Capítulo 3

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Respect

—¡Pelotón dispuesto a las doce! —Grité a todo pulmón con las manos tras mis espaldas y caminando entre las filas.

—¡Pelotón de la brigada de comandancia militar Psi dispuesto a acatar órdenes a las doce, Mayor. —Respondieron todas en un fuerte y claro unísono.

—¡Pelotón marcando puestos a las cinco! —Ordené en el mismo porte posicionándome frente a la fila de novatas que se veía más débil, gritándole a la primera soldado en el oído.

Podía oler la mierda de lo cagada que estaba ante mis órdenes.

—¡Pelotón de la brigada de comandancia militar Psi dispuesto a acatar órdenes y marcando puestos a las doce, Mayor! —Respondieron todas incluso más fuerte que antes.

Excepto la que estaba delante de mí, me fijé en su placa para leer su apellido.

—¡Soldado Neraiza! ¿Acaso no escuchó la orden de su superior? —Le grité avanzando dos pasos más hacia ella, quedando a centímetros de su rostro.

Bajó la mirada.

—Sí, mayor. —Titubeó.

—¡Soldado Neraiza! ¡No la escucho! —Exigí dándole otra oportunidad.

—¡Sí, Mayor Meiere! ¡La escucho fuerte y claro! —Levantó la voz pero no la mirada.

Oportunidad dada, oportunidad desperdiciada.

—¡Soldado Neraiza dispuesta a cumplir sanción de grado ocho! ¡No quiero maricas que no responden levantando la cara en mi pelotón! ¡Si le tiene miedo a su Mayor se hubiese ido al escuadrón de jardinería! ¿Escuchó?

Levantó la mirada mordiendo su labio inferior temblando como un cachorro. Sus ojos me indicaban debilidad y miedo.

No quiero esa clase de mierdas conmigo.

—¡Soldado Neraiza! ¡Rompa fila y entregue su gorra distintiva de la brigada! ¡Está fuera del pelotón! —Ordené estirando mi mano derecha para que me entregara la gorra.

Las facciones de todas las demás soldados cambiaron de inmediato y a este punto el soldado frente a mí ya estaba llorando.

—Pero... —Tartamudeó entre lágrimas.

Suficiente.

Le arranqué la gorra de la cabeza con mucha brusquedad y con la otra mano tomé su brazo jalándola fuera de la fila, empujándola lejos de la tropa.

—¡Por si no les queda claro quiénes son y qué jodidas funciones cumplen aquí les recuerdo una vez más que el que lloriquee, se queje, o siquiera tambalee está fuera de mi maldita brigada! ¡Métanse sus sentimientos por el culo y no los saquen más nunca si no quieren estar fuera! —Grité subiéndome a la tarima y tomando el megáfono.

Miré de reojo a la presidenta junto a Serena unos metros más allá, observando lo que sucedía con atención.

—¡No tengo ni tendré una pizca de compasión por ustedes así que grábense en la maldita cabeza que la que yo vea siendo una plasta de mierda en la brigada estará afuera! ¡La que manda soy yo, la que dirige soy yo! ¡Y si no responden cuando yo lo ordeno con la cabeza en alto y con la voz que se escuche en china estarán afuera! ¡Si se parten una jodida pierna en un entrenamiento y dejan de trotar estarán fuera! ¡Si siguen con sus mariconadas de novata les aseguro que al menos la mitad de ustedes estará fuera y ni el mismísimo Dios podrá meterlas de nuevo a la brigada! ¿Quedó claro?

—¡Pelotón de la brigada de comandancia militar Psi dispuesto a acatar órdenes, marcando puestos y escuchando fuerte y claro a las doce, Mayor! —Respondieron todas.

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