Trece

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Las hojas secas sonaban con las pisadas de dos personas quienes se encontraban caminando mientras conversaban sobre cosas triviales que sucedían en el pueblo y en el bosque. 

—¿Entonces su madre lo dejo sin comer por no llevarle la fruta? —pregunta Baekhyun con algo de diversión en su voz.

—Sí, pero como me alimentaba de tu recuerdo, entonces ni siquiera pensé en comer, —le sonríe mientras se detienen junto a un pequeño arroyo.

—Usted siempre dice cosas muy… que me hacen sentir muy tímido, —susurra bajando su mirada.

—Aunque no puedo ver tus mejillas, siento que estás sonrojado, —inclina su cabeza hacia abajo para mirar más de cerca al omega. —Me dan ganas de colocarte dentro de una caja de cristal para que nadie te haga daño, —toma una de las manos de Baekhyun para besar su dorso, —veo en tus ojos el dolor que sientes.

—Ya no importa, después de todo, esa es mi realidad y nadie podrá cambiarla, —suspira mirando como las aves picoteaban las semillas en el suelo.

—No seas tan duro contigo mismo, —acaricia el dorso del guante de Baekhyun con su pulgar, —a mí me gustas tú, —levanta sus cejas de manera alegre.

—No diga esas cosas, —aparta su mano para tapar sus ojos ya que se había avergonzado, —¿Cómo podría gustarle alguien que está maldito? —desliza sus manos dejándolas caer a cada lado de su cuerpo.

—Esas son creencias tontas, no estás maldito solo porque hayas nacido con marcas en tu rostro, —mete sus manos dentro de sus bolsillos. —No deberías cubrirte, pero entiendo porque lo haces, —inhala profundamente.

—Malditas o no, me han traído desgracia así que prefiero que se mantengan ocultas, —lame sus labios y luego clava sus ojos profundos de cielo en los verdes del alfa frente a él. —Las odio con toda mi vida… Jamás podré tener una familia por culpa de ellas, —empuña sus manos y muerde su labio inferior.

—No digas eso, —coloca su mano sobre la mejilla del omega, —yo sería dichoso si estuviera a tu lado, —limpia una pequeña lágrima de la esquina del ojo del pequeño.

—¿Por qué dice esas cosas tan a la ligera? Provoca que mi corazón tenga una falsa esperanza, —cierra sus ojos provocando que algunas lágrimas caigan por sus mejillas.

—Jamás jugaría con los sentimientos de nadie, menos de una joya tan preciosa como tú, —coloca su mano en la quijada de Baekhyun para ver aquellos ojos ahumados… Las marcas estaban alrededor de sus ojos, pero como si hubieran sido delineados con carboncillo. —Ven, no sigas triste… Tienes los ojos como el cielo, pero no los nubles con tristeza, —deja una última caricia en su mejilla antes de tomar su mano para guiarlo a otro lado.

Ambos caminaron lentamente hasta llegar a un pequeño prado con flores de deliciosos aromas y animales correteando libres entre los arbustos frondosos llenos de bayas. Baekhyun sonríe ante tal escenario ya que nunca lo había visto antes; supuso que era porque él no solía alejarse demasiado de su casa por miedo a los guardias.

Ambos se sentaron debajo de la sombra de un árbol grueso de largas ramas y frescas hojas; ese día el sol quemaba con fuerza todo lo que tocaba así que estar ahí era refrescante. El leve viento movía las hojas y el velo de Baekhyun dejando ve parte de la piel de su cuello.

Joongi fijo su mirada oscura en aquel pedazo de piel pálida y limpia; le tentaba ver aquel cuello sin marca así que decidió mirar para otro lado. El aroma dulce de Baekhyun se filtraba por sus fosas nasales embriagandolo.

Sabía que no sentía amor por aquel omega ya que apenas lo conocía desde hace unos días, pero lo que sabía era que quería pasar más y más tiempo con él; deseaba verlo todo el tiempo, percibir su aroma y escuchar su voz de seda. Estaba enloqueciendo por él.

Velo del Destino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora