Capítulo O9

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Un Tobio de doce años sostenía mano del alfa mirándola con mucho detenimiento, le gustaba que era ligeramente más larga y pálida que la suya, le gustaba el cuidado de sus uñas sin ser tan cortas y muy limpias.

El azabache le gustaba la comodidad que sentía alado del castaño, podía sentir a su lobo ronronear por estar envuelto por las feromonas del alfa. Tobio les había confesado a sus abuelos su amistad con el alfa y les había dicho sobre las inquietudes que tenia por su lobo cada que estaba con Shu, ellos solo sonrieron y le dijeron que estaban felices porque se conocieron y que la sonrisa de su nieto era hermosamente auténtica.

Ahora se encontraba entre las piernas de Shu con su espalda pegada al pecho del contrario sintiendo como la otra mano del castaño le envolvió su abdomen y como la punta de la nariz estaba rozando delicadamente en su cuello al lado contrario de donde se encontraba su glándula olfativa.

Shu musita el menor y el alfa hizo un ruido en contestación— ¿Crees que puedas oler mi glándula? —dio un respingo al sentir como el alfa le había obedece con rapidez, como si hubiera querido que le diera su consentimiento

¡Chicos, mamá dice que-! —la fuerza con la que deslizó la puerta hizo un estruendo provocando que los pubertos se sobresaltaran, pero con el alfa abrazando con posesión al azabache

El alfa de diecisiete años de edad miro a su hermano y al omega en una posición tan intima que ya sabía a donde se encaminaba las cosas.

En un momento vamos. —el castaño mayor asintió y les dio la privacidad que tenían.

El alfa de ojos morados suspiro y movió un poco al azabache para bajarlo de , pero no dejo que se levantara de la cama.

Tobiochan, hay algo que me gustaría que tuvieras musita el alfa levantándose de la cama para ir a su escritorio Yo. . . —se dio la media vuelta para encarar al azabache— Yo quiero que me permitas estar a tu lado a partir de ahora. Quiero estar ahí en todo momento, quiero que me ames y envolverte en mis brazos cuando busques confort. Quiero protegerte de todo mal, quiero envolverte con mis feromonas para que seas mi omega. Quiero que me permitas acortejarte para poder ser una pareja. Quiero que seamos alfa y omega. . . Como hemos estado destinados a serlo —le extiende su mano mostrando lo que tenía, un collar de plata con un dije de un balón de voleibol.

Kageyama observo el dije y luego al alfa. Sintió a su lobo aullar de júbilo, brincando y meneando la cola en celebración. Asintió varias veces mientras le daba la espalda al castaño.

Shu se acerco y paso la cadena por el cuello del azabache. Cuando abrocha el collar, Tobio nuevamente se gira y toma el dije entre sus manos. Era tan bonito.

Tobiochan, a partir de ahora te voy a proteger, no importa de quien sea. No voy a permitir que nada te pase, me convertiré en el alfa que mereces —dice tomando las manos del azabache, dudando si debía de continuar— ¿Puedo besarte? —la pregunta sorprende al azabache, pero de igual forma asintió despacio por los nervios

Shu se acerco, besando primero la frente, luego paso a la punta de la nariz del ojiazul, luego a las mejillas. Miró con cierta duda los labios del omega, sentía su respiración mezclándose con la de Tobio, sus labios apenas y se rozaban, fue una ligera presión que perduró unos pocos segundos antes de alejarse lo suficiente del omega.

Otro más —pide el omega y el alfa le cumple el capricho, pero esta vez ambos ladean sus cabezas, presionan un poco más sus labios contra los ajenos y duran mucho más de tiempo

Cuando el aire se hizo presente, separan la cercanía que tienen y suavemente se apoyan las frentes.

Eres mi destino, la única persona que quiero proteger hasta el fin del mundo las palabras del castaño se albergan en lo más profundo del corazón de Kageyama

Sabía que esas palabras no eran vacías. En verdad cumpliría su promesa.




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Los alfas se miraban desafiantes, el ambiente era tenso por más que la abuela Kageyama trataba de volverlo más amigable o que fuera un poco menos incómodo para los tres omegas presentes.

Tobio acerco su mano a la de su pareja y le dio un ligero apretón. El alfa le miro y dejo de fruncir el ceño. Shu era bastante bueno controlando sus feromonas que no había soltado ninguna a diferencia de los otros alfas.

Agradecía que tanto su hermana como su cuñado intentarán protegerlo, pero era abundante sus aromas que comenzaban a marearlo ligeramente.

— Miwa–nee, Ame–nii, sus feromonas me están mareando un poco —comenta el azabache a lo que los susodichos le miran y asienten, dejando de dispersar su aroma en el ambiente

Y como la amenazaba había desaparecido, la otra alfa había bajado la guardia.

— Entonces sigues con el alfa. —comenta la omega mirando a su hijo

— Es mi yuanfen

— Así que ya le entregaste el cu-. . . —las palabras de la alfa quedaron atoradas en su garganta ante la mirada roja del alfa mientras que los jóvenes adultos gruñian soltando sus feromonas

La lluvia y la almendra mareaban a Tobio. Era tan abrumador que deseaba salir a tomar aire fresco.

— Lo lamento abuela, pero no pienso compartir un mismo espacio donde menosprecian a mi pareja. —se levanta de su asiento, obligando a levantar al azabache— Llevare a Tobio por un poco de aire. Con su permiso —arrastra a Tobio con él

Cuando el aire golpeó el rostro de Kageyama, este soltó el aire que no supo que contenía. Shu soltó ligeramente sus feromonas para darle protección, Kageyama por instinto se acerco a su pareja en busca de su olor y calor.

El azabache ya sabía que sus madres hablarían mal de él, por eso no quería que el castaño estuviera durante la cena. No quería que escuchara a sus madres y se diera cuenta de cuál imperfecto era. Pero a su vez quería que estuviera ahí y demostrará que no iba abandonarlo como ellas lo hicieron.

El Alfa del ReyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora