Capítulo 1: Una banda muy temida

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—Anda, Uma, ves a molestar a otra persona ¿quieres? —invitó Nix a irse por las buenas a la pulpita pesada y a toda su tripulación mientras se volvía a sentar en la mesa para deleitarse con el arroz

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—Anda, Uma, ves a molestar a otra persona ¿quieres? —invitó Nix a irse por las buenas a la pulpita pesada y a toda su tripulación mientras se volvía a sentar en la mesa para deleitarse con el arroz.

Uma finalmente cesó sus intentos por forjar una alianza con ellos o, al menos, de seguir protestando por ser una incompetente. Será el centro de todas las burlas de la isla durante un tiempo, perder en su propia salsa era de ser muy inútil. Incluso Nix llegó a pensar en aquella pelea retransmitida por la televisión que Uma podría llegar a liberarlos, pero tras su derrota solo añadió una decepción más en su lista negra. «¿Tan difícil era ahogar a un dragón?» pensaba la joven frustrada.

—Vaya hoy te veo de mejor humor —bromeó Jaxon, hijo de Shan Yu, quitándose el delantal de camarero para sentarse enfrente a Nix—. Tu hermana estaba que echaba humo del cabreo, y veo que solo te llegan problemas...

—Y que lo digas, se piensa gambita que al no estar Mal se la tratará mejor, pero la realidad es que va a ser peor —finalizó comiendo del bol de arroz y haciendo una mueca desagradable. «Que arroz tan fuerte, perfecto»—. Sobre todo los piratas de Barbanegra serán los primeros en burlarse de ellos. Es que se lo han dejado en bandeja.

—¡Que ganas de verlo! —añadió el joven dedicándole una sonrisa pícara—. Mi turno ya ha acabado, ¿nos reunimos con Réizma? —comentó con un atisbo de felicidad en su rostro. Habían pocas cosas que pudieran hacer feliz a ese musculado chico, y entre ellas estaban los maquiavélicos planes con su grupo.

—Sí... pero tengo que sacar a pasear a los Cerbero —se levantó Nix de la mesa con él y se fueron en dirección al castillo donde vivía la joven, el castillo de Hades—. Hace días que no salen de su guarida y están que trinan.

Ambos se pasearon por las calles principales del Sur repletas de gente, sin pasar desapercibidos por la gente más joven. Los tenderetes de la plaza central donde se vendían o truqueaban objetos absurdos estaban a reventar de clientes interesados y de ladrones astutos al acecho. Estaba claro que el bazar Skellington había traído cosas nuevas del muelle que todavía no estaban en venta. Nadie conseguía esos artículos tan rápido como Jack y su hijo, ninguno de sus competidores entendían como era posible, ni siquiera los duendes que traían la mercancía en los botes.

Se pararon enfrente de un edificio roñoso y resquebrajado que quedaba pegado a la tienda de Armamento Ratcliffe, miraron las ventanas rotas que había en la segunda planta esperando ver el tintineo de las lámparas encendidas. Nix reunió todo el aire que pudo para vociferar un nombre a los cuatro vientos. 

—¡RÉIZMAA! ¡BAJAAAA! —chilló con energía de manera sobrecogedora, el que estuviera durmiendo seguro que lo había despertado— ¡ESTAMOS JAXON Y YO!

Miraron nuevamente los balcones de su colega, Réizma muchas veces estaba de okupa en ese piso roñoso que era de unos colegas piratas suyos, por no decir que vive más ahí que con su familia en el Paradero Desembarcado.

Descendientes: Desquite en la Isla de los PerdidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora