Capitulo 7

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Albert se dirigió a su habitación no sabía ciertamente que pensar, según los chicos ella se había enamorado de Allan, dio un suspiro abriendo la puerta de su habitación se dirigió a su cama  lleno de tristeza agarró su copa y la llenó nuevamente, 
—¿Princesa, así debe de ser? ¿ Debemos tomar  distintos caminos  por que me alejas de ti?
tomó su copa  dio un sorbo, una lágrima acarició su  rostro

Flashback...

—No, no por favor no quiero que me toques, no podemos seguir con estas demostraciones de cariño, es mejor que nos limitemos a cosas más prácticas o saludos más distantes; nos hará bien a los dos...

—¿Por que Princesa? ¿Te enamoraste de Allan? Si tu felicidad es el, yo dejo que seas feliz—
Albert pasó sus manos por sus cabellos poniéndose en pie, depósito la botella y la copa en su mesa de noche, agarró su Jacket necesitaba salir de ahí cerca de ella no podía pensar, su mundo no tenía sentido. Salió de su habitación cuando pasaba frente a la puerta  de Candy, se detuvo posando sus manos y su frente en la puerta, otra lágrima traicionera surcó su rostro,
—Candy, yo... te amó —
Se dirigió hacía la puerta de salida, esa noche no se quedaría en la mansión, ella le había pedido distancia y el siempre la complacería aunque fuera de esa manera que lo hería.
Se subió a su auto, mirando hacia la habitación de Candy, dijo:
—Hasta mañana princesa que duermas bien—
Arrancó rumbo al lugar donde había decidido pasar la noche.

  Candy tampoco dormía, daba vueltas de un extremo de su cama hacia otro extremo, —Dios que difícil, necesito hablar con él,  hubiera dejado que hablara, quiero escuchar que la ama para que mi alma descanse y poder dejarlo ir

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Candy tampoco dormía, daba vueltas de un extremo de su cama hacia otro extremo,
—Dios que difícil, necesito hablar con él, hubiera dejado que hablara, quiero escuchar que la ama para que mi alma descanse y poder dejarlo ir.

Se puso de pie buscando su bata iría a hablar con el, no sabía cómo empezar la conversación pero algo se le ocurriría.
Caminó sin hacer ruido por el pasillo hasta llegar a la habitación de Albert tocó pero no obtuvo respuesta
—Albert! Soy yo abre —  dijo es voz baja, nuevamente, agarró la cerradura se dio cuenta que no estaba bajo llave, decidió entrar.
—Albert!... lo llamó en la oscuridad sin tener respuesta alguna, llego hasta la cama de él, acariciando las sábanas esa habitación tenía su olor, tomó una de sus almohadas y la apretó contra su pecho, Albert no estaba ahí. ¿ Donde fuiste? Quedó un momento de pie ahí, observando hacia la mesa de noche vio una copa y una botella, agachó su su rostro y decidió regresar a su habitación depositando nuevamente la almohada en su lugar dijo:
—Buenas noches Príncipe de la
Colina—
Salió de ahí adolorida pues no lo había podido ver.

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—Papá Bienvenido! Te extrañé a mares, ven conmigo sentémonos aquí tengo excelentes noticias para ambos,

La mujer que domina mis sentidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora