Tres

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A medida que crecía se sentía más solo, es cierto que la señorita Park había cuidado de él e incluso le enseño a sembrar su propio huerto con semillas de los frutos y hortalizas del bosque, también había aprendido a cocinar, coser y otras cosas que son útiles para vivir.

La señorita Park no había podido enseñarle a cazar porque ella no sabía; se había enterado que era una de las hijas del líder así que cosas como esas no le eran enseñadas, ni siquiera labores domésticos, pero había aprendido de las betas mucamas.

Cuando cumplió quince años había tenido su primer celo, al principio se había asustado, pero cuando llegó la señorita Park, ella le explicó y también le dio algunas hierbas para disminuir los síntomas, sin embargo le había dicho que sino encontraba un alfa con quién pasar sus celos entonces sus órganos reproductores comenzarían a fallar.

—¿Crees que algún alfa se quiera fijar en mí? Soy un monstruo, —habla a través de la tela que cubría la mitad de su rostro.

—No eres un monstruo, —suspira, —ten fé, en algún momento un alfa se enamorará de ti y tendrás una bella familia, —se acerca para dejar un suave beso en su frente.

—Lo dudo, —baja su mirada, —pero igualmente te lo agradezco, —sonríe apenas.

Baekhyun en realidad no se preocupaba por tener un alfa porque ya sabía que no sucedería, aquellas manchas en su rostro lo convertían en un ser rechazado por los demás así que prefería no hacerse ningún tipo de ilusión.

Pasaban las lunas y Baekhyun simplemente veía el cielo desde el jardín delantero de su pequeña casa; la señorita Park se encargaba de traerle carne para que siguiera saludable, si aquello le faltaba entonces se debilitaría demasiado.

Estaba comiendo una manzana de su huerto y simplemente esperaba a que el sueño se apoderará de él para finalmente ir a dormir. Se preguntaba si realmente sus manchas lo convertían en un ser malvado como todos le dicen.

Coge una ramita para hacer pequeños dibujos en la tierra y luego suspira. Se levanta para darse la vuelta e irse hacia su cama. No tenía sueño, pero sabía que ya era muy tarde así que debía dormir.

A Baekhyun le comenzó a parecer raro que la señorita Park no volviera en varios días. Pensó que quizá ella estaría ocupada por lo que prefirió simplemente esperar, igualmente no podía hacer otra cosa.

Pasaron varias noches y todo seguía igual, aunque su estómago le pedía algún tipo de carne, no podía conseguirla así que solo le quedaba esperar. Comía frutas, legumbres y cereales que cultivaba en su jardín, pero no era suficiente.

Nunca más volvió a ver a la señorita Park y a la edad de diecisiete años se veía como un ser bastante frágil debido a que sus huesos y músculos no tenían lo que debían. Prefería pasar en cama la mayor parte del tiempo pensando en que deseaba que la muerte viniera pronto por él.

Sus padres lo habían repudiado, su hermana se había ido para nunca volver, ahora estaba ahí como una piedra en el camino del pueblo. No entendía la razón de que estuviera aún vivo porque pensaba que no podía hacer nada con su vida, salvo quitársela, pero era tan cobarde que ni siquiera de eso era capaz.

Un día alguien tocó a la puerta así que fue a ver y no encontró a nadie, pero en el suelo había una cesta con ropa; salió para ver a los lados sin encontrar nada aunque podía percibir aroma a beta. 

Otro día vino un guardia a dejarle una pequeña porción de carne diciendo que era de parte del líder aunque el guardia se veía de mal humor. Baekhyun lo agradeció y de inmediato la comió, hace mucho tiempo que no la probaba.

Supo que tampoco debería acostumbrarse ya que esos pedazos de carne, que eran más pequeños que su mano, eran enviados cada dos o tres meses.

Un día cuando cumplió los dieciocho años, quiso celebrar así que fue a recolectar bayas del bosque para poderlas comer; su jardín no era tan grande por lo que no podía plantar todo lo que me gustaría. 

Velo del Destino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora