𝐸𝑡𝑒́𝑟𝑒𝑜||❝─Significa sutil, intangible y de alguna manera... perfecto.❞
─Todo el mundo conocía la trágica y oscura historia de los Ryūnosuke, pero nadie parece conocer la de la última sobreviviente de ellos, Ryūnosuke Nyoko, aspirante a héroe...
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Nyoko.
—El verdadero poder de un Ryūnosuke está en su sangre.
A las dos semanas de acogerme, Ryūnosuke Fudō se cercioró de que esa frase estuviera grabada en mi mente: en mi propia piel.
—Haienā no es un don cualquiera, Nyo. No es un don únicamente destructivo y que te compete el poder de convertirte en un monstruo. Si Haienā fuera así, nos ahorraría muchos problemas, créeme.
Mi abuelo materno, el padre odiado de mi madre, el hombre a quien tenía comiendo a Tokio de su mano, el indecoroso salvavidas que me obligaba a mover mis brazos y mis piernas para no hundirme en el fondo del mar, me hizo presenciar la verdadera naturaleza de Haienā.
—Haienā puede convertirte en un dios, Nyoko. En un verdadero Dios.
Fudō me obligó a presenciar su cambio y en como este lo despojaba de todo rastro de humanidad que habitaba en él.
—Cuando tu sangre despierte, tu cuerpo arderá. Arderá en fiebre, arderá luchando contra la marea; arderá como la furia de mil soles buscando calcinarte; buscando entrever quien osó despertarle, quien es digno de hacerse llamar Ryūnosuke.
