Capítulo 13: Pálpitos de una premonición

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Nerviosa, Mal terminó entrando en el despacho de Ben, no pudo evitar pensar que algo había salido mal en la fiesta, o que alguno de los reyes había presentado alguna queja sobre la comida o ella, pero lejos de eso, observó que Bella y Bestia discu...

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Nerviosa, Mal terminó entrando en el despacho de Ben, no pudo evitar pensar que algo había salido mal en la fiesta, o que alguno de los reyes había presentado alguna queja sobre la comida o ella, pero lejos de eso, observó que Bella y Bestia discutían con su hijo sobre el decreto que recién había anunciado. La total derogación de la barrera mágica para dejar libres a todos los villanos. Sabía que aquella decisión iba a levantar muchas ampollas, sobre todo sin haberlo consultado previamente con nadie.

—¡Mal! Gracias a dios que ya estás aquí —suspiró Ben, aliviado—. Pon un poco de cordura en la discusión, ¡la barrera debe ser destruida de una vez por todas!

—Hijo, piensa bien lo que estás diciendo, ¿vas a soltar a una gran multitud de delincuentes? ¡Los encerramos ahí por un motivo! —apuntó Bestia intentando razonar, pero sus nervios afloraron y no pudo evitar alzar la voz.

—El proyecto que estáis llevando a cabo es un éxito, cielo, rescatáis gente que no merece estar allí atrapada, pero mucha otra gente sí que debe permanecer encerrada por el resto de su vida —se unió Bella, algo más calmada—. Hay villanos que volverán a cometer crímenes horribles o incluso peores...

—¿Mal? —siguió Ben tratando de buscar su aprobación.

—Ben..., tienen razón  —soltó Mal tras dejar un breve silencio en la habitación—. Se de antemano sobre gente que desea salir de ahí con el único propósito de destruir Auradon, la venganza se lo han tomado como algo muy personal...

—Pero, Mal, tú has cambiado, el resto también puede —siguió Ben defendiendo su postura—. Con tiempo...

El tiempo; si Ben hubiera conocido a Mal dos años atrás se hubiera quedado horrorizado y ni siquiera le hubiera dado una oportunidad para salir de ese espantoso lugar. Tal vez ella haya preferido encaminar su vida de otra manera cometiendo muchos errores por el camino, pero no es un sendero que mucha gente vaya a elegir.

—Lo sé, el problema es que pase lo que pase hay gente que no quiere cambiar... y no son pocos.

—¡No importa! Como rey de Auradon no me quedaré de brazos cruzados, pienso derogar la barrera os guste o no —Ben algo más encendido dio un golpe en la mesa— ¡No pienso reinar sabiendo que tenemos gente encarcelada viviendo de nuestras sobras! ¡Es inhumano!

El ruido de una puerta algo desengrasada frenó la discusión.

—¡Bíbidi Bóbidi! ¡Buenas noches! —irrumpió una alegre voz tras la puerta y Hada Madrina apareció—. Lumière me había comunicado que queríais verme.

—Hada Madrina, como rey deseo llevar a cabo mi decreto sobre la total derogación de la barrera mágica— añadió Ben, sabiendo que ella era la única que podía destruir la cúpula con su varita—. Quiero que se destruya esta misma noche.

—Bueno... Hay un pequeño problemilla, si me lo permite, su majestad —comentó Madrina algo incómoda bajo su nerviosa sonrisa—. La barrera está consolidada única y exclusivamente por el Consejo de Hechiceros, ni aunque el rey Bestia hubiera querido derribarla bajo su mandato lo hubiera conseguido sin nuestra total aprobación... 

Descendientes: Desquite en la Isla de los PerdidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora