Capítulo 9

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Quemadura de segundo grado.

Azra.

El diagnóstico de la profundidad de una quemadura según R. Villain se puede hacer por teléfono, haciendo distintas preguntas como: ¿Qué ropa llevaba puesta? Para determinar si hubo un contacto directo con lo caliente. Y ese mismo diagnóstico reposa sobre tres elementos.

El primero es la causa y mecanismo de la quemadura.

El segundo es el aspecto clínico de la piel quemada.

Y el tercero es la evolución que ha tenido la quemadura desde el suceso.

¿Cómo puedo explicar que ni siquiera tuve contacto directo con el fuego cuando ya me sentía quemada?

Estuve toda la noche esperando por encontrarme al capitán y sus amigos, al ver a la menor de los Weber bailando con un cabo de mi tropa supe que estaban ahí, pero el que Donovan me distrajera tanto me hizo desistir de la idea de querer encontrármelo por ahí para saber qué haría en este club.

Lo que no esperé fue salir de la oficina del dueño del club tan tensa por lo que el hombre tenía que mostrarme, hablaba en serio cuando me dijo que me sorprendería lo que tenía para mí.

Toda mi vida creí saberlo todo, estar preparada para cualquier cosa y reprimir todo tipo de emociones que pudieran debilitar mi poder, para ser lo que nací para ser.

Era mentira.

El mundo tiene demasiado para hacer que pierdas el control de tus planes, el mundo es quien te lleva a su ritmo y te presenta lo que le da la gana. Me pica el cuerpo por el conocer que no pude ni puedo tener el control de todo.

Lo compruebo ahora teniendo al capitán a mi lado, tomando mi mano y guiándome por el segundo grado del club sin siquiera darme alguna explicación.

Yo tampoco tenía la intención de negarme a algo, por primera vez estaba a la deriva de algo, o en este caso de alguien.

Y el hombre con traje que me guiaba llevaba el control.

Me dirigió hasta una terraza donde en la puerta se encontraban un par de mujeres con mesas altas, unos papeles y unas cajas negras. Él nos anotó en el registro y soltó mi mano, empujándome levemente hasta ellas, quienes me tomaron y poniéndome de espaldas a é taparon mis ojos con una venda de terciopelo que alcancé a ver era roja.

Retiraron mi bolso de mis manos, haciendo que me tensara al no tener posesión de mi arma, pero el tener al capitán cerca me hacía pensar en que no la necesitaría, al menos no ahora.

Podría pegarle un tiro luego.

Sentí movimiento a mi alrededor, preferí no moverme esperando alguna indicación, y cuando la tuve fue un suave agarre que me impulsó a caminar al merced de quién me llevaba, hasta que me sentaron en un sillón.

Crucé una pierna encima de la otra y tanteé a ver si había un espaldar, al comprobar que sí, recosté la espalda en él sobresaltándome por notar la cercanía de alguien detrás de mí.

Tragué fuerte apretando las manos sobre mis rodillas esperando un solo movimiento que me obligara a quitarme la venda.

—¿Seth? —Me atreví a preguntar con voz segura rogando porque fuera él y no algún extraño.

—¿Cuáles son tus motivos? —Habló en voz baja muy cerca de mi oído.

Intenté responder pero fui interrumpida al escuchar unos suaves gemidos al fondo del lugar que erizaron mi piel.

—¿Cuáles motivos? —Cuestioné removiéndome en el sillón algo incómoda por la humedad que abarcó mi ropa interior al escuchar que se intensificaron los gemidos y jadeos que resonaban en el sitio.

ÉxtasisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora