𝐸𝑡𝑒́𝑟𝑒𝑜||❝─Significa sutil, intangible y de alguna manera... perfecto.❞
─Todo el mundo conocía la trágica y oscura historia de los Ryūnosuke, pero nadie parece conocer la de la última sobreviviente de ellos, Ryūnosuke Nyoko, aspirante a héroe...
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Unos pesados pasos resonaban contra el camino helado, más veloces que el azote del viento dar contra su cuerpo. Una espesa capa de nieve y barro cubría la tierra; con algunos copos solitarios que flotaban por todo el cielo nocturno como si se trataran de luciérnagas, tintineando.
Nyoko corría, tan rápido como sus piernas entumecidas se lo permitían. Las ramas de los árboles se enredaban en su ropa y cabello, los pequeños granos de piedra le cortaban los pies desnudos y le dejaban un agudo dolor que le instaba a parar y rendirse, porque con cada segundo que pasaba, sentía que ya no podría continuar más...
A toda marcha, se abría paso por los extensos bosques que siempre eran testigos de sus escapadas nocturnas. Este lugar lo conocía como la palma de su mano. Cada arroyo, cada pequeño campo de flores, cada árbol enorme y pequeño, cada alimaña que solía frecuentar estos lugares sin miedo... Todo era tan familiar para la pequeña Nyoko que ni la más profunda negrura le permitiría guiarse correctamente. Y mucho menos, ahora que tenía una misión que cumplir.
Tenía que alcanzar a su madre.
Una vez Suté abandonaba la morada de los Ryūnosuke como siempre acostumbraba a hacer desde que su padre falleció en un accidente, Fudō tomaba su custodia como el hombre temido que era, el líder despiadado y el patriarca de la infame familia de los seres que atormentaban a todo Japón con su singularidad.
