𝐸𝑡𝑒́𝑟𝑒𝑜||❝─Significa sutil, intangible y de alguna manera... perfecto.❞
─Todo el mundo conocía la trágica y oscura historia de los Ryūnosuke, pero nadie parece conocer la de la última sobreviviente de ellos, Ryūnosuke Nyoko, aspirante a héroe...
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Dos palabras:
Santa mierda.
La sangre hirvió y el mundo se calentó. El calmo mar se picó y el sol desapareció. Los cuatro vientos chocaron y las flores se marchitaron. Y el mundo tambaleante de aquella chiquilla pelinegra queriendo cambiarlo todo, dio un enorme vuelco.
No es posible, no puede ser cierto.
Las temblorosas manos de Ryūnosuke Nyoko se convirtieron en un puño y una gran vena azul brotó por su frente; demostrando la primera emoción que la abrazó con todas sus fuerzas y la encandiló nuevamente hacia el precipicio de sus delgados límites: el enojo.
El enojo profundo y puro avivado como un río de magma cubriendo su corazón, causó que la afable nube de humareda negra entre sus dedos se hiciera notar como un yacimiento de agua. Uno a uno, segundo a segundo; lenta y tranquilamente, la oscuridad ganó terreno a pesar de que no tuviese la misma fuerza que antes. Las sombras impregnaron cada centímetro de su piel con sorna y los músculos de sus manos y los tendones se tensaron como ramitas siendo golpeadas por un furioso vendaval.
Nyoko sintió un dolor profundo y confuso atravesarle el pecho, pero ya era demasiado tarde cuando sus dientes capturaron su lengua y todo su cuerpo se sintió como si se hubiese dado una zambullida en pleno polo norte.
