Capítulo 12

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Pasaron tres días desde que Yamaguchi entro en celo en la escuela, Tobio se encargaba de llevarle los apuntes a pesar de ser de clases diferentes. El azabache había juntado toda su fuerza de voluntad para pedirle a Tsukishima sus apuntes, llevárselos a Tadashi y regresárselos más tarde,  muy a regañadientes, para que el rubio hiciera su tarea.

El omega azabache se quedaba a cuidar del pecoso, preparaba sus comidas y respetaba su espacio, procurando no entrar a la habitación del pecoso cuando se entero que este estaba anidando.

Camino a la casa del pecoso, pasando por una florería que había abierto hace no mucho, miro por un instante los ramos en exhibición antes de decidir entrar.




Camino a la casa del pecoso, pasando por una florería que había abierto hace no mucho, miro por un instante los ramos en exhibición antes de decidir entrar

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Kageyama había abierto con la llave que la señora Yamaguchi le había dado. Se había ganado la confianza de la beta tras decirle que sus intenciones solo eran cuidar del omega y que ya estaba emparejado.

Lo que el azabache hizo primero fue remangarse las mangas para lavarse las manos y luego preparar alguna comida. Durante sus celos, Shu le preparaba fruta picada y comidas frías por si regresaba sus olas de calor antes de probar un bocado de comida, además de abundante agua.

Tomo otro vaso de vidrio al cual le vertió agua del grifo y después coloco la flor que compró. Su aroma era más dulce que del alfa, Kageyama supuso que por el momento la flor estaría bien.

Agarro la charola y fue directo a la puerta del omega. Tocó suavemente la puerta.

— Yams, te traje el almuerzo y los apuntes. ¿Te los dejo aquí o está bien si paso? —habla en voz alta

— P-pasa —escucha la débil voz del omega, Kageyama suspira y alza un poco la pierna para poder apoyar la charola y con su mano abrir la puerta.

Vio el nido de Yamaguchi. Esparcimiento de sábanas, cobijas y prendas que tenían impregnadas el aroma de las fresas y de los crisantemos, el ligero aroma a tomillo y arándanos podía percibirse más que los aromas de romero, lavanda, dulce de leche, olivo, cítricos, café, albahaca, eucalipto y naranja, que eran las feromonas del equipo.

— Hola. Te traje soba fría esta vez y un pequeño cóctel de frutas —pone la charola frente del pecoso.

Yamaguchi tomo la flor y la llevo a su nariz, aspirando su dulce aroma.

— Gracias, Kageyama. —el pecoso tomo primero la fruta picada— Itadakimasu

Pincho la fruta con el tenedor y comenzó a comer, masticaba despacio, sin ganas. Tobio supuso que las olas de calor de Yamaguchi eran bastante intensas y lo dejaban sin energía, porque era más doloroso cuando lo pasabas solo tras ser acompañado en una de estas.

— ¿Te gustaría darte un baño? Puedo prepararlo. —ofrece Kageyama pasándole el vaso con agua

— N-no es necesario que lo hagas, Kageyama —dice Yamaguchi aceptando el vaso

— Como mi compañero debo de cuidarte y un omega a pesar de querer satisfacer su apetito sexual también quiere ser mimado en este estado. —expone, él sabía lo que pasaba ya que lo experimentaba por igual.

Tadashi sintió sus mejillas calientes, no tuvo esos cuidados durante su celo con la manada, quienes al ser en su mayoría betas nacidos de otros betas no comprendía bien el cuidado de un omega, incluso a los alfas en ocasiones se les complicaba cuidar de él al ser el primer omega en su manada y al parecer eran muy orgullosos para pedirles algún consejo a sus familiares omegas. Le agradaba el cuidado que Kageyama estaba dándole a su persona.

Su lobo se sentía una mezcla de emociones por saber que el azabache ya tenía a alguien.

Aun con la vergüenza el lobo de Yamaguchi ronroneo ante los cuidados de Tobio al momento de ser bañado. Kageyama contemplaba las pecas esparcidas en la piel del castaño, comparándolas con las estrellas.

— Que envidia que la luna siempre este acompañada de las estrellas —musita tras un momento de silencio

— ¿Qué?

— No, nada. Solo hablaba en voz alta. —suelta un suspiro

Observaba como Yamaguchi había movimientos tratando de ocultar su cuerpo, no sabía si era porque le avergonzaba estar desnudo o porque le avergonzaban sus pecas.

— Kageyama. . . —el omega pecoso olisqueo un poco el aire, notando que el aroma de tomillo no era tan fuerte como la de arándanos, pero no hizo algún comentario sobre ello— ¿Crees que soy atractivo para un alfa?

Tobio parpadea, como si eso hiciera que comprendiera mejor la pregunta que el pecoso omega le había hecho.

— Para mí si eres atractivo. Que él sea un idiota y que sus anteojos no tengan el suficiente aumento para notarlo es otra cosa. Tsukishima es más ciego que un topo —responde como si nada luego unos minutos de analizarlo recibiendo una risa por parte de Yamaguchi, eso le impulsa a acercar su rostro al del pecoso y pasar gentilmente la punta de su lengua por la mejilla de este causándole un sonrojo

El lobo interior de Kageyama estaba feliz de poder cuidar de su contrario, pues era de un cachorro de quien estamos hablando.

El Alfa del ReyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora