bajó de la silla rápido y con emoción brincando y juntando sus manitas con una mirada divertida.
Sus palabras me hicieron sonrojarme al instante y más al ver a Osvaldo reír divertido con las palabras de Sebas.
– Pero que gran imaginación tienes, no es mi esposo ni nada, el estará rentando un tiempo conmigo, se quedará un tiempo, así que no imágenes cosas que no, eh. Su nombre es Osvaldo, te lo presentó porque se verán seguido por aqui.
Tome los platos y los comencé a servir, note que Sebas se puso algo triste. Su madre no había tenido ningún otro hijo por la situación que pasaba con su esposo y no quería que un pequeño llegará a sufrir lo que ellos, pero el seguía deseando un hermano y sabía que por ser casi como mi hijo si yo fuera mamá sería lo más cercano a tener un hermano, el cual tendría pero más adelante.
Me quedé por un momento dentro de mis pensamientos pero salí de ellos al notar que Osvaldo seguía sin camisa y dispuesto a desayunar así.
– ¡Ey! Vete a poner ropa, esas no son formas de sentarse a la mesa.
Osvaldo se quedó mirando algo espantado, no sé porqué, ¿acaso le doy miedo a un hombre lobo?
Se levantó y se dirigió rápido a la habitación para cambiarse mientras Sebas se reía divertido.– Creo que se espanto, Carito.--
Me saco una sonrisa su carita de diversion al ver la cara de Osvaldo. No tardo mucho en regresar ya vestido y sentándose algo apenado.
Desayunamos y Sebas terminó antes, dio gracias y se levantó para salir a jugar, pero no tardó mucho cuando regresó.
– ¡Carito, los animales no están, no se ve ninguno!
Salí rápido dejando a Osvaldo en la mesa para revisar y, en efecto, no había ningún animal afuera. ¿Ahora qué demonios haré?
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Mi lobo Guardian
مستذئبUn chico común es infectado por un hombre lobo, convirtiéndose en uno de ellos. El odio corre por sus venas junto con la sangre de licántropo, él está dispuesto a tomar venganza a como de lugar, pero en su búsqueda se encuentra con una chica, chica...