CAPÍTULO 24

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NATHAN

El martes por la mañana salí disparado al trabajo luego de dejar a Avani y a James en sus respectivos lugares, hoy tenía un caso importante que atender y necesitaba disponer todo mi tiempo en la oficina para eso.

Estos meses mi trabajo había aumentado considerablemente, y mis estadísticas estaban más que bien, y sabía que se debía a la estabilidad que tenía en casa esperándome. Básicamente, ahora vivía en la casa Avani, toda mi ropa estaba allí y creo haber pisado como mucho dos veces mi apartamento en estos meses, y solo fue para recoger cosas. Todavía no quería vender mi apartamento, le tenía cariño, pero sabíamos que era derrochar dinero si no lo usaba.

Llegue a la oficina a las ocho y media de la mañana, aparque en el estacionamiento y me metí en el elevador. Mi móvil sonó en mi bolsillo haciéndome sacarlo para verlo, una foto de Avani, James y yo brillo en la pantalla, la habíamos tomado el primer día del kinder de James y estaba hermoso son su pequeño uniforme y mochilita.

Avani y yo teníamos miedo que James no se integre por completo al curso, si bien las clases habían empezado hacía unos meses, James no había tenido la edad suficiente y ahora que la tenía, no queríamos que se sienta desplazado de sus compañeros, pero él había vuelto el primer día parloteando sobre sus nuevos amigos, para luego caer rendido en la cama.

Le di en Ok a Aaron para que venga a la oficina para hablar de sus contratos y cuando las puertas de metal se abrieron, camine a paso apurado hacia mi oficina, salude a mi nueva secretaria con un asentimiento, por fin había podido remover a Hannah, y entre a mi oficina.

Al entrar vi a mi padre ocupar mi silla mirando hacia el ventanal que tenía

-¿Qué haces en mi oficina?—cuestione

-Buen día a ti también—hablo volteándose

-¿Qué haces en mi oficina?—repetí luego de cerrar la puerta

-Sabes...—apoyo sus codos sobre la madera del escritorio y unió sus manos—Me rompe las pelotas cuando alguien intenta sobrepasarse conmigo, creyéndose más inteligente que yo

-Bien por ti—conteste frío, los días de temerle al abusador habían terminado hacía muchos años

-Y todavía me molesta más si es un mocoso—rebatió

-Supe que te mudaste—comento manteniendo su postura—Tu conserje me lo comento

-No sé en qué te incumbe—respondí llevando mis manos a mis bolsillos—Y no sé que le haces preguntándole a mi conserje de mi vida

-Me incumbe porque para eso le pago—contesto serio

-¿Me espías?—cuestione incrédulo

-Ah, ya que sacas el tema—alzo una comisura malévolamente—Luego de que tu conserje advirtiera sobre tu mudanza, espere un tiempo, porque mi hijo me diría si hay un cambio en su vida ¿No es cierto?

Su tono amenazante me hizo saber que algo sabia e hizo que mis vellos se ericen

Me encogí de hombros como respuesta

-Te lo voy a preguntar una sola vez—advirtió—¿Hace cuanto me ves la cara de estúpido?

-No sé de qué hablas—mentí

Se paró y camino hacia mí hasta quedar frente a mi

-¿Seguro?—pregunto con tono amenazante

-Tu vida hace mucho tiempo dejo de importarme, no tengo que responder ante ti—conteste

Antes de ti [completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora