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— Oye... Hanta — llamo a mi amigo, el día de hoy decidimos pasar un tiempo juntos después de clase.

— Dime — responde con un ligero sobresalto, volteando su rostro para mirarme.

— ¿Por qué a las personas les gustan otras personas? — pregunto, esta es una pregunta que ha estado dando vueltas por mi cabeza durante varios días y preguntarle a Leah no es la mejor idea teniendo en cuenta que puede ser un tanto invasiva, Hanta es mucho mejor para esto.

— Oh... no lo sé, supongo que por la misma razón por la que tenemos amigos, construir una manada, no sé como explicarlo, ¿una especie de red de apoyo o algo así?

— ¿Cuál es la diferencia entre un amigo y una pareja? — cuestiono ahora, sigo sin obtener respuestas o algo que me acerque a comprender el tema.

— Si te soy sincero, yo tampoco lo sé... — comenta mirando al horizonte.

— ¡Oh, un auto negro! Creo que voy ganando — a veces solemos hacer esto, observar la calle y contar autos por colores, quien cuente más, gana.

— No, yo voy ganando. Ahí vienen tres autos rojos — denota señalando el sitio donde se ubican los vehículos.

— Eres muy bueno en este juego, ¿cómo lo haces? Yo conté la incidencia de colores la última vez, ¿por qué no funciona?

— Creo que solo tengo suerte — me dice sonriente —. Bueno... ¿de que hablábamos?

— ¿Cómo alguien puede saber que alguien le gusta si no sabe que es gustar? — a este paso voy a volverme loca.

— Oh... en verdad esto es difícil. Supongo que las reacciones son la forma más fácil de saberlo. Tu cuerpo se vuelve loco, ¿cómo decirlo concretamente? Ni siquiera estoy seguro de si la sensación es agradable u horrible. Tú sabes, los síntomas básicos de un drogadicto.

— ¿Lo has sentido? — cuestiono mirándolo atentamente, en verdad me inspira curiosidad, quizá ahora tenga una respuesta un poco más concreta, parece experimentado en el tema.

— Sí — responde, sonrío, que interesante.

— Wow... ¿cuan agradable debe ser esa persona para ponerte de esa forma? — no sé como cuantificar esto... pero, debe ser bastante, aunque... todo esto es subjetivo, ¿no? Tal vez un libro de psicología sea útil...

De un momento a otro, siento los labios de Hanta contra los míos. Estoy confundida...

— ¿Qué acabas de hacer? — pregunto.

— Perdón... — eso no responde a mi pregunta, aunque, es muy tonta... es obvio que me besó.

— No te preocupes, solo no lo vuelvas a hacer, ¿ok? — ugh, gérmenes, nah, he comido alimentos del metro, no es para tanto.

— ¿Por qué lo tomas tan fácil? — cuestiona mirando al suelo, ni siquiera me puede ver—. Sabes que es una falta de respeto y que tienes derecho a estar molesta, ¿verdad?

Asiento con la cabeza, pero... sinceramente ya lo esperaba. Prefiero que mi primer beso haya sido con él, una persona de confianza que con cualquier otro individuo.

— Sabes Hanta, me agradas, mucho. Un beso tuyo no me importa, no me dió asquito al menos, y bueno, no fuiste grosero, incluso fuiste delicado. En fin... yo también te quiero, supongo, aunque, no de la misma manera, creo. ¿Todo bien? — pregunto, no lo sé, tal vez sea contraproducente, pero, decido besar su frente, ahora baja debido a la vergüenza.

— Sí... todo bien, sabes, lo dijiste de una forma un poco hiriente — pronuncia nervioso, mirándome con su rostro aún colorado.

— Lo siento, quita la parte hiriente, lo demás es en serio — respondo con una sonrisa sincera.

MOLECULAR. Bakugo Katsuki X LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora