𝐸𝑡𝑒́𝑟𝑒𝑜||❝─Significa sutil, intangible y de alguna manera... perfecto.❞
─Todo el mundo conocía la trágica y oscura historia de los Ryūnosuke, pero nadie parece conocer la de la última sobreviviente de ellos, Ryūnosuke Nyoko, aspirante a héroe...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀
—¿Conoces la historia de la flor del infierno?
Hay veces... Hay veces en donde una fuerza que está por encima de nosotros, nos empuja hacia un evento inevitable; hacia una situación improvista y peligrosa de la cual no podemos escapar.
—¡¿A-Abuelo...?!
—¿Qué pasa, mi dulce tesoro? ¿Por qué has dejado caer tu sable cuando te he hablado? ¿Acaso te asusté...? ¿Te asustaste por verme? —Ryūnosuke Fudō, el hombre más temido por todo Tokio y buscado por todo Japón, se levantó del tatami donde solía meditar cada atardecer de cada día de la semana para beber un poco de té y supervisar las tareas de su nieta a su cuidado. Lentamente y con un porte sofisticado y educado a la alta cuna, se acercó a la pequeña niña quien ya temblaba bajo su mirada verdosa, sacando sus manos de las mangas del corte recto de su kimono para cruzar sus brazos sobre su pecho—. ¿Qué no me extrañaste un poco? Fue una larga semana sin verte como debe ser, mi querido tesoro, pero ahora que estoy aquí, que he arreglado los desastres que dejó tu madre, podemos recuperar todo el tiempo que perdimos.
El corazón de Nyoko se detuvo por un par de instantes. El frío y los escalofríos se adueñaron de todo su ser, mancillándola con horror. ¿Desastres? ¿Qué desastres?