6. "Ups"

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Me va a explotar la cabeza, lo juro.

Camino por el pasillo de mi ya no tan nuevo trabajo masajeando el puente de mi nariz, quiero ir a la cocina de la empresa. Tengo un dolor de cabeza intenso, puede que sea porque toda la noche me quedé estudiando las cosas que Kenji me dijo sobre mi trabajo, o porque Kiara se dispuso a no dormir y molestarme toda la noche, o tal vez porque Eirene vino a mi casa a media noche para contarme que se enamoró de alguien, o quizás el hecho de que hoy tampoco desayuné, o todo a la vez, no estoy seguro, pero sí estoy harto y solo llevo dos semanas y unos días aquí.

Miro la máquina que me robó dinero, está tan iluminada y llena, feliz de robar a las personas que quieren comer, hay botellas de agua, frituras, dulces y mis favoritas, las barras nutritivas, pero apuesto a que no me dará nada, solo le doy unas fuerte patadas y luego la zarandeo para que me regrese el dinero que me robó la última vez, y me suelta varios dulces y dos botellas de agua.

Ups.

Espero que no se haya roto. Me rectrato de todas las cosas malas que le dije, acaba de darme un buen botín, entre las opciones, meto algunos dulces en mis bolsillos, no sé por qué lo hago, no me gustan los dulces, creo que voy a regalarlos después.

—Vas a pagar eso ¿No? —me giro con mi botella de agua luciendo para nada sospechoso, veo al chico de pelo rizado que me presentó antes con Dora la exploradora, el cara bonita, ¿Cómo se llamaba? —Mateo —dice como si me estuviera leyendo la mente.

—Ya lo sabía —respondo como el chico frío que finjo ser. Se apoya en el marco de la puerta con brazo cruzados, quiere que arregle este desorden, por eso le doy un giro al tema —¿Qué pasó con la cocina de este lugar? Es necesario para los que no tienen tiempo de desayunar.

—Hubo un incendio hace un año —me sigue la corriente, bien —alguien dejó el gas abierto y otro se vino a fumar porque estaba prohibido y bueno, cuando tienes deseos tienes que cumplirlos, ya no fuma más, pero no tiene brazo ni media cara. Después de eso, arreglamos la cocina porque quedó destrozada, pero no había nadie que la utilizara y no podemos permitir que pase de nuevo permitiendo que cualquiera cocine lo que desee.

—¿Antes tenían algún personal a cargo de la cocina? —él niega con la cabeza —puedo hacer que este lugar cobre vida de nuevo, ¿Eres el de recursos humanos?.

—Sí, pero no se puede tocar nada de este lugar si la dirección general no lo permite —claro, debo pedirle permiso a la niña que es mi jefa. Destapo mi botella de agua y bebo un poco antes de continuar haciéndolo perder tiempo.

—No he visto a la jefa desde hace una semana.

—¿Jayden? Tuvo que viajar por negocios, pero está de vuelta, regresó algo enferma —agrega como dato de más que yo considero innecesario. Creo que debo buscar otra forma de verla si no quiero pagar esa cosa roba dinero que acabo de dañar, quise decir, que se arruinó sola.

—¿Hay probabilidad de que pueda verla? —curioseo terminando de beber todo el líquido que había en la botella de plástico que obviamente, voy a reciclar.

—No creo que quiera ver a alguien —afirma algo pensativo, no sé si creerle o no, pero a primera vista, no parece el tipo de chico que mentiría.

Lamentablemente, todos mienten.

Por detrás de él pasa la chica morena que siempre está con ella. La sigo e ignoro que Matthew (o cualquiera que sea su nombre) me llame por lo de esa máquina. Antes de llegar a ella, decido tomar otro camino para que no se note que la busco solo por mi jefa, quiero que parezca casualidad, justo pasaba Kenji y no le hablo desde lo que pasó hace unos tres o cuatro días, ya se me pasará, me toca darle la espalda y fingir que hablo para que no me note, cuando sigue de largo solo con darme una corta mirada, acelero el paso para alcanzar a mi objetivo.

Esperadamente InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora